En pleno apogeo del folk femenino en España se pueden pasar por alto cosas que valen la pena. Es normal que entre la pereza en ocasiones. Pero es imperdonable dejar escapar la propuesta de Marina Gallardo.
Justo un año antes del fenómeno Russian Red estallase, la portuense de veintitrés editaba de la mano del exquisito sello Foehn un no menos exquisito «Working to Speak» (Foehn, 2007), con todo el buenhacer de Paco Loco a los mandos, el aval y colaboración de Remate, y, sobre todo, con toda la madurez y talento de Marina. Un álbum heteregéneo, a veces crudo, a veces delicado, que hace que la estudiante de Filosofía en Sevilla sea comparada con otras musas foráneas, como Cat Power o Beth Gibbons, y que significa un distanciamiento con el mismo fenómeno que se está fraguando en esos momentos dentro de nuestras fronteras.
Marina, quien bromea asegurando que le han llegado a comparar con artistas que ni conoce, y reconoce como principales influencias «el curso de la vida, la memoria, los animales, el whisky, los colocones, los amigos, los no amigos, el insomnio, el miedo y el amor», se mantiene en un segundo plano, sin montar demasiada escandalera, pero progresando poco a poco en su carrera artística. Así, en 2009, participa en el Monkey Week, un encuentro dirigido tanto a profesionales del sector como a público en general celebrado en El Puerto de Santa María.
«La vida se define así, no quiero cerrar puertas, prefiero experimentar con estructuras, enriquecer mi estilo». Con esta premisa como punto de partida ya en 2010, aparece «Some Monsters Die and Others Return» (Foehn, 2010), con la co-producción de Paco Loco y con Nacho García (teclados, bajo) y Pepe Benítez (percusión), pertenecientes a su banda en directo junto a Isidro Lucuix (bajo), echando una mano en el estudio.
Dos años después llega su tercera entrega: «This is the Sound» (Foehn, 2012), en él Marina muestra una gran madurez sonora y una sensibilidad a flor de piel que continúa siendo una de sus señas de identidad. Su figura está más cerca de Lisa Germano y Cat Power.
El título del disco se muestra concluyente, muestra seguridad y confianza en su proyecto. Realmente se trata de una frase del corte «Going to die«. Marina ha comentado en distintas entrevistas que se siente cómoda con la voz, a gusto con el material que está grabando y orgullosa a nivel compositivo. Considera que antes las canciones no eran tan redondas, eran más «como miniaturas«.
Lejos de la fácil empatía, la de Marina es una propuesta interesante digna a seguir la pista.
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