Los Elementos están indisolublemente unidos a nombres como The Pleasure Fuckers, Sex Museum o Los Enemigos. De igual forma lo está al de bares como el Ágapo, La Vía Láctea, Nueva Visión, El Laboratorio…, en otras palabras, al barrio de Malasaña. No tiene sentido, sin embargo, hablar de un Sonido Malasaña: «Aquello era como la O.N.U., cabían muchas cosas«, puntualiza Álvaro Ortega –Alvoroto-, batería de Los Elementos, al describir la escena del barrio madrileño en los 90. «En aquellos años hay grupos muy variados. Más que el sonido era ‘La Hemandad’ de gente que iba a los bares del barrio«. Lo cierto es que dentro de esa diversidad la música de Los Elementos corresponde a la vertiente más dura, de rock rocoso y punk macarra. Además, una vez desmitificado cualquier intento de generalización, reconoce que «sin Malasaña hubiera sido más difícil«. De hecho a Ricardo Benito –Macanas-, guitarrista y cantante del grupo, le conoce precisamente de verse «por el barrio y tener ganas de montar algo«.
Eso es precisamente lo que harían a finales de 1990. Comienzan en los locales de ensayo Falco de la calle Embajadores donde terminarían coincidiendo muchos bandas destacadas, como The Pleasure Fuckers e incluso Burning. Invitan a Vicente Murillo, que por entonces tocaba en The Rescuers y que conocía a Ricardo de haber participado con él en proyectos conjuntos previos, a que se una a la banda como bajista. Accede en principio hasta que se encontrara a un sustituto pero el caso es que cuando llega, Munchil, un búlgaro, «el típico bajista de orquesta«, Vicente se quedaría como guitarrista extra. El fichaje internacional apenas duraría medio año.
El grupo, al que deciden llamar Los Elementos, tras descartar alternativas como Acné o Hijoputas, comienza fogueándose por la zona de donde surgieron: La Iguana, el Templo del Gato, El Laboratorio… A su vez irían cambiando de local de ensayo con cierta frecuencia: en la calle Tablada, «pero no en el número 25 donde todos los famosos. Nosotros al final de la calle, en un sitio que no me acuerdo si se llamaba Iglú o algo así«, en La Factoría, en La Fabrica y en el Rock Palace. El ídolo principal de Ricardo era Johnny Thunders, pero el caso es que la música que empieza a hacer la banda tiene, además de un punto de rock macarra, componentes de rock-funk que mantendrían hasta el final. «Al grupo lo conocía más bien poca gente y eso que Ricardo pintó media Malasaña de Los Elementos«, dice Vicente.
En 1991 Ricardo le comunica a Vicente que no va tocar con el grupo en el Villa de Madrid a celebrarse el año siguiente «porque no había ensayado lo suficiente«. Sin embargo las sospechas del guitarrista apuntan a que lo que en realidad no gustaba a Ricardo era la pinta que traía a los ensayos con traje después de venir de la academia de informática en la que trabajaba. El caso es que Vicente se enfada y decide abandonar el proyecto. A su vez Javier Rojas, por entonces un chaval de veinte años al que presenta Carlos Subterfuge a Ricardo, entra como bajista sustituyendo a Munchil. En formato de trío el grupo va en 1991 de gira por Francia: Montpellier, Nimes, Perpignan…, a dar una serie de bolos que les surgen después de que Álvaro ayudara a hacer lo propio, organizar unos conciertos en Madrid, a un grupo francés: Los Dummies.
También van a Santander a grabar una maqueta «en el estudio del guitarrista de Asfalto» (En realidad se trataba de Juanjo Respuela, de Bloque). La pagaron tocando un concierto allí. «Os es que tú«, «Bancario consultiva«, «Te dije que no nos verían«, «Puta gracia» y «Hasta la polla» eran los temas que incluyeron en la misma. La revista Ruta66 incluyó una reseña de la cinta hablando de los conciertos que habían dado ya fuera de Madrid: Cuenca, Santander y Cuenca.
En 1992 saldrían en el vídeofanzine Diablo del Rocanrol en donde entre otras tomas se les ve tocando en calzoncillos en una azotea. Definiéndose como grupo sin conservantes pero con colorantes saludaban a los niños de África, e insistía Álvaro de que si no grababan discos era porque Ricardo no quería. Vídeos sí decían, y muy probablemente se refiriesen entonces al que el propio Carlos Subterfuge les quería grabar; sin embargo nunca llegaría a ver la luz: «En esa época quería ser director de cine y tal y cual, pero nunca se montó ¡No paraban de poner pegas!«, cuenta el responsable de Subterfuge.
Lo que sí saldría adelante es el EP con el que debutaron: «Los Elementos EP» (Subterfuge, 1992). La idea era acompañar la entrada del concierto que iban a dar en la sala Revolver con el single. Para su edición se contó además con el patrocinio de muchos de los bares de Malasaña cuyos logos y distintivos aparecen en la contraportada. Lo grabaron en el estudio de Toni Marmota (La Frontera) en la calle Bailén -«un sótano bastante pequeño lleno de cacharros» recuerda Javi- y cuenta con la participación de Josele Santiago (Los Enemigos) haciendo un solo de guitarra que es precisamente como arranca el disco. Disco con fotos del grupo en un local de ensayo abarrotado de latas vacías de cerveza y Coca Cola en ademán de volverse a vestir. Eclécticos en su macarrismo, los temas sonaban a funk con armónica, rock sucio… Traía el debut además dos clásicos de la banda: «Mira que bien» y «Gracias tío«.
Los Elementos resultaron vencedores entre ochos finalistas en el Villa de Madrid de 1992 en el apartado de rock. Álvaro, que confiesa haber olvidado los detalles concretos de las eliminatorias que fueron pasando, reconoce sin embargo: «Nunca pensé que íbamos a ganar«. Ganadores del certamen comprueban que Romilar D muestra interés en la banda y costea la grabación del siguiente trabajo del grupo. La banda trabajó en los estudios Sonoland en abril de 1993 asistidos en las cuestiones técnicas por Jesús Alcañiz. Vicente les ayudaría con un punteo de guitarra en «Te dije que…«, abreviatura en realidad de «...no nos verían follando en la carretera«. En principio la colaboración que había ideado Ricardo con su ex compañero era para cantar «Hasta la polla«, pero la cosa no debió de convencerle y se pensó en la guitarra de esta otra, en realidad una versión-transformación del «Should I stay should I go» de The Clash que tocaban los dos.
Por otro lado el LP, «Los Elementos» (Romilar D, 1993), en el que se recuperaban los dos temas más potentes del EP de debut, les mostraba con un sonido algo más domesticado a duras penas. La banda sigue mostrándose gamberra, malhablada y tocando las narices a quienes habían estado cerca de ellos desde antes: Carlos Subterfuge fue víctima de un tema que todavía hoy en día le hace sonreír. «Era de coña, crítica«, dice Álvaro cuando le preguntamos. «La canción nace en el local un día entre risas y pullas, con cariño y con guasa, pero también con su punto de ‘tío haznos caso que si no te vas a enterar’«, cuenta Javi. Sin embargo las canciones que acompañaron al LP en forma de sencillo, «Un Millón» (Romilar D, 1993) fueron otras: «Un millón» y «Te dije que…«.
Para sus directos recurrían a versiones de Johnny Thunders, AC/DC o Jimi Hendrix. El de presentación del disco sería en la sala El Sol, anunciado con carteles con fotos de chicas desnudas, que utilizarían en más ocasiones, lo que le valdría la quema pública en la Elipa por parte de agrupaciones feministas.
Al poco de estrenar el disco, Álvaro deja la banda. Un simple «Discrepancias y hambre de cosas nuevas» zanja la cuestión de sus razones para dejar el grupo. Lo sustituye Jose Virgis, originario del barrio de Prosperidad de Madrid, que sería el que apareciera en la foto de un nuevo reportaje en Ruta 66. En el mismo, en el que se declaraban deudores de AC/DC o Devil Dogs, afirmaban que del panorama nacional gustaban de escuchar a Mamá Ladilla, Soziedad AlkoholicaAñade este contenido o Cerebros Exprimidos.
Con la nueva formación darían algún que otro bolo, pero la cosa duró poco porque las propuestas de cambios de Ricardo no fructificaron: «No le apetecía cantar y quería meter a un cantante que a mí no me gustaba y decidimos dejar de tocar«, cuenta Javi.
Los Elementos eran «punk gamberro y de vez en cuando con algo de calidad«, afirma el bajista. «No nos tomábamos las cosas tan en serio. Lo importante era tocar. Éramos más maca-urbano que guays«, dice por su parte Álvaro. El batería estuvo como road manager de The Pleasure Fuckers, Ricardo pasó brevemente por Punk Guerrilla y Javi formó Super Skunk, El Tío Calambres, además de tocar con Bebe, Josele Santiago…
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