Pudo ser uno de los grandes de la música española. En solo dos años de actividad planteó como nadie la unión entre la música de cantautor y la canción melódica. La carretera y su trágica muerte lo hermanó con otros grandes: Nino Bravo, Juan Camacho, Cecilia, Los Ángeles, Bruno Lomas, Eduardo Benavente…
Leandro Sánchez Ruiz nació en 1946 en el barrio almeriense de La Almedina, en pleno casco histórico de la ciudad. Estudia Bachillerato en su ciudad natal, pero no finalizará sus estudios. Desde niño destacó por sus dotes para cantar, ingresando en el coro de la catedral de su ciudad, donde recibirá clases de música. Hacia 1963 doblará el mapa de España en diagonal e irá a vivir con unos familiares a Ferrol. Allí seguirá estudiando y pronto se enrolará en un barco pesquero. Esa va a ser su particular universidad artística y vital. Comenzará a componer sus primeras canciones y a soñar con una vida dedicada profesionalmente a la música. Cuando repasamos sus canciones, nos damos cuenta de la vinculación del cantante con el mar, presente en la letra de sus canciones y, de alguna manera, también en la música, de fuerte componente mediterráneo.
En 1967 se traslada a Madrid con la única pretensión de iniciar una carrera musical. Pronto entrará como cantante en un grupo llamado IV Revolución, que aunque no tiene discos en el mercado, gozaba de un cierto renombre entre los conjuntos capitalinos.
El nuevo cantante eclipsará a sus compañeros madrileños y empezará a moverse por distintos sellos discográficos. Finalmente, encontrará acomodo en EMI, que en principio lo ubicará en su división Regal. Al tratarse de un sello catalán, Leandro y su IV Revolución, convertida en su banda de acompañamiento, se trasladan a Barcelona para hacer sus primeras grabaciones. Así nace: “La Mar / Rosas Rojas” (Regal, 1969), ambas compuestas por él mismo. Al siguiente año se presenta en su tierra, en el “Festival de Almería”, logrando plaza de finalista con una canción dedicada a su gente: “Donde me críe”, que nunca sería editado oficialmente en disco.
Su primer single se escuchó poco, pero a la segunda iría la vencida. “Mi Barca Construiré / La Pobre Mía” (Regal, 1970). El disco entra en el top 10 y se escucha por doquier. Si esto fuera poco, la canción de la cara B es versioneada por el grupo chileno Los Golpes, consiguiendo un importante impacto en su país.
Leandro era ante todo un cantautor moderno, al estilo de Manolo Díaz, pero también era un cantante melódico, al estilo de Lorenzo Santamaría, por poner un ejemplo. Aunque él siempre renegó de sus temas más comerciales. Su estilo compositivo supuso un viraje hacia el pop y la música melódica, lo que suponía una clara evolución respecto a los adustos cantautores de la canción protesta, sin perder por ello algunos matices sociales en su letra.
El buen comportamiento (léase negocio) de su segundo sencillo le hace ascender a Odeón, la primera división de EMI. Allí va a registrar nuevos singles que definen la obra de este autor. “El Hombre del Tanque Rosa” (EMI Odeón, 1971) supone una zambullida en las aguas del pop con una letra de lo más interesante. También volverá a visitar el top 10 de sencillos. Continuará su trayectoria con “Super-Jet / Mujer” (EMI Odeón, 1971), que seguirá cimentando una carrera de lo más prometedora.
En 1972 vuelve a regañadientes a los festivales, concretamente al de Almería, con la canción “Silvia” (EMI Odeón, 1972). Una pieza que no está entre lo mejor de su obra y que será eliminada en primera ronda. Eso ocurría el 28 de julio en pleno jaleo de galas veraniegas. Apenas dos semanas después, el 14 de agosto, la fecha con más trabajo para los músicos de toda España, Leandro viaja hacia Madrid donde está contratado aquella noche. No llegará. En la provincia de Albacete acabará para siempre su carrera. La carretera le cobra al pop español uno de sus primeros peajes; después vendrán muchos otros.
Se publicara su único LP: “Su Obra” (EMI Odeón, 1972), que no es otra cosa que un recopilatorio de los dos años anteriores. En algo coinciden todas las fuentes consultadas y a ellas me sumo tras escuchar detenidamente sus singles. Leandro no dio de sí ni la décima parte de lo que podía haber desarrollado y estaba llamado a ser uno de los más grandes compositores de nuestra música. ¡Maldita carretera!
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