Algo no termina de quedar claro respecto a Lupers. Son un grupo de amigos y parientes de Santander de los que únicamente Pablo tenía algo de experiencia por haber militado en Mamawatu y Universo Pásmico. Metidos en un proyecto como el de una banda a una edad algo tardía, 30 años, tampoco parecen responder a primera vista a la imagen típica que uno espera de un grupo que hace música dura. Y el caso es que es precisamente a eso a lo que se dedican, y no lo hacen nada mal. Entrevistados por El Diario Montañés reconocían que los inicios de la banda tienen mucho que ver con el hecho de haber estado rodeado desde los 15 años por gente que de una u otra forma estaba involucrada en algún grupo musical. Ellos no, hasta mucho después, por el año 2011, no encontraron el momento ni las ganas de pensar en hacer algo similar.
Pablo a la guitarra solista, Kiko al bajo, Isra a la guitarra rítmica, Bruno a la batería y en primera línea, agarradas a los micros Miguela y Van. Y para el nombre deciden adoptar el que les asignó un compañero de local de ensayo en sus primeros días. Dedicados al principio a hacer versiones sin parar con las que empezar a coger alguna destreza con los instrumentos, la banda se fajaba con las partes más fáciles que repetían una y otra vez: “Podíamos estar haciendo un ritmo y tres notas durante diez minutos. Eso sí, la motivada iba in crescendo”. Semejante rutina llevó al componente del otro grupo con el que compartían local a estallar un día espetándoles: “¡Joder, qué pesados sois con los putos loops! Desde hoy os voy a llamar los Loopers”. El caso es que les gustó y españolizaron algo el término. “Así que fue una imposición por repetición”, nos dicen.
No pasó demasiado tiempo antes de que se lanzaran a grabar: seis meses en concreto. “Para dejar constancia del despropósito que nos habíamos planteado”, manifiestan. Querían dejar algo registrado «antes de aprender«. Fueron a los Drive Division Estudios de Alex Pis en Santander y grabaron en directo salvo las voces. En un par de fines de semana quedó listo el material que compondría “Lupers” (Autoproducido, 2011).
Casi una decena de temas en los que la crudeza típica de un trabajo de debut juega en favor de mostrar su música sucia y dura, a la vez que en los momentos más luminosos, Miguela y Van y gran dosis de irreverencia hace pensar en Aerolíneas Federales. Versión de Misfits, una gamberrada a costa del accidente de la central nuclear de Fukushima (como ya hicieran La Banda Sin Futuro con “Harrisburg”) y cierto primitivismo en las letras de las canciones más duras completaron la entrega.
No parecen un grupo de punk. Probablemente por ello y por su manera desenfadada de afrontar la música, especifican que realmente hacen “punk malo, hardcore desenfadado”. Disfrutan de la libertad de quienes quieren disfrutar, y por tanto no tienen problema en mostrarse espontáneos.
Fueron Bruno y Kiko quienes empezaron juntándose a tocar y empezaron a congregar al resto a su alrededor. En concreto, las dos chicas, confiesan que se les unieron porque iban a cantar, gritar con ellos y hacer el gamberro. “Es una manera de pasarlo bien. Acompañar a los chicos y tomar unas cervezas” decía Van cuando le preguntaban por las motivaciones que les llevaban a tocar en Lupers. Miguela de hecho, en la misma entrevista ante las cámaras, reconocía su sorpresa ante el aprecio de los demás para con lo que hacen, ya que lo ven algo natural y sencillo que hacen para divertirse. “Ponemos empeño para que suenen bien las cosas que hacemos”, pero priman sentirse a gusto.
Reconocen tirar mucho de humor absurdo a la hora de componer las historias de sus canciones. Respecto a la fuente de inspiración nos responden: “Cualquier tontería que esté a mano. Y si no es una tontería ya nos encargamos nosotros de mongonizarla”
Lagartija Nick, Minor Threat, Guadalupe Plata o NOFX, la lista de bandas con la que dice cada uno disfrutar es además lo suficientemente heterogéneo para no poder adscribirlos a género alguno en especial. Tampoco se llega a ningún tipo de acuerdo cuando responden al tipo de música que prefieren: soul, punk-rock, hardcore, grunge…
Para su segunda entrega esperaron algo más: año y medio después del primero. Fueron de nuevo a grabar a Drive Sessions y en similares condiciones a la sesión para el anterior facturaron una quincena de canciones para un nuevo álbum. Disco que igual que en la ocasión anterior dejaron sin un título específico “Lupers” (Autoproducido, 2012).
Pocas concesiones a canciones en las que explotar eltirón simpático de las dos chicas al micro. Más bien se exige de ellas tensión y crudeza. Cuando canta alguno de ellos, Bruno o Kiko, tampoco se suavizan las maneras. Versión de Dead Kennedys en este caso; escogen el “California uber alles” para convertirla en un alegato con más carga política de la habitual en sus canciones.
Sus directos reflejan carácter desenfadado. “Todo es espontáneo. Todos los temas los cerramos en pocos días (…) Es nuestra manera de ser”, dice Pablo. Por el momento la mayoría de sus actuaciones han tenido lugar en escenarios de la capital cántabra o alrededores, como su participación en el Apple Pop en Villaviciosa (Asturias) en junio de 2013. Allí se alzaron con el VI Concurso de maquetas por delante de la banda local Pin Carter y los gijonenses True Sight. Un poco antes, en marzo, habían tocado en un evento ramoniano junto a Fast Food y Pantones. También han tocado con Los Toreros Muertos, aunque confiesan no haber podido interaccionar demasiado con los de Carbonell en aquella ocasión.
Además de haber salido en numerosos medios de prensa de ámbito local, Lupers ha aparecido en un par de ocasiones en Radio 3 en el programa «Capitán Demo», donde gustó su tema «Apestas» del segundo disco.
En septiembre de 2013 registraron un directo en el Drive Division, dejando claro ante la cámara precisamente a qué se refieren a mostrarse naturales tocando. La misma experiencia vivirían The Government poco después, con los que probablemente compartieron poco después sello discográfico, ya que Folc Records mostró interés por el nuevo material de los cántabros: diez temas que lograron editar en un 7″: «9» «(Folc, 2014). Habían grabado en septiembre de 2013 en los estudios Drive Division y decidieron probar con el formato de vinilo. En el nuevo disco proponen el mismo desparpajo con el que parecen desahogarse. Punk no tanto en la estética como en las burradas que componen. Canciones que no dudan en aprovechar la baza de las dos voces femeninas y que aventuran en un par de cortes las posibilidades para un futuro próximo en el que prefieran sofisticar un poco más su música.
Ídolos del Extrarradio, The Pulsebeats… son bandas paisanas y amigas con las que se desenvuelven normalmente. Con estos últimos de hecho visitaron Madrid a comienzos de 2014. Luego marcharon a Oviedo con Noam y de vuelta a Santander con Los Carniceros del Norte.
Para 2015 el grupo presenta un nuevo trabajo: «Lupers» (Folc, 2015), al que nuevamente se niegan a bautizar pero que quedará marcado para la posteridad por su logradísimo diseño. Y es que su nuevo CD llega al oyente envuelto en papel aluminio, tiene aspecto de pan de sandwich con mostaza y el propio disco parece una loncha de mortadela. Para los títulos de las canciones, servilleta con el logo del sello y escritura a rotulador. Amparados ya de seguido bajo el paraguas de Folc Records, los Lupers siguen haciendo de las suyas: punk gamberro, duro e intrascendente salvo en contadas ocasiones en las que saben ponerse críticos como el que más.
Para su siguiente trabajo cuentan con la participación de Greasy & Grizzly, otra banda cántabra de la que los miembros de Lupers eran ya fans antes de decidir embarcarse en aventura musical alguna: «Después montamos Lupers y luego ellos se hicieron fans nuestros» bromea Vanesa. Había ganas desde hacía tiempo de hacer algo juntos, no se encontraba el momento de poder participar en algo conjunto. Cuando se ven con material suficiente se plantea la posibilidad de editar un disco compartido. Lupers son los primeros en pasar por Drive Division Studios, en febrero de 2017. Por su parte Greasy & Grizzly grabaron sus temas en Guitar Town Recording en verano de ese año, en julio concretamente.
El resultado fue «Lupers vs Greasy & Grizzly» (Folc / Mutta / Guitar Town / Drive Division, 2017), un combate entre las dos bandas que se reservan una cara del vinilo para cada una. La portada muestra a dos púgiles enfrentándose a puñetazos, uno con una cara de oso (caso de Greasy & Grizzly) y de wombat (caso de Lupers), un marsupial australiano al que le habían dedicado precisamente una de las canciones recién grabadas. Las razones para fijarse en este animal en concreto las explica Vanesa: «No hace nada, sólo comer y dormir. En Australia las mujeres llaman a los hombres wombat, cuando son unos vagos«.
La actividad del grupo se vería ligeramente trastocada por la marcha, por dos años, de Kiko y Miguela a Chile. Para cubrir la baja del bajista en los conciertos que le van saliendo, cuentan incialmente con la ayuda de Alex Pis, que se encarga tanto del bajo como de hacer coros, pero la sustitución interina no dura demasiado por los compromisos del músico y técnico de sonido con sus propios proyectos.
Es así que recurren a Chuchi, al que, según cuentan los mismos componentes de Lupers, encontró Bruno tocando el bajo en un container de la basura.
El 28 de abril de 2018, y en un ejercicio de liberación de energía y rabia contenida tras el desarrollo del proceso judicial posterior a la agresión sexual cometida por la infausta Manada en los San Fermines de 2016, graban en su local de ensayo, rodeados de amigos, el tema «NO es NO». En apenas medio minuto dejan constancia de su repulsa al episodio un grito desgarrado de medio minuto en el que amenazan a todos los violadores de «arrancarles las pollas«. En su elaboración contaron con las voces que Kiko y Miguela habían mandado por audio.
De manera telemática tuvieron que funcionar también con la que terminó siendo la siguiente entrega. La pareja en el exilio chileno compuso el tema «Frutillos» que registraron de manera rupestre y artesanal con el móvil. Enviado al resto del grupo en Santander, estos trabajaron la estructura de la canción, grabándola en los estudios Drive Division, junto con otros tres. Una vez en manos de Kiko y Miguela, estos buscaron un estudio en un centro juvenil, donde registraron las voces.
Con todo este material, grabado a pesar de las distancias transatlánticas, se prepara «11324» (Family Spree, 2019), un EP con cuatro canciones en las que los cántabros vuelven a sorprender por la versatilidad para tocar palos y texturas diferentes. Presentado con diseño gráfico, de nuevo sobresaliente, a partir de la distancia que separa Chile con Santander y que el mono saltador trata de ir cubriendo, como cuenta la leyenda, brincando de madera en madera.
Una vez que volvieron Kiko y Miguela a España, Chuchi dejó el bajo al primero, quedando él como un segundo guitarra. Quienes contrajeron matrimonio en el seno del grupo el 20 de julio de 2019 fuero Bruno y Van. Para celebrarlo se organiza una edición especial del Mongolfest en el que tocan los mismos Lupers acompañados de Sudor e Ídolos del Extrarradio.
El año lo terminan con actuaciones en El Tubo de Barakaldo el día 20 de septiembre (un concierto para el que Kiko no pudo disponer de su bajo en punta de flecha porque se le rompió transportándolo), el Infest un día después en Santander, donde repiten el 19 de diciembre en el New de la capital cántabra con Finale.
2020 lo empezaron inusitadamente activos. Por un lado, el día 25 de enero participan en el Festival Made in Cantabria, pero, sobre todo, entran a grabar nuevo material. Amigos del juego de las versiones, de «mongolizar» como ellos dicen, originales de canciones que les gustan, se proponen facturar un nuevo disco con una media docena de canciones. Aunque «La Parte de Atrás» (Autoproducido, 2020) no vería la luz en formato físico, sirve como buena muestra de lo mucho que se pueden llegar a divertir «luperizando» temas. Variedad en la selección e ingenio en la transformación de las letras.
Aunque también se grabó en la misma sesión, la banda no incluyó en el mismo pack la versión que hicieron del tema de la película La Vida de Brian (1979) «Always Look at the Bright Side of Life» (donde prefieren hablar de Death) de los británicos Monty Python. Se dió la casualidad de que al día siguiente de subirlo a su bandcamp, falleciera uno de sus componentes, Terry Jones.
La presentación de los nuevos temas se produce ya con el fantasma del coronavirus acechando con fuerza. Tocan en la sala Niagara de Santander el día 6 de marzo con Thee Blind Crows, completando el repertorio con una selección de la lista de versiones que alguna vez han hecho a lo largo de su trayectoria.
Eso sí, el confinamiento que vino después no dejó mucho margen de maniobra. Es cierto que logran tocar el 18 de octubre en el Festival Artecturas, pero el resto, en lo que a actividad musical se refiere, se limita a los esfuerzos por mantener el espíritu alto entre las bandas de Cantabria en lo que duraba la reclusión. Empleando como soporte de transmisión las redes sociales y empleando como formato el videoclip, una serie de grupos decide jugar a versionearse entre ellos. Lupers acomete «La bajada del Caleruco», una versión de «Las escaleras» del grupo Asma. Por otro lado, el sello Family Spree Records propone un cruce similar de versiones entre bandas para luego editar el disco «Bigger Fuckin’ Family Party» (Family Spree, 2020). Ellos se encargaron de «Eres idiota» de Los Retumbes, mientras Los Amazonas transformaron el «Trump» del sexteto en «Abascal». Bajo el genérico título de Dos Temas que no Son Nuestros pero También Molan Lupers puso en bandcamp sus dos composiciones.
Pero no acabaron allí los devaneos del grupo con la cuestión de las versiones, porque reciben, junto a una veintena larga más de bandas, la invitación del sello Family Spree para participar en el recopilatorio «Kong’n’roll 26 Rock’n’roll Bands Tribute to the Sitges Horror Film Festival» (Family Spree, 2022), un complemento musical al libro que escribe Pacus González Centeno, «Tres Piezas para el Asesino: Jazz, Rock y Electrónica en el Cine Criminal y de Terror» (Hermenaute, 2021). El doble vinilo pretendía completar versiones de algunos de los temas que aparecen mencionados en el texto. Lupers contribuyó con el tema «The Sore Losers» del grupo The Royal Pendletones, que ellos bautizaron «Tienes Gusa».
La vuelta a la actividad tras el final del parón provocado por la pandemia se acompaña con una triste noticia: Lupers decide dejarlo. Kiko indica las razones: «Ojalá tuviésemos una historia super guapa que contar, pero se puede resumir en que cada vez es más difícil coincidir seis amigos el mismo día a la misma hora para tomar unas cervezas y dar rienda suelta a nuestro espíritu mongolo».
En el que se convierte pues en su trabajo de despedida, Lupers contraatacan con la edición de «Adiós» (Family Spree, 2022), un disco que vuelve a sorprender por su frescura y variedad: Lupers son capaces de sin forzar artificialmente su manera de hacer música, explorar diferentes registros: pueden sonar a Accidente, hacer una versión de Black Flag (transforman el «Six Pack» en un hilarante «Siesta»), adoptar aires crudos como WebelossAñade este contenido, lograr buenos momentos de synthpunk, mostrar maneras de punk pop, sonar oscuros… Todo ello sin dejar de conjugar contundencia con irreverencia: declaran seguir sin saber tocar. El disco lo preparan en febrero de 2021 asistidos por Alex Pis en la grabación, mezclas y masterización.
Lupers ponen punto y final con una actuación en Santander el 3 de diciembre, otra en Madrid el 19 de febrero en la Fun House y el 12 de marzo en Vitoria.
Eso sí, como no podía ser de otra manera, se van con un halo de misterio: la filtración de que se está elaborando un documental sobre los comienzos de la banda.
Se cerraba así una trayectoria marcada por la misma fórmula, espontaneidad a raudales en conciertos y discos, para lograr el que confesaban era su objetivo principal: “Conquistar el mundo”. Y no está claro si fue el mundo lo que conquistaron, pero seguro que se lo pasaron bien en el intento.
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