En 1967 llegaba de Estados Unidos la música chicle con gente como The Archies o 1910 Frigtum Company. Una música desenfadada que vendía millones de discos en todo el mundo y sin más pretensión que hacer bailar a los más jóvenes. Por esos días componentes de dos grupos madrileños: Los Rostros, de la zona de Cuatro Caminos, y Los Jíbaros, del barrio de San Blas, se unen para formar Los Cambios. Se trata de un grupo de estilo indefinido que hacen versiones de grupos ingleses y norteamericanos de todo tipo. Pronto son contratados en el Club Palacete y después en Paraninfo donde tocan diariamente. Pepe Nieto (compositor y ex batería de Los Pekenikes) los descubre allí una tarde y regresa al día siguiente con la productora Maryni Callejo, que ya había trabajado con numerosos grupos, como Los Brincos, y que por encargo de Philips andaba buscando grupos que dieran el perfil de los americanos del chicle. Paco Pastor (cantante), Joaquín -Quino- de la Peña (guitarra solista), José Chefo (guitarra rítmica), Mariano Sanz (bajo) y Antonio -Tony- Sevilla (batería) son contratados inmediatamente y cambian su nombre por el de Fórmula V. Philips no para en gastos y lleva a los chicos a grabar su primer single a Milán, con orquesta de La Scala incluida. Aquel disco trae por una cara “Hoy es mi día de suerte”, compuesta por Pepe Nieto y por la otra una versión de Dave Clark Five “Vuelve a casa”.
Fórmula V y su primer disco se presentan en Madrid el 9 de enero de 1968. El fracaso es rotundo. A la carísima producción y promoción, el público responde comprando apenas unos cientos de discos. El grupo está a punto de separarse; de hecho Chefo abandonará el grupo ese mismo año y es sustituido por Amador-Chapete-Flores (órgano). Maryni Callejo encarga a José Luis Armenteros y Pablo Herrero, componentes de Los Relámpagos, que compongan canciones divertidas para reflotar el grupo y recuperar la inversión. El segundo single sale en mayo de 1968 con “La playa, el sol, el mar, el cielo y tú” en la cara A. Se cuela entre los diez discos más vendidos de aquel verano y la fórmula comienza a funcionar.
Con los mismos compositores y la misma productora consiguen antes de que acabe el año su primer superventas absoluto con “Tengo tu amor”, que les pone ya en la senda del éxito y con el que van a definir un estilo inequívoco. Las canciones tienen la misma estructura, pero no suenan iguales. Se abren con un reclamo instrumental normalmente encomendado al órgano, siguen con una estrofa enérgica y culminan con un estribillo alegre cantado a coro. Después un puente instrumental o vocal en el que el ritmo se ralentiza, vuelta a la estrofa y un final con un estribillo que se repite varias veces. Total dos minutos y medio de música y cientos de miles de discos vendidos.
En 1969 los éxitos se suceden. Es el año de “Cuéntame”, que llegará al nº1 de las listas y también el de “Cenicienta” que, sin alcanzar el puesto cabecero, venderá doscientas cincuenta mil copias aquel verano.
Ya en 1970 las ventas decrecen un tanto y aunque sus discos se asoman al hit parade no suelen pasar de la barrera del décimo puesto. En 1971, Fórmula V remonta el vuelo con temas como “Ahora sé que me quieres” y al año siguiente de nuevo reinan en playas, piscinas y verbenas con “Vacaciones de verano”, aunque alcanzar de nuevo el preciado nº1 sigue siendo para Fórmula V misión imposible.
Por fin en 1973 el bombazo “Eva María”, del que venden alrededor de trescientos mil singles solo en España, les sitúa otra vez en la cabecera de los grupos nacionales. Aparecen en televisión casi todas las semanas, hacen docenas de galas muy bien pagadas y realmente el grupo está en la cresta de la ola. Todavía seguirán ahí el siguiente verano con “La fiesta de Blas”, que será su último número uno.
En el año 1975 el grupo empieza a dar muestras de agotamiento. Son ya siete años sin parar, con giras sudamericanas, más de sesenta actuaciones anuales, grabaciones, dos películas: «Un, Dos, Tres, Al Escondite Inglés» (1969) de Iván Zulueta y “A 45 rpm” (1969) de Pedro Lazaga. Todavía tendrán otro single de éxito aquel verano con “Carolina”, con el que se despedirán de un público fiel a una forma de hacer música sin complicaciones. En agosto de este año, se reúnen en Palma de Mallorca los intérpretes de éxito en aquel verano. Allí, de forma inesperada para todos, en medio de su actuación, el grupo anuncia su próxima desaparición. En octubre cumplen sus últimos compromisos y Fórmula V pasa de forma elegante a la historia.
Desde luego, hace falta tenerlos muy bien puestos para cerrar una carrera vendiendo ciento cincuenta mil ejemplares del último disco. Al verano siguiente, Antonio Sevilla, batería del ya disuelto grupo, acude de nuevo, esta vez en solitario, a Palma de Mallorca para recoger uno de los premios conseguidos por su última canción “Carolina” el verano anterior. El público y los compañeros de profesión puestos en pie le ovacionan durante más de tres minutos mientras por el equipo suena a toda pastilla un potpurrí de sus éxitos. Es el final soñado para una carrera. Después, muchas presiones para el regreso del grupo, que, con sus componentes originales, jamás se produjo.
Atrás quedan unas cifras apabullantes: cuatro números uno de superventas, dos números uno en Los 40 Principales, once títulos en el top 5 de ventas y unas ventas que se calculan superiores a los dos millones de , contabilizando sólo los vendidos en nuestro país.
Fórmula V, muchas veces denostado por sus contemporáneos más puristas, se ha convertido, con el paso del tiempo, en el paradigma del pop alegre, divertido y sin otras pretensiones que un consumo rápido y masivo en fiestas juveniles. Gran parte de su triunfo se lo deben a Herrero y Armenteros, compositores de casi todos sus hits y a Maryni Callejo que supo darle un acabado pulido y aparentemente despreocupado a sus grabaciones. Otro secreto del éxito del grupo es su capacidad de seguir juntos, sin cambios. Siete años con los mismos componentes, tan solo rotos por las milis de Mariano y Quino. En ambos casos el sustituto fue el guitarrista madrileño, Paco Granados.
El cantante, Paco Pastor formaría el dúo Don Francisco y José Luis y ya en la década de los 90 formaría junto a componentes de Los Diablos el engendro veraniego denominado Fórmula Diablos. Ya en este siglo pasaría a formar parte de unos renacidos Los Diablos, paradójicamente sus grandes rivales del pasado.
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