Serios aspirantes al oficioso y competido título de peor conjunto de los 60, Los 4 de la Torre han pasado a la historia del pop nacional por ser los principales adalides de la canción turística en la España del desarrollismo, el sesicientos, las suecas y el Ministerio de Información y Turismo de don Manuel Fraga.
Lo primero que llama la atención es el look del grupo. Querencia por los uniformes, los encontramos retratados de pilotos de la Iberia o de soldado de operaciones espaciales. Cuando iban de paisano, se vestían en la sección de oportunidades de los grandes almacenes con ternos destinados a los oficinistas de sucursal bancaria.
Emilio de la Torre, el hermano mayor, era un trompetista y cantante bregado en orquestinas de los 50 que ahora tocará el bajo; su hermano Juan había seguido durante bastantes años estudios de piano en el conservatorio barcelonés. Para que todo quedara en casa, convencieron allá por 1961 a otro hermano, Carlos, que hasta entonces poca relación había tenido con la música, para que aprendiera a marchas forzadas a tocar la batería. Completó el cuarteto Paco que se encargaba de la guitarra y que unas fuentes citan como primo del trío anterior y otros lo etiquetan como amigo.
Comienzan a amenizar bailes en Barcelona y localidades cercanas y las buenas relaciones de Emilio los llevan a Belter en 1963. Esta discográfica era punto y aparte. En ella encontraba acomodo lo más banalmente comercial de la época y dentro de aquella banalidad pronto destacaría el cuarteto, si bien en sus primeros pasos demostraron hechuras de buen grupo pop. Posteriormente tendrían que tragar con un repertorio que cimentaría su fama de casposos.
A principios de 1964 sale su primer EP: “Ven a bailar el Hully Gully / Chin-Chin //Que te Deje de Querer / Torremolinos” (Belter, 1964). No pasaban de ser un conjunto más de los muchos que pugnaban por abrirse paso en Cataluña y tardarían un tiempo en hacer su segundo microsurco.
En el Festival de Aranda de Duero existía la costumbre de presentar un nuevo grupo y estrenar canciones fuera de concurso. Si en 1964 ese escaparate había sido bien aprovechado por Los Pekes, en agosto del año siguiente Los 4 de la Torre actuarían para estrenar entre otras el tema “Mamita”, su primera canción conocida a nivel nacional y que rápidamente sería editada en single y EP. El tema era algo tontorrón pero no funcionó nada mal con el conjunto convirtiéndose en asiduo de una televisión, que valoraba muy positivamente su pinta de gente formal.
Se sucedieron los discos a gran velocidad, entre ellos el lujo inalcanzable de los grupos de la época, un LP: “Los 4 de la Torre” (Belter, 1965) con temas que sonaron bastante como la racial “Española abanícame” o la presicodélica “Cleo y el marcianito”. Se apuntan también a los nuevos bailes de moda, destacando en uno de origen francés llamado “El Giro” (Belter, 1965) creado por Alex Marco. De igual procedencia es “el bycicle” al que también se apuntaron, cuyos movimientos querían emular a los ases del pedal.
En 1966 obtendrán su mayor triunfo, participando en el Festival de Mallorca con “Vuelo 502” (Belter, 1966), un truño turístico compuesto por ellos mismos que alcanzaría el segundo puesto, pero que llegaría a ser número uno de ventas según algunas revistas de la época. De este tema harían varias versiones, una de ellas junto a la otra artista que la defendió en aquel evento, la lusa Madalena Iglesias.
El grupo está en su cénit y revistas como Fans le hacen cumplida publicidad. Publican a finales de año, un LP, prácticamente un recopilatorio con sus canciones de 1966. Para no romperse mucho la cabeza lo titulan “Los 4 de la Torre” (Belter, 1966) y reproduce la foto ataviados de pilotos con galones y gorra bajo el brazo, que ya había servido de portada de EP y que es la imagen visual más recordada de este grupo.
Las canciones de aquella primera época destacan por un órgano Farfisa de cuatro octavas jugueteando con sus registros de sonido plástico y un acompañamiento a piñón en el que de tanto en tanto el guitarra hace un breve punteo, en ocasiones con la misma melodía. No hay un solista definido, sino que las canciones son cantadas con voces al unísono o en terceras. Las partes puramente solistas suelen asumirlas Juan o Emilio.
Hacia finales de 1966, Paco, el de la Torre que no era tal, abandona el grupo, que queda reducido a trío con la continuidad de los tres hermanos, que desde 1967 firmarán sus discos y actuaciones como Los de la Torre, aunque en los directos aparecerán acompañados por otros músicos.
Puedes seguir conociendo las andanzas y discos de este grupo en su segunda etapa ya sin número, como Los de la Torre.
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