Los Caballos de Dusseldorf

Los Caballos de Dusseldorf

Compartir:

Relinchos y eructos con juguetes electrónicos para bordear la frontera entre el ruido y la música.

Los Caballos de Dusseldorf (LCDD) es el laboratorio de experimentación y escaparate de muestras de las capacidades sonoras de los cacharros, de los doorags, de Olaf Ladousse (metamorfoseado para la ocasión en El Burro Ácrata). Acompañado en sus correrías por otros tres secuaces: El Potro de Cascorro, La Yegüa de Dresden y La Mulasaña, que esconden sus verdaderas identidades bajo estos seudónimos equinos. La razón principal para este baile de máscaras, similar por otro lado al que propuso Servando Carballar con Los Iniciados, proyecto paralelo a El Aviador Dro y sus Obreros Especializados, es la de que el pasado musical de varios de sus componentes no perturbe la repercusión o aceptación del grupo.

Consiste la propuesta de LCDD en la composición de secuencias sonoras creadas con los aparatos construidos a partir de todo tipo de dispositivos, juguetes y similares a los que mediante el denominado “circuit-bending” alteran sus componentes para así poder controlar a placer los ruidos que producen. Fue precisamente Olaf el que, desde sus primeras experiencias con estos aparatos en sus tiempos con las Solex, propuso denominarlos como doorag, en homenaje a la banda americana de Arizona (Doo Rag), que en los circuitos underground de los 90 construía sus propios instrumentos. Verdadero creyente de este tipo de de propuestas, Olaf no ha cesado de publicitar estas técnicas que aúnan el espíritu de los luthiers de todas las épocas, la pasión por la electrónica y el ansia de coleccionista o buscador empedernido (“Cuando encuentro juguetes en el rastro, en la calle o entre los hijos de mis hermanos y amigos, cuando están rotos, los recupero y los abro“) de todo cacharro suceptible de pasar por su factoría.

Hablando precisamente de secretos o fórmulas mágicas reveladas, nos confiesa El Potro de Cascorro que la información vital sobre cómo afrontar esta manipulación de cacharros la aportó Fela Borbone, experto en estas empresas desde los tiempos de Ulan Bator Trío y Los Borbones. Estas dos formaciones, de estética cavernícola mongol, facturaban un punk acelerado y ruidoso con estética Cramps con instrumentos de fabricación completamente casera. Consiste, en esencia, el truco crucial, en el cambio de la resistencia en el interior de los juguetes por un potenciómetro que permita alterar los sonidos que estos emiten.

Auténticos alquimistas sonoros, el afán de LCDD se centra en destilar del ruido procedente de los doorag gotas de elixir musical. Conscientes de suscitar con su proyecto el inevitable debate de si se trata realmente de música o de simple ruido, El Potro de Cascorro responde tajante: “El ruido es música“, e incluso va más lejos: “Para nosotros LCDD es totalmente musical, incluso comercial comparado con lo que otros músicos hacen“. Olaf, por su parte, en entrevista a medios de prensa madrileños, decía de su música: “No atiende a melodías ni estribillos, no tiene nada que ver con las piezas tradicionales. Simplemente es ruido“. Buscando acuñar un término propio para definir su proyecto han llegado a hablar de ruidobilly.

Las actividades del grupo comienzan en vida aún de las Solex, en cuyos discos se pueden encontrar los primeros escarceos con música generada con doorags. Pero la experimentación en la que se embarca Olaf desborda claramente los límites del registro sonoro del grupo, del que a pesar de todo consigue un apoyo más que testimonial. Decide entonces con los arriba mencionados compiches la formación de LCDD. La elección del nombre, paradójicamente, responde a un malentendido telefónico. Olaf sugiere a La Yegüa de Dresden como posibilidad The Dusseldorf Horns en homenaje, por un lado, a la ciudad alemana de origen de Krafwerk, la banda fundamental en toda la historia del tecno, no sólo europeo sino mundial, y a la agrupación de viento The Memphis Horns, que acompañaba a muchas bandas del sello Stax. La Yegüa entiende sin embargo The Dusseldorf Horses. A pesar de la confusión, el giro ecuestre que ha adoptado el nombre convence al resto de la formación.

La fascinación por la nueva técnica de composición lleva a los activistas de esta célula musical a registrar de forma artesanal el resultado de sus elucubraciones en CD regrabables. Es posible que esta etapa de ensayos se hubiera alargado más de no haber sido por el encuentro que se produce en una tienda de discos de segunda mano entre El Potro y Darío Vico, periodista y amigo. Darío resulta ser un aficionado convencido de este tipo de músicas y, emocionado al conocer qué es lo que se cuece en las cuadras de Olaf, propone la edición de un disco en un sello que se pondría en funcionamiento para la ocasión: “Él quería editarnos un LP con la estética cincuentera y sesentera de los antiguos discos experimentales electrónicos como los de Tom Dissevelt y Kid Baltan o Raymond Scott.

Así se graba “1º LP” (C-EAR, 2007), auténtico libro de textos con manual incluido en el interior a modo de instrucciones de montaje de IKEA para la construcción casera de los doorags. Las canciones, sobre las que se aclara en la contraportada la forma precisa en la que se han utilizado los diferentes aparatos, cabría entenderlas como meros ejercicios prácticos de lo enseñado en la teoría. El propio Darío firma una columna impecable acerca del grupo y de su propuesta. Como curiosidad, y de acuerdo al deseo expreso de este último, la segunda cara no está estructurada en cortes diferenciados, sino que responde al desparrame de LCDD sin cortapisa alguna. El disco proporciona así los útiles indispensables a modo de kit de supervivencia para los osados que deseen aventurarse en las procelosas aguas del océano musical de Los Caballos.

Mucho más rácanos en información adicional se mostraron años después con la publicación de su segundo larga duración: “2º LP” (Bimbo Tower / Alehop!, 2009). En un encarte mínimo, que apenas informa de algo (ni siquiera del título de las canciones, para lo que hay que mirar a las galletas del propio vinilo), LCDD factura una colección de nuevos temas con los que mostrar al mundo sus posibilidades sonoras. Es un trabajo resultado de la coproducción entre la tienda de discos de Paris Bimbo Tower y el sello Alehop!, determinante para el apoyo logístico y humano del grupo desde sus inicios. LCDD se encontraban de gira en Francia cuando los dueños de la tienda parisina fueron a una de sus actuaciones. “Teníamos ya el material grabado y le ofrecimos sacarlo a medias” nos explica El Potro. Es también en Francia donde comparten escenario con The Rebel que contribuirán a uno de los temas de este larga duración.

Y es que hablando de giras, no son pocos los circuitos y canales internacionales en los que es posible mostrar ofertas como las de LCDD. Tiendas, galerías de arte, sótanos, locales ocupados… son sólo una muestra de sitios en los que han llegado a tocar. Han puesto banda sonora a filmes futuristas, participado y organizado certámenes de elaboración de doo rags bajo la denominación de Hazlo Tú Mismo. Sigue El Potro: “Hemos tocado con gente del circuito noise, del circuit bending, pero también con bandas de rock y pop“.

Prueba de que la suya es una propuesta con pocas dificultades para encontrar públicos extranjeros son, amen del mencionado tour por tierras francesas, los conciertos por Holanda, Bélgica, Alemania, Japón (donde pasaron la última semana de mayo de 2008, tal y como relata con su puño y letra el Potro en el número de julio-agosto de ese año de la revista Rockdelux) y los Estados Unidos (que les llevó dos semanas entre abril y mayo del 2010). Todas ellas organizadas por ellos mismos contactando via internet a amigos suyos. La gira que en el año 2009 les llevó por Holanda y Alemania aunaba a Los Caballos con Felón y su Mierdofón (proyecto en solitario de Fela Borbone), que compartieron incluso coche para sus desplazamientos. Precisamente, cuando ambos combos tocan juntos, se hacen llamar Los Cojones del Diablo. El segundo disco, “2º LP”, se cierra precisamente con un tema en el que Fela hace valer su mierdofón.

Ante nuestro interés por conocer la conexión entre sus grabaciones en disco y el repertorio de sus actuaciones nos responden: “No tocamos las canciones de los discos ya que es imposible repetir dos veces lo que hemos grabado. Lo que hacemos es escoger determinados instrumentos para cada ‘canción’, lo que crea un ritmo o unas texturas intencionadas. Realmente se trata de improvisación.

Improvisaciones que por otro lado admiten la participación de cualquiera que se presente en el escenario con su propio doorag o con ganas de utilizar los que ofrece el grupo. Esto explica su afán en evitar que el nombre del grupo quede asociado inflexiblemente al cuarteto original. Por el contrario invitan a cualquier interesado en la práctica del circuit-bending a utilizar la denominación de LCDD.

Confrontados a posibles influencias en el panorama internacional de la música electrónica rechazan de lleno sentirse deudores de formaciones como los históricos Tangerine Dream o algo más recientes Labradford, por poner un ejemplo (“Nosotros no escuchamos música electrónica actual“). Dicen estar fascinados, por contra, “(…) con las aberraciones de Raymond Scott, Bruce Haack, la banda sonora de ‘Forbidden Planet’…“. De la escena nacional no sería descabellado asociarles a Vagina Dentata Organ o Esplendor Geométrico. Cierto es que LCDD carece por completo de la violencia de estos dos combos cripto-míticos, pero al menos comparten lo radical de su propuesta.

No existen recetas concretas para afrontar y poder disfrutar con la escucha de los trabajos de LCDD. Se requiere de entrada, eso sí, de una total y completa ausencia de prejuicio alguno. Como con el chocolate de alto contenido en cacao, que requiere un tiempo de adaptación del paladar al amargor inicial, es aconsejable probar varias veces sus discos. Solemos combatir el vértigo de las noches despejadas de verano agrupando las estrellas en constelaciones que nos permitan creer en la existencia de un cierto orden en la inmesidad del firmamento. No nos ha de extrañar por tanto que intentemos buscar atisbos de melodías o ritmos en secuencias concretas de sus sonidos para luego discernir en el bosque sonoro de lamentos de ballena, emisiones marcianas, burbujas electrónicas, ecos fantasmales o simples rebuznos. Eso o simplemente aceptar que las repeticiones sonoras o eructos de ruidos a los que nos enfrentan LCDD devengan finalmente en ambrosías musicales como las que aseguran componer para nosotros.

Fuera de la estricta disciplina que impone la cuadra, ha sido posible paladear de la oferta en solitario bien de La Yegüa de Dresden (que apareció en el Festival del Transmisor) o de El Burro Ácrata, imparable en su actividad fanzinera y de publicación de cassettes. Este último editó “La Cinta del Dervish” en el microsello de José Atomizador de Afeita El Perro.

A esta fauna equina se la pudo ver en 2011 en el festival Monkey Week, con Damo Suzuki, teloneando a Heavy Trash, Elche, girando por Francia, Roma, Italia; Huelva, con Tasos Stamou, con Cheveu…

El reto permanente al que nos somete el grupo se reactiva en abril de 2012, con la edición de “3º LP” (Bimbo Tower / Alehop!, 2012), una colección de 15 canciones que Olaf nos cuenta haber sido grabadas de forma casera en dos “carreras: steeplechase y le prix de l’arc de triomphe“. Lejos de limitarse a unos pocos doorags, dicen haber utilizado  artefactos diferentes para cada canción. La presentación del disco, en La Tabacalera de Madrid, requiere por ejemplo la puesta en escena de hasta 22 aparatos.

En la confección de disco nos cuentan haber introducido alguna variación con respecto a los trabajos anteriores: “En los discos anteriores grabamos largas secuencias musicales que luego cortábamos sacando las mejores partes. En este último disco los temas apenas están editados, lo que los acerca al formato de una canción tradicional, ya tocamos folk a pilas“.

Dispuestos como se muestran siempre a detallar toda la parafernalia que involucra el diseño y utilización de sus aparatos, responden a nuestra curiosidad indicando que los relinchos que se oyen en su último disco, se obtienen con un caballo de ruedas de la marca Chicco para niños que no pesa más de 15 kg, o la historia del doorag con el que se toca “Bird rag“, una de las canciones del disco: “Es el circuito electrónico rescatado de una jaula de gorrión artificial enfrascado en un pájaro de plástico continente de un helado degustado en compañía de la mismísima Patti Smith durante su gira por Mallorca. Con semejante madrina el doorag se ganó un tema propio“.

A pesar del retraso que impuso la falta de fondos con los que ponerlo en la calle antes, LCDD ya disponen de material nuevo, y proyectan presentarlo en un gira por México y Suiza. Conexiones internacionales que dejan bien a las claras que existe un circuito bien establecido de esos locos con sus cacharros.

Álbumes:

Larga duración:

3 º LP

2012

vuelven a la carga. Si han permanecido tres años sin relinchar, no es porque hayan decidido parar (porque de hecho...

2º LP

2009

Portada de plata brillante pseudo-especular que muestra un guante negro con las iniciales del grupo portando uno de los doorags....

1º LP

2007

Disco resultado del apoyo e iniciativa del periodista Darío Vico tras su encuentro con El Potro de Cascorro. El primero,...

Corta duración:
No existen álbumes de corta duración relacionados a este grupo.
Recopilatorios y directos:
No existen álbumes de recopilatorios y directos relacionados a este grupo.
Reediciones:
No existen álbumes de reediciones relacionados a este grupo.

Grupos:

Es mucha la experiencia que atesora Fela...
El caso de Ulan Bator Trío, y...

Comentarios

Dejar un comentario

El registro no es requerido


Comentando aceptas la Política de Privacidad

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.