He aquí uno de los primeros conjuntos bilbaínos. Como casi siempre, la historia comienza con unos chavales que se acercan a oír jazz al único lugar de la capital vasca donde en aquellos tiempos podían escucharse discos y presenciar alguna actuación en directo. Ese sitio era el Club de Jazz, en la vieja bolera de la Alameda de Rekalde. Allí coinciden varios mozalbetes que van a formar un conjunto de rock para tratar de imitar a aquellos gloriosos The Shadows que eran referencia obligada en aquellos años.
Las primeras actuaciones de Los Espectros datan de finales de 1962. Entonces ya ostentan el fantasmagórico nombre y son un quinteto integrado por Eduardo Robles (cantante y bajo), Pascual Pérez-Yarza (guitarra solista), Daniel Azcúnaga (guitarra rítmica), Antonio Ligero (piano) y Roberto Mericaechebarría (batería). Su repertorio, como el de casi todos aquellos pioneros, se basaba en versiones de temas de rock instrumental, twist y alguna canción italiana para bailar agarraos. Con el carnet profesional en el bolsillo tras pasar el preceptivo examen del Sindicato, actúan por toda Bizkaia e incluso en el verano de 1963 acompañan a Mike Ríos en algunas actuaciones por el norte.
A finales de ese año, Daniel por motivos profesionales y Roberto por motivos forzosamente militares dejan un grupo al que ya no se reintegrarían después. Entra entonces Juan Pedro González (batería) y la formación se recompone como cuarteto, cogiendo Antonio el bajo y Eduardo, la rítmica. Desde 1964 se crea una gran rivalidad con otro grupo bilbaíno que había nacido ese año: Los Tañidores. Sus seguidores están divididos y enfrentados, culminando con un mano a mano en enero de 1965 en el Colegio Santiago Apóstol. Un curioso enfrentamiento que se dirime canción a canción de forma alternativa durante una mañana completa entre los gritos de sus respectivos fans.
Un bilbaíno que daba sus primeros pasos en Madrid era José María Iñigo, buen conocedor de ambos conjuntos. José María convence a los Hermanos García Segura, compositores y propietarios del sello Tempo para que den a ambos una oportunidad. Así surge el primer y único disco de Los Espectros: “Granada / Esos Bonitos Ojos / Antero el Chaparrito / El Niño en la Cuna” (Tempo, 1965). Un EP enteramente instrumental en el que Los Espectros se apuntan a la revisión a ritmo de rock del acervo clásico y folclórico español. Una idea similar a lo que por entonces empezaban a plasmar, entre otros, Los Relámpagos.
En Tempo grabarían al año siguiente también su disco Los Tañidores. Se trataba de un sello, que hoy llamaríamos independiente, radicado en Madrid, en el que se dio oportunidad a grupos provincianos como Los Astros o Los Gemelos del Sur, a grupos madrileños de segunda fila rebotados de otras discográficas como Los Continentales y a estrellas emergentes como Ana Belén. Aquella aventura romántica de Tempo duró poco, pero menos aún duraron Los Espectros porque antes de finalizar el año 1965, Eduardo y Antonio van a unirse a otros músicos procedentes del grupo Los Famélicos para formar el embrión de lo que serían Los Mitos. Esto va a deshacer el grupo durante algún tiempo.
Ya en 1969, Eduardo, que siempre fue de alguna forma el líder del conjunto, va a rehacer Los Espectros con Pascual Pérez-Yarza y con las nuevas caras de José Francisco -Pepe- López, José Ramón Nuño y, al año siguiente, Javier Garay. Probablemente, ésta es su mejor época. La experiencia y buen hacer de sus componentes les convierten en un grupo muy cotizado en su tierra, pero sin ninguna proyección fuera de ella. No consiguen interesar a ningún sello y acaban por separarse en 1971. Algunos años después encontraremos a uno de sus componentes, Javier Garay, en el grupo Mocedades.
Los Espectros fueron un modesto grupo, que nos ha dejado un solo disco de mala grabación y alejado de su estilo habitual; sin embargo son el arquetipo de aquellos conjuntos sesenteros que se lo curraron y gozaron de una merecida fama local.
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