Antes de cumplir los dieciocho años Enrique del Pozo Parrado ya había trabajado en dos de las obras teatrales más importantes de la década de los 70: “La Cocina» (Arnold Wesker) y «Equus» (Peter Shaffer), estrenadas en España en 1973 y 1975, respectivamente. Entre medias había conseguido una beca para estudiar Arte Dramático en Gran Bretaña e Italia, haciendo algún papelito en películas rodadas en esos países. Todo parecía indicar que Enrique iba a ser uno de los actores jóvenes más importantes de nuestro país hasta que conoció a Miguel Bosé y su familia. Unido por profunda amistad con Miguel, éste, junto a Gino Landi, a la sazón productor de Rafaella Carrá, le convence para que pruebe suerte en el mundo de la música.
En 1977 bajo el nombre de Enrique graba el LP “Muy Pronto Hay que Triunfar” (Hispavox, 1977). Para una de las canciones de este disco se necesitaba una niña, que además también bailase en alguna presentación televisiva. Se organiza un modesto casting. Ana Shivers, actriz inglesa de teatro afincada en España, presenta a su hija y los directivos de Hispavox quedan maravillados. Canta junto a Enrique la canción «Furia«y aparece en la presentación del disco en televisión junto a otras niñas.
La discográfica mira la posibilidad de que Ana Anguita Shivers haga carrera como cantante infantil. De hecho graba un sencillo, “La Gallina Co-Co-Ua” (Hispavox, 1978)Añade este contenido, pero al final deciden que entre Enrique y Ana hay química y que por separado ninguno de los dos parece tener demasiadas posibilidades. Ha nacido el dúo. Enrique tiene entonces veinte años y su infantil compañera acaba de cumplir nueve.
El primer LP de la pareja es “El Disco Para los Pequeños” (Hispavox, 1978), que además de la citada canción que Ana había grabado en solitario, incluye «Tenía un gato negro«, «Si vas a París, papá«, etc. La extraña pareja aparece en varios programas televisivos y, a pesar de que el tema de la canción para niños ha estado sobreexplotada en años anteriores con La Pandilla, Los Payasos de la Tele, Parchís y otros, llaman poderosamente la atención. Ella con vestidito almidonado y él a medio camino entre botones de hotel y príncipe de cuento moderno, no pasan desapercibidos.
Hispavox huele a negocio y encarga canciones a autores tan prestigiosos como José Luis Perales, Manolo Alejandro, Juan Pardo o el Dúo Dinámico, además de compuestos por el propio Enrique del Pozo. Aparece “Canta con Enrique y Ana (Hispavox, 1979) y se organiza la mundial sin exagerar. Solo en España superan el medio millón de ejemplares entre LP y casetes, el formato que la pareja más vendía. Pero es que además supone la entrada en el mercado iberoamericano con ventas elevadísimas en varios países, muy especialmente en Argentina. Cientos de miles de niños escuchan y cantan canciones como «Baila con el Hula Hoop«, «Garabatos«, «La Yenka«, «En un bosque de la China«y se convierten en los cantantes españoles que más facturan aquel año en todo el mundo tras Julio Iglesias.
La chavalería se vuelve loca con las canciones de Enrique y Ana, que se retratan junto a la familia real y regalan sus discos al príncipe heredero.
Durante casi un siglo hemos aprendido las tablas de multiplicar cantando. Dedican un long play casi entero al asunto, aunque la idea no es la mejor y ya no registran las ventas bíblicas del anterior. “Multiplica con Enrique y Ana” (Hispavox, 1980) se va a ver favorecido por la inclusión en él de un tema que nada tiene que ver con el cinco por cinco, veinticinco. Se trata de «Mi amigo Félix«, dedicado al fallecimiento reciente del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, personaje mediático donde los hubiera. Una canción que busca la lágrima en mayores y pequeños y que va a ser quizá la canción más recordada del dúo.
Y va a llegar el cine. El negocio de la gran pantalla va a ser pistonudo y va a poner a los niños españoles y sudamericanos de la mano de abuelos y papás en paciente cola para ver “Las Aventuras de Enrique y Ana” (Tito Fernández, 1981). Hombre, para el Óscar de la academia no es. ABC escribía el día siguiente a su estreno: «Las doce canciones dejan lugar para que Enrique y Ana jueguen a la gimnasia, ganen un concurso musical, sean atrapados y se liberen, y acaben dando una somanta de palos y guantazos a los ‘malos’. Para lo que no queda lugar es para el cine propiamente dicho. La ‘obra’ es mala con las atenuantes de las interpretaciones canoras. Ojalá que la próxima vez hagan una película«. Aparecerá ese mismo año un nuevo LP con la BSO de esta película, cuyos números más recordados son «Superdisco chino«, «Haz ruido«, «Coconuts«, «El baile olímpico«o la inefable «Caca, culo, pedo, pis» que no cantan ellos sino Los Punkitos. El disco incluye también «Mi amigo Félix«y marca con toda seguridad el cénit de la carrera de este particular dúo.
Metidos en el cine y cogiendo por las orejas la oportunidad, pergeñan un bodrio importante titulado «¿Dónde estás E.T.?«que encabezará el pobre álbum “Para Nuestros Amigos” (Hispavox, 1982) en el que la pareja tira del repertorio de otros grupos infantiles anteriores, como La Pandilla, y empieza a evidenciar que su fuelle creativo presenta síntomas de asfixia. Aun harán un nuevo LP al año siguiente, que cerrarán con su «Canción de despedida«. Estos dos últimos discos ya no venden tanto como los anteriores, aunque Enrique y Ana siguen siendo un excelente negocio para sus productores y para ellos mismos.
En las navidades de 1983 y casi por sorpresa, mientras dan una serie de recitales en el Circo Mundial, ese que ponen todos los años al lado de la Plaza de Toros de las Ventas, anuncian que se retiran. Unos días más tarde lo confirman en el transcurso del programa “1,2,3, Responda Otra Vez”. Ana acaba de cumplir el mes anterior catorce años y Enrique tiene ya veintiséis.
A partir de ahí las carreras y las vidas de los ídolos infantiles son totalmente distintas. Ana Anguita ya no se subirá nunca a un escenario, desaparecerá literalmente del mapa y se dedicará a su carrera de Ingeniería Informática. Hoy trabaja en una multinacional del sector de las comunicaciones. Enrique del Pozo va a intentar seguir en solitario, grabando discos para jóvenes y adultos sin conseguir más que acumular mediocridades. Aparecerá en alguna obra teatral y alguna película para finalmente arrastrar el culo por los platós televisivos en programas especializados en el corazón y la bragueta.
Casi treinta años después de su separación, Enrique y Ana siguen siendo un icono de la música española y cada día de Reyes, muchos niños encuentran todavía en su zapato un CD con sus canciones, tal vez porque los pajes de sus majestades de Oriente crecieron escuchándolos.
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