Lume es el proyecto personal del ferrolano afincado en Madrid Eloy Platas. Desde adolescente ha estado en multitud de proyectos: Mar de CristalAñade este contenido, Propaganda TresAñade este contenido, PtchwrkAñade este contenido, AbandonAñade este contenido… Aunque actualmente está centrado en tres proyectos: «Actualmente estoy centrado en tres proyectos, que son tres facetas de lo que hago: Amodo, Lume y la electrónica más experimental o distinta que hago bajo mi propio nombre«.
Con Amodo se centra en una electrónica que define como “Slow Burning Time Travel Music”… “Música para escuchar, para transportarte a otros lugares, a otros pasajes mentales, realizada de forma lenta en yuxtaposición al stress de la vida moderna y la cultura de la inmediatez. Música basada en el tiempo y la dinámica. Puro escapismo pero con un claro mensaje que intento plasmar en cada tema”.
Lume es tradición musical gallega en pleno siglo XXI. Un acercamiento a la música tradicional gallega desde la heterodoxia. Una asociación de folk, noise, electrónica oscura y tintes industriales. Todo comienza en el 2016: “Aunque llevaba ya un tiempo rumiándolo, Lume nace en mayo del 2016 en el Fua Chaval Fest, en Madrid. Había ya finiquitado mi anterior proyecto (Propaganda Tres) y surgió la posibilidad de actuar en ese festival, así que prácticamente de un día para otro monté un par de temas que tenía en mente e improvisé el concierto. Y funcionó. Todos los temas fueron evolucionando a través de los sucesivos conciertos que hice en 2016 y 2017, muchos de ellos a partir de improvisaciones.
No quiero que suene raro ni pretencioso, pero el detonante fue un momento en que me planteé si estaba haciendo música realmente mía o si simplemente estaba copiando cánones ajenos. Así que Lume surge de la necesidad de hacer música realmente propia, honesta, coherente con la trayectoria que llevaba y conmigo mismo. Estaba harto de las influencias anglosajonas (que al final acabé aceptando), de la invasión cultural que sufrimos desde hace un siglo, del oscurantismo e imaginería tétrica que se asocia y genera la escena noise, de hacer refritos y fórmulas mil veces realizadas y de un millón de cosas más. Además también me atraía mucho el ambiente atávico de bandas como los sevillanos Orthodox y siempre he sido muy fan de Hedningarna y proyectos similares. Le di muchas vueltas, pero al final la respuesta estaba delante de mí: la música gallega, la música que conozco desde siempre. Las canciones que me enseñó mi abuela, las que cantaba mi bisabuela, las que canta mi madre. Las que todos conocemos. Pero interpretadas a mi modo, de forma contemporánea, y con la instrumentación que ya estaba usando. No importa que las composiciones sean ajenas, importa el cómo las ejecutas y la visión que les das, así que aunque con el tiempo incorporé temas míos, decidí basarme en temas populares que llevan siendo cantados varias generaciones. Total, jamás iba a poder componer nada mejor ni más sólido que esas canciones y era la forma de seguir esa tradición”.
Eloy elige Lume para bautizar el proyecto, “el fuego calienta y el calor es vida, pero también destruye todo a su paso, y para poder construir hay que destruir. Es bello y terrible a la vez. El fuego nos remonta y conecta con el pasado, pero a la vez arde en el momento actual. Nos ilumina en la oscuridad pero a la vez no lo puedes tocar porque quema. Es fácil de crear y difícil de controlar y en la actualidad está prohibido hacerlo en prácticamente todos los sitios, es peligroso.
Por otro lado, viví con bastante intensidad el revival celta que hubo en Galicia a mediadios/finales de los 90. No hubo festival al que no asistí al menos una vez: Ortigueira, Moroñó, Pardiñas, Intercéltico, Herba e Son, Moeche, etc. Mogollón. Fue una burbuja musical maravillosa, y el grito de guerra en todos ellos no era “Oh, yeah!”, era “luuuuuuuuume!!!”. Es el grito gallego de ánimo, de fuerza, de conexión, de hermandad. Y es nuestro, no lo importamos de ningún lado porque en realidad no nos hace falta importar nada. ¡¡¡¡Lume!!!!”.
Para definir el sonido habla de Traditional Galician Noise. Cuando se le pregunta sobre las influencias o fuentes de la que bebe, afirma “no sé. De verdad que no sé. Podría poner una lista de nombres de aquí y allá o de discos que creo que me han influenciado a nivel sonoro o conceptual, pero es lo que veo yo desde dentro. Un oyente externo va a relacionarlo con otras cosas y un tercero con otras distintas y un cuarto nos dirá que estamos todos equivocados.
Lo que sí que tengo claro que me ha influenciado es la música tradicional gallega, no la música en sí, que también, si no el cómo se ha ejecutado a lo largo del tiempo. A día de hoy estamos acostumbrados a ver mil panderetas, gaitas y demás, pero en una ruada, incluso grande, de hace 60-80 años lo normal es que panderetas hubiese una o dos y gaitas igual porque el gallego medio era muy pobre. El resto de la gente que no tenía instrumentos ‘de verdad’ tocaba con lo que tenía a mano, conchas, botellas, cucharas, tenedores, molinillos de café, etc. Lo que pillara, todo valía. Y eso me enseñó que el instrumento no importa, importa cómo lo tocas y el uso que le das. Entendí que no necesitaba instrumentos nuevos ni mejores equipos ni nada, de hecho cada vez tengo menos y aprendí que la austeridad instrumental beneficia a la música. Y te lo dice uno que mitificaba sintetizadores y reverenciaba amplificadores”.
Detrás de Lume hay un imaginario que lo impregna todo. La Galicia rural y celta, los símbolos sobre piedra… “Siempre me gustó la mitología, antropología, historia, religiones antiguas… todo lo atávico. Soy de todo menos un experto y esos son solo algunos de mis intereses, es decir, ignoro mucho más de lo que sé y tampoco le dedico mucho tiempo, pero todos esos temas y conceptos sirvieron de guía en el proyecto, que en realidad no es otro que encontrarse a uno mismo en la actualidad, desde sus entrañas. Tiré del hilo y es lo que salió. Por otro lado, guardo un recuerdo imborrable de cuando de pequeño íbamos a la aldea, a Coruxou y a Labrada, era como retroceder en el tiempo, era algo mágico, casi místico. Mi abuela además creía en el trasno, en los mouros, en la Santa Compaña, en las meigas, en los responsos, en levantar la paletilla a distancia, en todo, a pies juntillas. Pero como ella decía, ‘cando chegou a luz eléctrica todo iso acabouse’. Hacer música con electricidad referenciando esos temas me pareció una dualidad muy poderosa”.
Toda esa mística y tradición queda recogida en “Faino Ti Mesmo” (Ferror Records / Contubernio / Batir / Lusco e Fusco / Sonoplan, 2019). Ocho canciones que combinan presente y pasado. Una revisión experimental de la tradición que desprende libertad y frescura en todo momento. El disco es editado en vinilo y CD.
Con respecto a la grabación afirma que “fue un poco un cristo. Después de grabar yo unas maquetas, la grabación final se realizó en los estudios T-37, contando con la ayuda de mi amigo Edu N’gongo. Lo teníamos todo preparado para realizarla en el puente del 1 de Noviembre del año pasado. Era Samaín, fin de ciclo y comienzo de uno nuevo en el mundo celta/atlántico. Estudio entero para nosotros, micros buenos, todo cuadraba, nada podía fallar. Pero solo pudimos grabar una parte porque agarré un griponcio de cuidado, me subió la fiebre y me puse fatal, así que tuvimos que repetir dos sesiones más en diciembre y enero. Luego empecé a mezclar, pero en la mitad tuve que cambiar de estudio y vuelta a empezar la mezcla con aparatos que no conocía. Algo que en un principio iba a ser rápido fue muy lento y frustrante, pensé que no acabaría nunca”.
En el disco nos encontramos con piezas de tradición popular, y piezas clásicas como el “Quen poidera namorala” (Luis Emilio Batallán)… “No distingo entre piezas tradicionales y piezas clásicas. Si un tema como ‘Quen podera namorala’ es conocido y cantado por varias generaciones, como ya lo es, automáticamente se convierte en tradicional. No veo diferencia o línea de separación. A medida que iba investigando aparecían temas, refranes, melodías con los que por una razón u otra me sentía identificado. Y sigo encontrando más, el proceso no ha acabado, me veo envejeciendo haciendo esto. Uno busca y los temas aparecen”.
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