Mishima

Mishima

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Nouvelle cuisine de ingredientes intensos y naturales

David Carabén, de ascendencia catalano-holandesa, fue el alquimista de esta fructífera asociación creativo-musical, persona polifacética en sus propias palabras, de estas a las que les gusta indagar en diversos ámbitos a la vez, picando y asimilando para tener una nutrida visión global. Éste realizador de televisión aunó en su persona en torno a 1998 y en Barna bajo el literario nombre de Mishima a orfebres musicales como Oscar d’Aniello (cajas de ritmos, miembro de Facto Delafé y de su refundición), Dani Acedo (bajo, miembro de Vyvian y Estereotip), Marc Lloret (teclados, miembro de Felicidad Blanch), Christian Aloy (guitarras, miembro de Songstore). El propio Carabén, alma del grupo, se encargaría de la voz y las guitarras española y acústica. Junto a Christian y Marc formaban el núcleo duro de la aventura como fundadores del sello independiente The Rest is Silence, donde publicarían sus dos primeros trabajos. Después se uniría alrededor de 2003 también Dani Vega (guitarras, miembro de Ego:trip, Vyvian y Zahara) y ya en 2010 y por el difícil encaje de tiempos y espacio libre entre la riquísima paleta de proyectos y compromisos musicales de los miembros del grupo, se unirían los que habían defendido sus directos cuando las agendas se escurrían: Xavi Caparrós (bajo, miembro de The Linn Youki Project) y Alfons Serra (batería, miembro de Nisei) sustituyendo a Oscar d’Aniello y Dani Acedo respectivamente, igual que lo haría Vega respecto a Aloy.

Rulan primero una maqueta por diferentes circuitos y depués se tiran al trampolín cantando en inglés con un referente también literario «Lipstick Traces» (The Rest is Silence / Discmedi, 2000), que nos lleva a una obra de Greil Marcus que escarba la procreación del punk y que lo conecta con la Edad Media. «Huellas de Carmín» es una obra sorprendente que enamoró a propios y extraños en su momento, y que al recuperarla años después obliga a rendirse ante sus atributos y virtudes, ante su pericia en arreglos y producción. Preciosismos como «In the land of my dreams», «Younger», «Letter to Lo», «Scared» o «Covards» son dignas de ofrendas y sacrificios auditivos y culturales.

Mishima dibuja su recorrido decantándose, al igual que lo harían otras formaciones como Love of Lesbian, por el inglés, una elección que en los 90 era bastante común, y va dándose a conocer cuando tras tres años siguen haciendo giros con el polémico «The Fall of Public Man» (The Rest is Silence / Discmedi, 2003). Y digo polémico, porque por una parte de la crítica fue considerado como un batacazo respecto al anterior; no podemos suscribir esto, lo que pasa es que el disco en que Mishima pica más estilos, declinaciones y enfoques a veces opuestos, dando a veces la impresión de dar pasos erráticos o confusos. Un disco que merece más de una oportunidad con viajes sonoros cuidadísimos como «Dolor», «Beatiful drunk», «No tant», «Summertime» o «Jimmy Herf», entre otras. Aunque es verdad que acusa esa búsqueda, esa estación donde emprender camino adelante es el más rico en tonos, colores y florituras de producción.

Con «Trucar a Casa, Recollir les Fotos, Pagar la Multa» (Discmedi, 2005) Mishima tocan el cielo por segunda vez (ya lo hicieron con el primer LP). Una auténtica joya merecedora de podio y laureles del César; aunque pesa más el plantemiento, la inclinación por la conceptualización de la obra con cortes que se cogen de la mano y van intensificando su poder hipnótico y sus heridas. El abrazo al catalán, ayuda y mucho en la digestión y, por qué no, en la ternura en la autenticidad, igual que le ocurrió a Santi Balmes con el castellano; trazos como «Cert, clar i breu», «L’estrany», «Em dius adeu», «Una vida tranquila» o «Sant Pere» deberían crear escuela pop, indie, folk, y de sentida cançó retrobada. Este trabajo les abre aún más las puertas territorialmente sobretodo en las regiones que mastican la lengua catalana, y vuelca a los medios y críticos sobre su preciosista aura que ya profetizaban sobre ellos. Todo en este disco está muy cuidado, muy medido a su intención y visión holística de lo que debía inducir este viaje musical que deja exangüe, excitado, ansioso, comprendido, acompañado en este tour de force que es la vida.

Aunque no se ha mencionado aún, cabe destacar que los críticos se han devanado los sesos respecto a con quien emparentarles. Carabén siempre se sonroja diciendo que sí ha oído y disfrutado de esos conjuntos pero cree que se exagera esa genética. Hay apuntes o destellos de The Magnetic Fields, The Divine Comedy, Arab Strap, The Go Betweens, Pale Fountains, Baby Bird o Echo & The Bunnymen, aunque en particular diría que el grupo ha tenido muy presente en sus producciones y arreglos al señor Phil Spector, o en rugosidades y emolumentos a locuras como The Velvet Underground para a veces abrazarse en orfebrerías artesanales o intimidades en uno de los genios vivos de la música, el coronado Mozart del pop Brian Wilson y sus milagros sonoros con los chicos de la playa. Pero si por algo Mishima es hoy lo que es, es por su autenticidad.

«Set Tota la Vida» (Sinnamon, 2007) es una obra maestra, un regalo para la mente y los oídos, una invitación a la positividad y al alarido de la tristeza. Abanderar la fragilidad es, a qué dudarlo, el único triunfo posible. Y esto es lo que hace esta valiente alquimia que mirando de reojo el anterior golpea metales, silbidos, panderetas y versos tensos en un auténtica jam de atrevimiento, valor y belleza, silbando todas las graduaciones posibles. Clásico que con sus ya clásicos: «La tarde esclata», «Neix el món dintre l’ull», «Qui n’ha begut», «El temple», «Llavors tu simplement», «Em deuria enamorar», te sacuden en una espiral muy bien engarzada y magnáninamente interpretada, a conciencia, a fuego. Un disco que les llevó a una ingente popularidad.

Con esta tramuntana de escaladas defienden y amplian los prismas de sus dos trabajos, repartiéndose en pequeños conciertos o indianos festivales por todo el territorio español hasta que llega con algo de retraso, pero llega, su siguiente trabajo, el conciso y límpido «Ordre i Aventura» (Sones, 2010), que aunque pueda llevar a engaño, sigue su sempiterno cambio de sentido, marca de agua de su trayectoria, hacia una médula verdaderamente soul y con unas letras más espirituales que líricas, como se empecinan en apuntar algunas revistas especializadas. Su obsesión por la condensación y estilización nos regala pequeñas joyas incasdencentes como «Guspira, estel o carícia», «Tornarás a tremolar», la spectoriana y tremebunda «Tot torna a començar», o la exquisita «Deixa’m creure». Otro podium, otra meta, otra lluvia de caramelos cuidadosamente envueltos con unos arreglos trazados con aguja de marfil.

El 6 de marzo de 2011 actúan en el Palau de la Música Catalana de Barcelona con todas la localidades agotadas. Este hito marca un punto y aparte dorado en la carrera de la formación, que decide rememorar aquella noche editando «Palau» (Sones, 2011). Una caja que incluye el DVD del concierto -grabado por TV3, con las colaboraciones de Laetitia Sadier (Stereolab), Elvira Jiménez y Espaldamaceta– con contenido extra, y los dos últimos trabajos de la banda: «Set Tota la Vida» (Sinnamon, 2007) y «Ordre i Aventura» (Sones, 2010).

Tras la autofagocitación de «Palau» (Sones, 2011), donde recopilaban sus discos más conseguidos y documentaban la canallesca de sus directos, los Mishima pronto andaban sumergidos en una nueva aventura literario-discográfica, en el directo habían dejado dos pistas de lo que nos depararía el futuro: la versión-adaptación de «Il n’y a pas d’amor heureux» ( Aragon / Brassens ) y la truculenta «No obeïr«. Tomando como título el poema de Louis Aragon y usando como gancho la compartida y asequible «L’última ressaca» detrás del dibujo de Isolda bebiendo la pócima envenenada, Mishima empezaban a deletrear una álbum que tenia visos de ganador desde el principio. «L’amor Feliç» (Sones, 2012) es ese disco de repostaje donde Carabén declara inconscientemente su debilidad por su hijo más celestial («Set Tota la Vida») en canciones abrasadoramente dolorosas, locas, bellas y divertidas ahi están: «La vella ferida«, «Els vespres verds«, «Rilke«, «Ossos dins d’una caixa» o «Ningú m’espera«, en el que finalmente abandonan esa obsesión por la inmediatez y celeridad de su disco anterior pero continúan con esos contundentes redobles, una rabia guitarrera y por un especial mimo a las partes instrumentales en canciones como «Els crits» o «No obeïr«.

Aquí la opulencia lírico-poética no es sólo por préstamo, sino que Carabén hace gala de ese estadio de misterio y confusión donde las interpretaciones son múltiples en pequeñas gemas como «Ull salvatge» o «El que em van dir«. Así pues una estación de servicio, una última resaca de todo lo que han sido y suaves inquietudes de lo que serán. Transición e inteligencia, amor y desesperación y preguntas que no quieren ya respuesta en un cofre etílico ambiguo pero reconciliador.

En 2014 llega «L’ànsia que Cura» (Warner / The Rest Is Silence, 2014). Grabado en enero de 2014 en Black Box Studio en la región de Anjou cerca del valle del Loira (Francia) con la participación del ingeniero de sonido y productor alemán Peter Deimel (The Kills, Anna Calvi, The Last Shadow Puppets, dEUS). Según sus propias palabras, se trata de «una obra luminosa y contundente, con la banda sonando como nunca al servicio de unas letras que, muy sutilmente o de manera directa, giran en torno al concepto de paraíso».

Y así siguen con algunos cambios en sus filas, recogiendo reconocimiento y fieles seguidores entusiastas que carraspean todas sus canciones, ofreciendo terremotos de conciertos donde traen todo su material al nuevo enfoque del último disco, con una contundencia y sincronización que deja a la crítica siempre obnubilada por su nouvelle cuisine de ingredientes intensos y naturales, ordenando la aventura, poniendo sed a la vida, llamando a casa cuando se puede, recogiendo fotos de una difícil escalada y pagando multas de júbilo y vítores hasta que su hombre público caiga y todas las marcas de carmín de una creación gloriosa sean borradas.

Álbumes:

Larga duración:

L'ànsia que Cura

2014

anuncian su nuevo trabajo como «una obra luminosa y contundente, con la banda sonando como nunca al servicio de unas...

L'amor Feliç

2012

Aquí podemos aullar ya sin limitaciones ni medidas en nuestros sentidos, la retrospectiva retroalimentada de «L’amor Feliç» (Sones, 2012) peca...

Palau

2011

El 6 de marzo de 2011, actuaron en el Palau de la Música Catalana de Barcelona con todas la localidades...

Ordre i Aventura

2010

Existe un sector de la crítica de este país que se obsesiona con ser una especie de predictor ansioso de...

Set Tota la Vida

2007

Es muy difícil que catorce cortes puedan aumentar la gloria y el prestigio de una verdadera obra maestra del pop...

Trucar a Casa. Recollir les Fotos Pagar la Multa.

2005

Seré claro. Éste es mi disco favorito de los catalanes. Muchas veces tus preferencias no siempre coinciden con lo que...

The Fall of Public Man

2003

He de confesar que este trabajo es el que más me intrigaba de todos los que conforman la discografía de ,...

Lipstick Traces

2000

A todos los que nos apasionamos con  gracias al nos cuesta dar marcha atrás a sus trabajos anglosajones. Sí, nos flipa...

Corta duración:
No existen álbumes de corta duración relacionados a este grupo.
Recopilatorios y directos:

Beginning i Inicis

2010

Viendo que la aventura tomaba forma de flecha, la productora Discmedi Blau decidió desempolvar del cajón estas joyas tan maltratadas...

Reediciones:
No existen álbumes de reediciones relacionados a este grupo.

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