Roberto Casteleiro es compositor y diseñador de audio. Además de músico es Educador Social y coordina el proyecto “Taller Naranja Imaginario”: Arte, pedagogía y música experimental en el Centro Ocupacional Pascual Veiga (A Coruña). “Naranja Imaginario es un grupo de música electrónica formado por personas con diversidad funcional. Música pop, synthwave, psicodelia se unen en un cóctel de sintetizadores, improvisación e imaginería propia. Pasión, tecnología y trabajo en equipo derivan en unos directos emocionantes, sorprendentes y que resultan de una calidad envidiable”.
A lo largo de estos años Roberto ha puesto múltiples proyectos personales, todos ellos giran en torno a una ciudad imaginaria: Diezcitron. Allí se desarrolla el mundo sonoro de Federico FlesfaAñade este contenido, Koroiev y KRKTAñade este contenido. Con Diego Lamas monta Fagot & Popota, grabando el LP “La Caseta del Cocón” (Fikasound, 2014)Añade este contenido.
El “más convencional” de sus proyectos quizás fuese Primrose, grupo con ecos dream pop y música ensoñadora desarrollado como un trío… “Pensándolo desde el ahora, el concepto era ser uno de los grupos que tocan al final de los capítulos de la tercera temporada de Twin Peaks. Ensoñadores, oscuros y dramáticos. Primrose éramos tres: Eugenia Sánchez a la voz, David Vázquez a la guitarra y yo en los sintetizadores y el bajo. Conocí a David por mensajes con LEDAñade este contenido (el grupo de David) en Myspace. Luego coincidimos un par de veces y de ahí a mi casa a componer. Estuvimos en activo del 2012 a finales del 2014. Teníamos intereses estéticos comunes y gustos similares en la electrónica. Y al mismo tiempo disparidades, nunca acepté bien lo de cantar en inglés. Para mí fue una buena época, recuerdo aprender mucho sobre los directos, sobre componer en grupo, sobre conducir una furgoneta para ir a tocar: íbamos en la Furgoiev!!! Una Ford Transit echa polvo.
Sobre las influencias, David siempre nombró el sello 4AD, Eugenia nunca abandonó los clásicos del rock y los tres flipábamos con NIN. Con esta banda hicimos buenos conciertos, algunos los recuerdo perfectamente como cuando tocamos con Austin TV. Eugenia comenzaba a capela con ‘Llorando’, el tema que Rebecak del Río canta en la escena del teatro de Mudholland Drive. Era un comienzo que dejaba al público absorto y con el último hilo de reverb comenzábamos a todo trapo con ‘Serial Love’, tema que resumía todo el concepto del primer disco. No estaba en mis planes hacer un grupo de este estilo, no voy a crear una ilusión de azar y decir que fue casualidad, pero estoy orgulloso de que pudiéramos darnos cuenta de nuestras afinidades y ponernos a trabajar en ello. Siento que cuando he tenido un proyecto en común es porque era físicamente sencillo y mentalmente fluido. Primrose se acabó cuando me fui a vivir a Güimil, una aldea de Vilarmaior, y se convirtió en físicamente complejo. No me pregunto qué pasaría si siguiéramos tocando pero estábamos preparando un segundo disco que nos gustaba mucho. Pero el botón de stop funciona así”.
Con respecto a Koroiev, no es sencillo enmarcarlo dentro de un género en concreto, sus composiciones se caracterizan por la mezcla de música orquestal, folk, ambient, poesía, rock progresivo y electrónica. Instrumentos acústicos, sintes y su voz se unen para crear paisajes imaginarios cuyo componente más destacado es su fuerte carácter narrativo. Nos habla de un joven que penetra en el bosque y se encuentra con la noche, la naturaleza y lo remoto. Un contacto con el más allá que trae consigo un viaje inesperado.
“Koroiev nace a finales del 2008. Diego Lamas, con el que ya estaba iniciando Fagot y Popota, me había enseñado a manejar Ableton Live. Ese año yo había tenido meningitis, así sin quererlo casi me muero y eso me había dejado bastante depre. Deje todo lo que estaba haciendo en ese momento de mi vida. Pero comencé a componer canciones como si no hubiera un mañana. Básicas y cutres, al principio muy de videojuego de NES. Luego empecé a profundizar más e hice un grupo de canciones puramente digitales que conformaron ‘La Invención del Cosmos’ (2010) que fue la primera demo que saqué como Koroiev. Tenían samplers de películas a modo de voces y todo giraba en torno a la ciencia ficción. Esa etapa inicial era todo casero, no había ninguna intención de salir al directo sino simplemente componer pequeñas bandas sonoras con mi teclado y los sintes del propio Ableton. Paralelamente estaba con Fagot y Popota cuya primera demo me dio literalmente la vida. El nombre de Koroiev aparece eliminando una letra del personaje Koroviev de la fenomenal novela “El Maestro y Margarita” de Mijail Bulgakov, en esta novela también aparecían Fagot y Popota. Aunque la lectura que más influencia ha tenido en mi para querer contar algo es ‘Viajes al Otro Mundo. Ciclo de Aventuras Oníricas de Randolph Carter’ de H.P. Lovecraft. Una serie de relatos sobre los sueños y la vuelta a la infancia traspasando los umbrales del Otro Mundo desde la fantasía más desbordante, al horror más absoluto.
Sobre el componente narrativo, pienso que toda obra lo tiene. Aunque uno no lo pretenda, todo álbum establece su red de relaciones. Pero es cierto que todos mis discos están pensados como un todo, una construcción que corresponde a una sola metáfora. También es cierto que siempre he tenido predilección por escuchar discos conceptuales. Aunque tengo la seguridad de que un disco se convierte en conceptual por el mero hecho de decir que lo es. Esta metáfora en el caso de Koroiev era el viaje. El mítico relato occidental del viaje del héroe al que se refería Campbell en el ‘Héroe de las Mil Caras’. El monomito, que está multiplicado en multitud de novelas, series de animación, videojuegos con los que hemos convivido desde pequeños. La llamada a la aventura, el guardián del umbral, los retos, el abismo… eso estaba en ‘Hechos Tocantes al Joven Kostia Bogomov. Moradores del Otro Mundo’ (Autoproducido, 2013). O eso pensaba. El monomito tiene un retorno, el héroe trae de vuelta esas vivencias con ‘los otros’. Podemos decir que es un relato occidental con ciertos tintes colonizadores. Pero Bogomov no vuelve. Es un exiliado. Es otro tipo de viaje. No es un héroe. Es un viaje de ida al otro mundo, al inframundo, no hay regreso para contarlo. ¿Quién lo cuenta entonces? Koroiev hace de cronista. Es el narrador cuya identidad espero encontrar al final del relato, dentro de un par de discos más”.
La primera aventura de Koroiev es “Hechos Tocantes al Joven Kostia Bogomov. Moradores del Otro Mundo” (Autoproducido, 2013), “el disco venía acompañado de un mapa de estética medieval, donde aparecían los lugares visitados por Bogomov. Cada tema era una fase del viaje. Un tejón y un gallo, centinela del umbral uno y guía del inframundo el otro, eran los protagonistas de los primeros temas. Un disco de tono muy fantástico, a modo de gran aventura como si de un cuento se tratase. Creo que aún tenía cosas pendientes con mi yo niño cuando hice este disco. Es un disco ampuloso y extraño”.
Después llega “Kostia Bogomov” (Autoproducido, 2015). A través de fragmentos de “Longa Noite de Pedra” de Celso Emilio Ferreiro construyes la historia del protagonista, Kostia, que penetra en el bosque y se encuentra con la noche, la naturaleza y lo remoto. Un viaje al más allá que se mueve entre lo oscuro y delicado… “Se trata de una reelaboración más sofisticada de ‘Hechos Tocantes al Joven Kostia Bogomov. Moradores del Otro Mundo’ (Autoproducido, 2013). Es mi propia remezcla o una construcción a partir del residuo del otro disco. Desaparece la fantasía que es sustituida por la poética de Celso Emilio Ferreiro. Se convierte en un disco con el doble de temas, más pequeños, algunos más ambientales y con más referencias ao ‘alén’ galego (más allá, el mundo después de la muerte). ‘Somos romeiros do alén’, como aseguraba el libro del antropólogo Marcial Gondar. No es que me interesara el tradicional diálogo con el otro mundo y la naturaleza que transita entre los mundos, que también, sino que me gustaba la idea de llevar al personaje hasta el fondo del asunto. No lo conseguí en un solo disco. Este solo contempla la idea del umbral, esa naturaleza que se abre hacia el abismo y te engulle. Diferentes fragmentos de los poemas que componen ‘Longa noite de pedra’ me sirvieron de sustrato o mapa para contar la historia de Kostia. Fundamental el poema ‘O árbol’ e ‘Fábula do home e do lobo’ que utilizo como introducción a esa naturaleza que se hace enorme y misteriosa. Fue algo así como encontrar las correspondencias entre los poemas para hallar ese relato de traspaso al otro mundo. El disco narra la muerte de Bogomov. De hecho el último tema hay un audio del campanario de la iglesia de Güimil ‘chamando a morto’”.
En 2019 el sello ferrolano Ferror Records lanza “Valverde” (Ferror Records, 2019). Tercera parte de la aventura. Con respecto a la historia que cuenta, Roberto apunta: “Hay dos formas de ver esto. Voy a por la primera. Kostia Bogomov ya ha atravesado las puertas al otro mundo, ya no estamos ante una aventura iniciática sino que ya se puede ver lo que sucede más allá de esas puertas. ‘Valverde’ está basado en las leyendas de las ciudades inundadas que se repiten por toda Europa. Valverde, Antioquía o Lucerna son los nombres que reciben en la mayoría de las ocasiones. Casi todos nuestros lagos, como Doniños o Louro, tienen este tipo de leyendas asociadas. También es cierto que décadas atrás los pantanos y embalses sepultaron bajo toneladas de agua cientos de pueblos por toda España. Como si las leyendas se hicieran realidad, solo hay que ver la película ‘Os días afogados’, que relata el anegamiento de la aldea de Aceredo en 1992. Y ya que estamos citando: ‘As cidades asolagadas. As augas e o Alén en Galicia’ del profesor Antonio Balboa Salgado es un buen libro para adentrarse en este tema tan conectado con los países atlánticos. También me interesaron mucho los viajes a islas invisibles que parecen existir en otro tiempo detenido. Como la isla de la mitología celta ‘Tír na nÓg’, la ‘Tierra de la Juventud’. Que aparece cristianizada en los viajes de San Brandán y San Amaro. Una fantasía de monstruos y lugares que me parece que es una de las primeras narraciones de viajes en el tiempo. Cuando vuelven han pasado cientos de años! Leí y me interesé mucho por estos temas, son ricos en elementos y lugares pero me di cuenta que había trabajado durante tanto tiempo en los elementos musicales que ya había creado un Valverde propio. Los lugares por los que camina Bogomov, los títulos de los temas, no corresponden realmente a ninguna leyenda existente sino a algunos montes y lugares que conozco. El disco es un caminar a través de ese “Valverde”. El disco parte de las mismas premisas que los anteriores: temas con desarrollos largos que alternan momentos de tensión con momentos más ensoñadores y que al oído parecen extender un paisaje. Estos años de silencio discográfico me han enseñado a ser más cauto en las ideas plasmadas en los discos. Siempre tuve intención de dirigir la imaginación del oyente, pero esta vez los puntos de apoyo por mi parte son mínimos. La narrativa está ahí pero es interpretable, la decisión de lo que se puede ver ya no está vigilada por mi. De todas formas, hay cosas claras: los dos primeros temas, ‘Aquí’ y ‘Valverde’ con esos vientos de ruido blanco como olas que lo arrastran todo son la apertura, Bogomov abre los ojos y observa un valle lleno de niebla. Antichton, la anti-tierra, Bogomov despierta definitivamente y comienza el viaje a través de este paisaje extraño. ‘A Lagoa do Esperón’ es un momento casi de terror. Quizás alguien lo haya notado pero hay un sinte que acaba fundiéndose con un sampler de una motosierra. ‘Modia’ y ‘O Catasol’ son a mi modo de ver el centro del viaje. Kostia coge velocidad. ‘O canto do cisne’ es una versión de Schubert. Una melodía que escuché mil veces de pequeño porque mi hermana tenía un joyero con caja de música que cuando lo abrías sonaba ese tema. Mirando en la wikipedia: ‘También es una frase metafórica que se refiere al último gesto de alguien justo antes de la muerte’… ‘Ovidio lo menciona en ‘La Historia de Picus y Canens’ (Metamorfosis, libro XIV: 320-396): ‘Ella derramó sus palabras de dolor, en un mar de lágrimas, en tenues tonos, en armonía con la tristeza, así como el cisne canta una vez, mientras muere, su propio réquiem». Hay cierta desazón y angustia en este tema, además el tema acaba como deshaciéndose con rocas cayendo. Quizás un proceso simbólico de construcción del sujeto, un darse cuenta de algo. ‘Cantiga 248’ es una cantiga de Santa María que aprendí al laúd. Aunque el laúd esté poco presente, en el directo cobra más relevancia, fue un instrumento tremendamente útil para componer melodías para este disco. De alguna forma es un momento meditativo y sagrado, por eso elegí esa sonoridad. Le hice un arreglo con un pad y un bajo que no estaban en la original, pero creo que no queda mal. En el disco solo canto una vez, como anticipaba el canto del cisne. Para mí, ‘Illa da Vaca’ es el final del disco”.
Con respecto a la grabación, Roberto afirma que fue larga. “Cuando trabajas en tu propio estudio grabar quizás no sea el problema. Es más un tema de cuando consideras finalizar o dejar de componer. En donde vivo siempre tengo un habitación que utilizo como estudio. Se puede decir que la composición comenzó en el 2015 cuando vivía en Güimil (Vilarmaior). Vivíamos cerca del río Lambre, que son como unas fragas do Eume en miniatura. Toda esa naturaleza, los animales que entraban en la finca por la noche, el bosque al lado de casa, el sol, la luna, marcó profundamente lo que tocaba. Pero también me hizo dejar de lado las prisas, el ego y todas estas cosas de estar presente en el mundillo musical. Desaparecí. Es cierto que a finales del 2016 toqué parte de las canciones que forman este disco en Santiago de Compostela, acompañando a NOIA dentro del Ciclo Placeres Ocultos. Pero estaban lejos de como son ahora. Por otra parte del 2016 al 2018, ya viviendo en A Coruña, estuve más ocupado artística y laboralmente en Naranja Imaginario y de alguna forma me sirvió de disculpa para poner en stand-by el resto de proyectos. También era porque no tenía ganas de decir nada. Quería estar callado.
El 2019 llegó con tiempo para dedicarle a la música y con ganas para recuperar los temas del 2016 dándole los últimos toques de producción y recomponiendo algunas partes. A veces sacar disco se convierte en un final de época, un acto expurgatorio. Confieso que no fue fácil. Por una parte vencer cuestiones personales que me alejaban de todo esto y por otra enfrentarme a unos proyectos en el Ableton Live que ya casi no reconocía, con decenas y decenas de pistas y una libreta de anotaciones que ya no comprendía. Revisé sintetizador a sintetizador re-grabándolos todos utilizando principalmente los que tengo en el estudio: dos Waldorf, dos Dave Smith y un OP-1. Mismo procedimiento con el laúd y el bajo. Las baterías son principalmente una caja de ritmos Arturia Spark y una Boss Dr-770. Lo que sí ha sucedido es que he añadido partes nuevas. Las guitarras eléctricas fueron un añadido de última hora que no creía que iban a aportar tanto. La pandereta la grabé este año, porque cuando idee esa parte no sabía tocarla. A veces dejar pasar el tiempo compensa. Casi todas las canciones tenían letras, siguiendo los modos del “Kostia Bogomov”. Pero en esa recomposición las eliminé, vi que el mensaje funcionaba mejor y fue cuando apareció la oportunidad de cantar en ‘Illa da Vaca’, que sí que era un tema sin letra. Esa copla de la ‘Jota de Langueirón’ después de tanto silencio dobla el peso y el significado de esas palabras. Otra cosa de grabar en casa es que el paso de la composición a la grabación pueden hacerse inmediato, si tienes claro qué es lo que quieres fijar en el tiempo. Lo que veo más complicado para las producciones DIY es el tema de las mezclas y el masterizado. Con este disco he pasado días y días en el proceso de mezcla y aún así siempre se podría trabajar más. Pero el resultado me satisface mucho más que anteriores producciones. Por tener algo más de conocimiento y haberme parado más en que cada cosa ocupe su lugar”.
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