Menchu era una joven ourensana que creció en una familia que siempre sintió adoración por la música, “Fernández Bordas, el famoso violinista que tiene hoy una calle en Ourense, fue familiar mío. Mi bisabuelo que era delegado de Hacienda en Tarragona dirigía allí una polifónica. Mi abuela, mi madre y mis tías cantaban en coros. Todos en mi familia se dedicaban a la música, aunque también a otras cosas. Eran médicos, abogados… pero todos tenían como segunda carrera la música. Todos la estudiaban desde pequeños” comenta Menchu.
De jovencita se inicia en el coro del colegio de monjas Santo Domingo, “de aquella las monjas te ponían a cantar porque se hacían muchos festivales benéficos, especialmente en Navidad”. Conforme va creciendo su pasión por la música va en aumento, formando el cuarteto Voces Meigas en el año 59, “lo montamos con dos chicos de la Coral de RuadaAñade este contenido, Moncho y Lito, y un amigo de Coruña llamado Luis María, que era abogado de sindicatos y tocaba muy bien la guitarra. La Orquesta Auria nos orquestaba las canciones y sonábamos muy bien, en la línea de Los Cinco Latinos. La idea era participar en el gran festival de Navidad que se celebraba en el teatro. No cobrábamos, participábamos en festivales benéficos. Era todo por afición”. El caso es que Voces Meigas se enteran que hay un concurso musical organizado por Radio Madrid y deciden participar, “era un concurso nacional. Fuimos a Madrid a cantar, y lo hicimos en directo en el teatrillo de la radio, con público y todo. Después la gente votaba las canciones por toda España. El caso es que ganamos. Tras el éxito obtenido tenemos ofertas para grabar y cantar, pero como era todo por afición, volvimos a Ourense y nos desentendimos. Poco después lo dejamos”.
Más adelante, en el año 62, tras estudiar en el conservatorio solfeo, piano y canto, Menchu tiene la oportunidad de participar en el IV Festival de la Canción de Benidorm. “Fue por afición. Conocía a uno de los gerifaltes del festival, que era amigo de la familia, y me insistía en que tenía que ir. El problema era que en casa no me dejaban, no estaba bien visto que una mujer anduviese por ahí sola actuando. Consigo convencerlos, pero me dicen ‘vas a Benidorm, te vuelves y se acabó, después nos volvemos a Ourense’. Era muy jovencita, Raphael y yo éramos los intérpretes más jóvenes ese año en Benidorm, los dos de la misma edad” explica Menchu. “Fueron tres meses de estancia en Madrid ensayando las canciones preseleccionadas para participar en el festival. El pública votaba y se iban eliminando canciones”.
En la edición anterior del festival, la tercera, se había producido una importante polémica, puesto que la organización recibe una carta anónima escrita por varios autores que se quejan de que el locutor Raúl Matas forme parte del jurado calificador, ya que guarda una estrecha amistad con un compositor asiduo al festival, Augusto Algueró. También se producen quejas con respecto a las deficiencias que presenta el recinto en el que se celebra el festival, el Manila Park.
En la cuarta edición se producen cambios en el festival, motivados por las quejas y polémicas del año anterior. Se produce un traslado a la Plaza de Toros, abandonando el Manila Park; se introducen modificaciones a la hora de seleccionar las canciones finalistas y se implanta la modalidad de interpretar las canciones en doble versión: rítmica y melódica.
Si por algo pasa a la historia esa cuarta edición es por el éxito alcanzado por el joven Rafael Matos, que desde ese momento inicia una meteórica carrera con el nombre artístico de Raphael. Él consiguió que la canción “Llevan”, compuesta por Ángel Martínez Llorente y Armando Reguero, obtuviera el primer premio (es importante señalar que se ofrecieron dos versiones del mismo tema, defendiendo la otra versión la cantante cubana Margarita Cantero). Además obtuvo a título personal el primer premio al mejor intérprete, dotado con 50.000 pesetas.
El segundo puesto es para “Quisiera” de Barajas y De León, canción interpretada por Raphael y Los Brujos; el tercero para “Cada cual” de Sellés y Portolés, defendida por Raphael; y el cuarto puesto para “Alba de amor” de Portolés y Sánchez García, canción que interpreta Menchu… “Esa canción era muy compleja. Muy complicada su interpretación y armonías, de hecho fui yo la única que la grabé” explica. Se trata de un bolero que refleja un amor que nace bajo la luz de la luna: “En la noche / de brillante luna llena / crecen ilusiones del gran amor / de nuestro amor / y en el cielo / dos nuevas estrellas / cambian silenciosas fulgores / somos tú y yo”.
El festival termina con un brillante fin de fiesta con Marisol, Milva, Los Cinco Latinos, el Dúo Dinámico y Monna Bell, cantante chilena que había sido la ganadora del primer festival de Benidorm en el año 59 con la canción “Un telegrama”.
Tras su participación en Benidorm, el sello Hispavox se fija en ella, y le ofrece un contrato discográfico, “me hicieron un contrato por el cual tenía que grabar mínimo tres discos al año. Yo grabé el primero, me vine para Ourense y lo dejé todo, porque en casa no me dejaban”. Ese único disco que graba Menchu es el EP con cuatro canciones “Menchu: IV Festival Español de la Canción Benidorm 1962” (Hispavox, 1962). Esas cuatro canciones son las cuatro premiadas en la edición del festival: “Llevan”, “Quisiera”, “Cada cual” y “Alba de amor”.
Es curioso, porque los también gallegos Los Españoles, graban exactamente el mismo EP con las cuatro canciones premiadas en Benidorm, “Los 4 Primeros Premios de Benidorm 1962” (Polydor, 1962)Añade este contenido.
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