En Almería, como en tantos lugares de la España de la primera mitad de los 60, los jóvenes apasionados por la música que venía del extranjero formaban conjuntos como una forma de expresión artística y entretenimiento. Juan Mena viaja a Barcelona y allí asiste a actuaciones de Los Sirex, Los Mustang y otros grupos, regresando a su tierra con la idea de crear un conjunto. Así nacen Los Stukas en 1964 de la mano de cinco estudiantes procedentes de distintas localidades de la provincia. Son Eduardo Giménez (cantante), Cristóbal –Cristo– de Haro (bajo), Juan Mena (guitarra de punteo y saxo), Manolo Barrera (guitarra rítmica) y Blas Díaz (batería).
Pronto Los Stukas comienzan a actuar en locales de la capital, como el Club Náutico o el cine Listz, y de la provincia, como el cine Gong de Roquetas de Mar. A lo largo de 1965 se convierten en el conjunto joven más solicitado en la provincia, ganando alguno de los muchos concursos que entonces menudeaban. El 17 de enero de 1966 el conjunto actúa en Cuevas del Almanzora cuando se conoce la noticia de que dos aviones han chocado en vuelo y acaba de caer una bomba atómica en las proximidades; quizás desde entonces adquieren un sonido radioactivo. También actúan en el Casino de Almería, mano a mano con Los Ídolos, antes de irse a Estados Unidos y convertirse en Los Canarios.
Para 1966 se plantean ampliar su campo de acción y profesionalizarse. Para ello van a Torremolinos, donde actúan en el Top Ten, el Pia-Beck y otros clubes. Cuando empiezan a hacerse un nombre en la zona sur, aparece un grupo madrileño que se llama igual que ellos y tienen oficialmente registrado el nombre. Para evitar problemas y pleitos, el quinteto cambia su denominación, pasando a llamarse Los Flames, nombre propuesto por Juan Mena que es un seguidor del soul de James Brown y su banda de acompañamiento, The Famous Flames. Aquél es el año fundamental del grupo. Acompañan en alguna actuación a Johnny and Charley, conocen de primera mano el ambiente musical de la Costa del Sol y se codean con otros grupos. Uno de esos grupos son Los Íberos con los que se va a ir Cristo de Haro, el bajista, abandonando Los Flames. Entonces, Juan asume el bajo, que simultanea con el saxo.
A finales del verano de 1966 un equipo cinematográfico cae por el Top Ten de Torremolinos para rodar algunas escenas para su película. Allí actúan habitualmente Los Flames. Gustan al productor y al director, que ruedan «Amor a la Española» (Fernando Merino, 1966), protagonizada por Alfredo Landa y José Luis López Vázquez. Les proponen que se encarguen de las canciones del film. Los Flames aparecerán en varias escenas. Para grabar los temas de la película, viajan a Madrid invitados por el sello RCA. Esas canciones formarán finalmente el EP «Banda Sonora Original de la Película Amor a la Española» (RCA, 1966), único que registrará el grupo.
Aprovechan su larga estancia en la capital para actuar en clubes como el Imperator, el Kursaal y, en general, todos los de la cadena Consulado. Aquel invierno tocarán junto a Los Tifones en el club Principado y junto a Los Botines de Camilo Sesto en el club Caravell, entre otros. También acompañarán a Mari Trini en alguna de sus primeras actuaciones.
No todos los componentes de Los Flames están decididos a hacer de la música el motivo central de su vida y el grupo acaba por disgregarse. Juan Mena va a quedarse en la capital, donde comenzará una vida dedicada a la música y que tiene continuidad hasta hoy mismo, que con 65 años sigue en activo. Juan ingresará en Los Continentales, para dedicarse ya por completo al saxo. Con ellos ganará el I Festival de Conjuntos de León, en 1967; también pasará por The Brisks. Después dirigirá y formará parte de varias orquestas y compondrá música para espectáculos y películas, participando en numerosas grabaciones.
Otro que se queda en la capital es el guitarra, Manolo Barreras, que va a entrar a formar parte de Henry and The Seven con los que grabará algunos singles realmente interesantes. Por su parte, Cristo de Haro fue pieza fundamental de Los Íberos, uno de los mejores y más avanzados grupos españoles de los 60. Posteriormente formó parte de Los Puntos, el grupo almeriense más conocido de todos los tiempos, durante un breve espacio, cuando su bajista sufrió un grave accidente de tráfico.
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