Mal encuadrada como chica ye yé o cantante melódica, Lía Uya es ante todo una dama de la canción. Como Margaluz, Dova, Franciska o Paloma San Basilio, su registro se mueve a gusto en el music hall y abarca estilos dispares que giran siempre alrededor de la escena y no tanto en el disco.
Eulalia Uyá Vargas-Machuca nació en 1937 en la localidad toledana de Sonseca. Sus primeros pasos artísticos en los años 50 la llevan al género de la revista, donde aparece primero como corista y bailarina para más tarde ir ascendiendo hasta ver su nombre en los repartos. Ya en los 60 iniciará una carrera como actriz de cine y teatro, casi siempre en papeles secundarios. En estas actividades ya aparecerá como Lía Uyá, un nombre exótico que en ocasiones hizo que se le adjudicara procedencia extranjera.
Como una probatura, debutará como cantante cuando ya se aproximaba a la treintena. Su primera grabación contiene un twist y tres piezas melódicas. Es el EP “¡Qué Maravilla! / Uno solo / Tu no Tienes Corazón / El Primer Beso” (Columbia, 1964). Seguirán al año siguiente “Te he Visto / No me puedo quejar / Te Alejas / Ven Mañana» (Columbia, 1965) y «Mi Mundo sin Ti» (Columbia, 1965). Ninguno de los tres obtiene el éxito comercial y Lía compatibiliza el teatro y la canción en unos años difíciles para ella.
Ya en 1967 aparecerá su primer sencillo con covers de temas extranjeros traducidos al español. “Deja un Poco de Amor / Dedicado al Amor” (Columbia, 1967). Este disco va a marcar el final de su relación con la discográfica Columbia.
Todo parecía indicar que la carrera discográfica de Lía había terminado, pero tras dos años en blanco logra interesar a otra discográfica que va a revitalizar su carrera musical. “Oh Happy Day / Que lo Sepan Todos” (Belter, 1969) vende más que ninguno de sus discos anteriores y ella deja todo para apostar por su carrera musical, actuando con cierta asiduidad por toda España y haciendo también galas en Francia y durante bastante tiempo en el casino de Estoril, en Portugal. Durante 1970 publicará dos nuevos singles que la mantendrán en candelero. “Adiolé / No es Igual” (Belter, 1970) se vende bien. Precisamente, la canción de la cara B viene firmada por la propia Lía como letrista con música de Manolo Gas. Participa en el Festival Internacional de la Canción de Málaga con “El Juego del Caballo” (Belter, 1970), un tema compuesto también por la pareja de autores antes citada.
“Jesús / Mammy Blue” (Belter, 1971) va a aparecer en las listas de éxitos y se va a convertir en su disco más popular hasta ese momento y el único cantado en inglés. Obtiene un volumen de ventas más que aceptable en su mejor momento de madurez artística y mediática. No ocurrirá lo mismo con “Nubes de Paz” (Belter, 1971), que pasará del todo inadvertido.
Y cuando hasta ella misma parecía haberse olvidado de su carrera como cantante, va a llegar su momento. De manera inesperada y cuando Lía ni siquiera tiene contrato con ningún sello discográfico, presenta a TVE una canción propia. Y a los responsables musicales de Prado del Rey les gusta tanto que le encargan ser su representante en la tercera edición del Festival de la OTI. No era cualquier cosa el encargo. Pensemos que el año anterior el representante había sido Camilo Sesto. La canción elegida para la edición de 1974 es “Lapicero de Madera” (Diresa, 1974), finalmente editada por Diresa, que en realidad era una distribuidora. Lía se marca una actuación llena de garra y consigue un cuarto puesto. Esta publicidad hace que, a pesar de lo precario de la edición, las ventas se disparen y aparezca durante semanas en el top 10 nacional de singles. Al rebufo de aquel éxito se edita el único LP de Lía Uyá, un “Grandes Éxitos” (Olympo, 1976). Una edición en un subsello económico que recoge los sencillos editados en Belter en los años anteriores.
Pero Lía siempre toma decisiones sorprendentes y no firma contrato con ningún sello ni continúa con su carrera más allá de algunas galas, una breve gira por Hispanoamérica y poco más. Tiene otros proyectos y ese proyecto se llama teatro musical, siendo una de las pioneras en este género en nuestro país. Durante varias temporadas es una de las protagonistas de “El Diluvio que Viene” (música de Armando Trovaioli) que obtiene un monumental éxito y se mantiene en la cartelera madrileña durante cuatro temporadas a partir de su estreno en 1977. Seguirá haciendo teatro, televisión revista y musicales como “Cinco Minutos Nada Menos”, mano a mano con Concha Velasco. Su último gran papel, ya como una dama madura será en otro musical de renombre: “Chicago” (Bob Fosse) que se estrenó en Madrid en 1999 y al año siguiente en Barcelona.
Lía Uyá significa una dama de la escena, una rara avis del teatro y la música española, de gran versatilidad y elegancia sofisticada, bastante alejada de los encasillamientos, que de forma gratuita se le han adjudicado. Deja tras de sí algunas interesantes versiones de estándares internacionales y algunas estimables canciones propias.
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