De entre la enorme cantidad de conjuntos que poblaban la Barcelona de los primeros años 60, pocos fueron los tocados por la diosa Fortuna. Sin embargo, un número importante tuvieron sus cinco minutos, o cinco meses, de gloria y nos dejaron algunos vinilos como testimonio de su paso por la historia musical española.
El embrión de King’s Boys fueron un grupo de La Barceloneta llamado Los Meteors, fundados alrededor de 1961. Ahí militaba el bajista Jordi Oliveira, que el año siguiente se separaría para liderar un nuevo conjunto junto al batería Josep María Bagur. Irían llegando nuevos componentes: Enric García (cantante), Juan Manuel Torquemada (guitarra de punteo) y Manuel Tejada (guitarra rítmica). Por su calidad, Jordi pronto recibiría ofertas de grupos nacientes como Los Catinos y Los Mustang, pero preferiría seguir trabajando para su nuevo grupo.
Durante 1963 se hacen con un nombre entre los muchos conjuntos catalanes, siguiendo el itinerario común de la mayoría. Actuaban en El Pinar, un emblemático lugar, que no era otra cosa que un gran aparcamiento que se vaciaba los domingos para dar bailes por la tarde. Unos bailes donde actuaban varios conjuntos y de donde salieron Los Gatos Negros y otros muchas bandas. En el verano barrían la Costa Brava, actuando principalmente en Lloret de Mar y Blanes.
Tuvieron ocasión de inaugurar el mítico San Carlos Club a finales de 1963, actuando allí durante varios meses como conjunto fijo hasta que fueron relevados por Los Sirex, que dedicarían una de sus canciones más famosas a aquel local.
Su reconocimiento entre los jóvenes no caería en saco roto y Belter los fichó. Este sello daba oportunidad a muchos artistas a los que, en muchas ocasiones, quemaba a gran velocidad. Allí era relativamente fácil grabar, pero aún era más fácil caer en el olvido. Su primer EP está formado por cuatro temas de origen italiano: “Sábado Noche / Tú Lloras por Nada / La Primera que Encuentre / Sol y Sol” (Belter, 1964) y se publica en febrero de 1964. La grabación se produce en el teatro de la Alianza del Pueblo Nuevo, enchufando las guitarras y el bajo directamente a la mesa y tocando el batería en un palco, para aprovechar una cierta reverberación y sin escuchar al resto del grupo. Grabaciones hechas de tirón y siempre con premura de tiempo.
Participan en varias matinales en el Palacio de los Deportes de Barcelona. En una de ellas, el cantante se lanza sobre el patio de butacas y se organiza un fenomenal jaleo zanjado por la policía que a punto está de enchiquerar a todo el grupo.
Para su segundo EP, publicado en agosto de 1964, King’s Boys adopta un aire más beat y se fija en cantantes norteamericanos como Johnny Tillotson y Buddy Holly, de quien hacen un aceptable cover español de “That’ll be the day”, retitulado “El día D”.
Como ninguno de sus dos EP alcanza unas ventas reseñables, Belter los pasa a la nevera durante todo un año, aunque ellos siguen actuando con asiduidad en los mejores locales barceloneses. Finalmente editarían un tercer EP con un repertorio de lo más desigual: “Camino Verde / Si tú Confías en Mí / Si tú me Quieres / Pues yo no Vivo sin Ti” (Belter, 1965). Tampoco a la tercera fue la vencida y su discográfica se desentiende de ellos.
En 1966, Manuel y Josep María abandonan el grupo, entrando en la batería Rafael Carrasco, que también había estado en Los Meteors. Ya no habría más grabaciones y Jordi Oliveira seguiría liderando a trancas y barrancas el grupo con sucesivos cambios de personal, especializándose en acompañar a cantantes solistas.
Las últimas actuaciones las harían en 1969 junto a los hermanos Franciska y Eliseo del Toro en una caótica gira nacional. Ahí echarían el cierre, abandonando la música.
King’s Boys es un grupo caracterizado por una sección rítmica efectiva y unas guitarras con poco lustre. Su cantante cumple en los temas lentos y no tanto en las descargas rápidas. Sus grabaciones dejan técnicamente mucho que desear y la edición de sus discos denota la desidia con que fueron tratados por Belter.
Recuperado su recuerdo por José Luis Alvárez, que publicó el recopilatorio “Discografía Completa” (Cocodrilo, 1988). Un disco en cuya contraportada, José Luis confiesa no recordar nada de su historia ni poseer más documentación que sus EP y que luego, gracias al propio Josep María Bagur, hemos podido ir conociendo.
Otro conjunto anónimo de obreros de la música que llenaron de ritmo las costas y salas catalanas en la década de los 60 sin lograr el reconocimiento a su labor.
Comentarios