Lapido será eternamente reconocido por ser el guitarrista y principal compositor de la banda granadina 091, de la que formó parte desde su creación a principios de los 80 hasta su final en 1996 con el apoteósico «Último Concierto» (Big Bang, 1996). Después de dar por finiquitada esa etapa, pasa unos años trabajando como compositor para grupos como M-Clan o Los Hermanos Dalton, así como bandas sonoras para obras de teatro o cortometrajes. Durante ese período de trabajo para obras ajenas, sin duda dedicaría su tiempo libre a sus propias canciones, pues tres años después del fin de 091, José Ignacio Lapido da a luz a su primer disco firmado con su propio nombre como compositor, cantante, guitarrista y productor.
«El Perro Mágico» (Big Bang, 1999) continúa el trabajo que dejó en 091, demostrando lo bien que se lo puede montar uno sin salir del esquema clásico de guitarra, bajo, bateria (y cada vez más teclados), construyendo canciones con sus estrofas, estribillo y puentes. La innovación y la experimentación musical no es algo que vayamos a encontrar en sus grabaciones, pero maldita la falta que le hace a alguien capaz de crear canciones que te emocionan tanto por sus melodías, guitarras y letras.
Para los que lo vemos desde la distancia que nos proporciona el no haber vivido en su momento los conciertos que tanto apreciaban los seguidores de 091, nos resulta obvio que Lapido es la pieza fundamental de las canciones del grupo granadino. Desde este punto de vista, los discos con los que nos ha ido deleitando en solitario tras el broche final del «Último Concierto» de 091 son más que válidos por sí mismos, no sólo por ser la continuación de un ex-miembro de una banda tan querida por sus fieles.
Lapido sigue demostrando disco a disco que su talento no es el que nace de la frescura, como les pasa a la mayoria: a otros creadores, tras unos pocos discos, las musas se les vuelven cada vez mas puñeteras, y acaban buscándose a alguien más joven y con más ganas de comerse el mundo. En el caso de Lapido, su talento es el de un genio que casi 30 años después de comenzar su carrera sigue escribiendo canciones que se agarran al corazón, y que podemos agregar a nuestras preferidas para un momento u otro de nuestras vidas.
Las letras de Lapido siempre van de la mano de una rima fluida y elegante, con contínuas referencias culturales, religiosas y musicales, tratando de huir de lo obvio, y buscando cierta sofisticación sin caer en la pedanteria. Es sin duda uno de los mejores letristas que ha dado el mundo del pop y rock en español, y lo demuestra disco a disco, incluso cuando él se reconoce humildemente agotado y con mayor dificultad para terminar canciones con ideas nuevas.
Lo cierto es que aunque cada canción es única, todas comparten una personalidad común. Es facil encontrar en ellas, ya sea como narrador o personaje, al orgulloso perdedor que prefiere seguir fiel a sus ideas, sabedor de que está condenado a la derrota final. De que cada victoria parcial, únicamente sirve para retrasar la caída o incluso para hacer esta más dura, pero sin encontrar ni desear otra opción. También hay canciones sobre amores perdidos y ganados, reflexiones sobre la sociedad, y sobre el placer de la música, y en casi todas ellas Lapido consigue que sus frases no se pierdan nada más pronunciarse, sino que perduren y te traigan a la mente nuevas ideas o antiguos recuerdos.
Perfeccionista en la construcción, Jose Ignacio Lapido comienza su etapa como cantante con cierta inseguridad. Despues de años disfrutando como sus composiciones eran interpretadas por un front-man como José Antonio García, permitiéndole refugiarse en las cuerdas de su Gibson durante los conciertos, enfrentarse él solo como centro de atención al mundo debe ser dificil. Lapido no tiene nada que ver con el tipo de personalidad mostrada por su compañero. Más introvertido y tímido, los fans echan en falta sin duda la interpretación intensa exhibida anteriormente en los tremendos conciertos de 091.
Sin embargo, el Lapido cantante ha ido mejorando disco a disco, y en sus últimas entregas resulta indiscutible que se siente cómodo interpretando sus canciones. Finalmente ha llegado a ser un cantante más que correcto, sin nada que envidiar a otros cantautores. Únicamente los fans más acérrimos de 091 siguen achacándole ese carácter más frio, comparándolo con su antiguo compañero, y sin querer asumir que aquella epoca ya pasó, y Lapido sigue entregando no sólo magníficas canciones sino magníficos discos, como «En Otro Tiempo, en Otro Lugar» (Pentatonia, 2005). Y aunque los directos tienen un toque diferente, siguen siendo siempre con buen sonido, potencia y gran ejecución por parte de la banda, muy disfrutables.
Lapido cuenta con una banda estable que no sólo lo acompaña en los conciertos de sus giras (en los que han colaborado artistas como Amaral, Quique González o Antonio Vega), sino que también echan una mano en la grabación de los discos, aportando en los arreglos y en la interpretación de cada instrumento. Víctor Sanchez a la guitarra, Raúl Bernal a los teclados, Popi González aporreando bateria y percusión, y Paco Solana al bajo son los titulares en su último disco hasta la fecha: «Cartografía» (Pentatonia, 2008), editado por Pentatonia el año 2008.
Aparte de sus discos y conciertos, José Ignacio Lapido continúa creando canciones y colaborando para otros artistas, y ha trasladado su talento a otras facetas más allá de la música: sus columnas en la prensa tratan sobretodo de política, y sus guiones para una serie de gran audiencia en Canal Sur, son un trabajo alimenticio que le permite pagar bastantes facturas. Como él mismo comenta, sus últimos discos, autoeditados bajo su propio sello Pentatonia, han sido pagados por los guiones que escribe.
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