Año 1991, los Fanáticos ya no hacían rockabilly desde mediados de los 80, y con los míticos Hurones de retirada y a punto de mutar en un combo de rock and roll conocido como Los Tigres, la Región de Murcia, un territorio por entonces muy proclive a los sonidos del blues y el rock and roll, clásico se iba quedando huérfana de una banda de referencia en el panorama rockabilly. No parecía fácil encontrarla, la edad de oro del rockabilly español, que había tenido lugar en los años 80 con un estilo original y único, tocaba a su fin y daba sus últimos coletazos en el panorama comercial con bandas como los teddy boys valencianos Rock ‘n’ Bordes. El género ya no estaba de moda, y las discográficas le daban la espalda.
Pero, ¿quién dijo que el rock and roll clásico era cosa de modas? Está aquí para quedarse y a esa tarea se entregan cuatro músicos que, procedentes de las localidades de Cartagena y La Unión y con el nombre de Los Descapotables, presentan su candidatura al concurso musical más prestigioso de la Región, el Murcia Joven, organizado por Onda Regional de Murcia.
Estos cuatro valientes eran Tony Quesada, conocido como Tony Resaca, en la semi-batería, el guitarrista José Carrasco, el contrabajista Elías Martínez y el cantante Bibi. En realidad no se trataban de recién llegados. Sus componentes ya llevaban tocando varios años, actuando en directo por separado en diferentes proyectos como Los Teenagers, Ciudad Sin Ley, Los Bisontes o La Banda del Matadero (más tarde conocida como Los Condenados), o juntos en una banda que se forma en 1989 y que, en principio, se llamó Los Comadrejas, en claro homenaje a su principal referencia, la de todo rocker murciano de la época que se preciase de serlo, Los Hurones.
Ya para su primera maqueta, cinco temas de rockabilly con influencias country, blues y, en general, el estilo peculiar que se desarrolló en España en los años 80, cambian su nombre por el definitivo de Los Descapotables. Esa maqueta, en la que estaban ya canciones como “Gasolina y libertad”, así como sus actuaciones en directo, les había procurado un buen número de incondicionales que les acompañaban a todas partes.
Estas canciones, junto a un buen nivel instrumental y un buen desempeño en directo les van haciendo pasar de ronda hasta llegar a la final del concurso, celebrada en un concierto en la plaza de toros de Murcia, y en la que terminan terceros. No está mal, para ser una banda que practicaba un estilo que parecía ya de retirada y a la que ese tercer puesto les lleva a tener la oportunidad de grabar una segunda maqueta, ya con muchos más medios, y que encontró una excelente acogida: la parroquia rockera de la Región ya tenía su banda de referencia, que participa en diferentes festivales al lado de grandes del panorama internacional de la época como The Jets, Crazy Cavan o The Flying Saucers, o bandas nacionales de primer nivel, como Rock ‘n’ Bordes o Los Swinguers.
Tarde o temprano tenía que llegar su debut discográfico, y este se produce de la mano de la independiente Compañía Discográfica Murciana. “Los Descapotables” (CDM, 1992), que lamentablemente iba a ser el único, es un EP con dos temas de rockabilly muy de la época, al más puro estilo de grupos como Los Rebeldes o Gatos Locos, y una excelente sorpresa: la joya en forma de medio tiempo con cierto toque rhythm and blues “Toda una vida bebida”.
Con el disco grabado, Elías, el contrabajista, que ya era estudiante de Conservatorio y formaba parte de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, viaja a Hemsby, al Rock And Roll Weekend, y decide que no le gusta demasiado este rockabilly de aires ochenteros, que prefiere hacer un sonido más clásico, más puro, por lo que abandona la banda. Actualmente es profesor de contrabajo en el Conservatorio de Cáceres. Le sustituye Mariano Chacón -El Conde-, un buen contrabajista que tocaba en un grupo llamado Moondogs y que, como anécdota, es el que figura en la fotografía de portada del disco, ya que Elías le cede el puesto porque entiende es lo coherente, ya que es quien lo va a defender en directo.
Aunque no llegó al gran público (ni lo pretendía) el disco tuvo una buena acogida entre el público y la banda entra en conversaciones con la discográfica especializada Welcome Records, incluso entra a grabar la maqueta de lo que será todo un larga duración. Sin embargo, diferencias de criterio y choques de caracteres dieron al traste con la aventura y el grupo se separa sin que ese largo llegue nunca a terminarse y ver la luz.
Después de la separación de la banda, sus miembros pasan por diferentes formaciones, entre la que destacaron B.B. y Los Suntones (donde se reunieron el cantante Bibi, el bajista, Conde, y el batería, Tony Quesada) y el combo de versiones Los King Criollos, en la que se integra el Conde, que también forma parte de la banda de acompañamiento de una cantante llamada Sweet Lorraine.
En los últimos años, y tras una fugaz reunificación de Los Descapotables en 2007 para dar un concierto que no se consolidó, varios de sus músicos se integran en dos de las mejores bandas del rockabilly español a lo largo del presente siglo: las aclamadas Charlie Hightone & The Rock-Its, de la que forma parte el contrabajista Mariano El Conde, y Pike Cavalero & The Gentle Bandoleros, donde toca la batería Tony Quesada.
Comentarios