El caso de Emilio José es atípico en todos los aspectos: atípico por debutar con un disco doble, atípico por dejarse llevar exclusivamente por la autocomplacencia y por sus devociones personales sin miramientos, atípico porque su nombre coincide con el de un cantautor de los 70 un tanto cuestionable -sí, el de “Soledad”-, y atípico por hacer de Quins (Orense) el centro del mundo musical. Esto realmente es admirable, rendir homenaje con su música al continente donde nacen los recuerdos y la saudade, comprometiéndose sin partidismos políticamente.
Pero antes de entrar en materia es importante resaltar que no se trata de un recién llegado que sale a la palestra con un “Smile” (Nonesuch, 2004) casero destilando luminosidad precaria. Anteriormente Emilio se forjó en Apeiron, grupo orensano también difícilmente clasificable que se acercó al sello Morr para llevar a cabo una labor deconstructivista a base de programaciones imposibles y formulaciones pop minimalistas. Los más curiosos que escuchen con cariño el collage exquisito “Todo Sigue Intacto” (Foehn, 2002) y no se arrepentirán.
Apeiron queda en stand by pero Emilio continúa activamente desarrollando una cantidad ingente de canciones en las que fusiona modernidad y tradición con acierto, en las que no renuncia al gallego -”Soy un cantautor de Quins y en Quins se habla gallego”- sino que lo acerca a la bossa nova y al rap cuando le apetece predominando la melodía sobre la lengua utilizada. En el uso de la retranca y la ironía -de las que su música no está exenta, más bien todo lo contrario- sus composiciones recuerdan a unos Resentidos pasados por un filtro minimalista. Tampoco se olvida del tropicalismo, en ese sentido también se aproximaría -salvando las distancias, Emilio es mucho más divertido- a El Guincho.
El caso es que el material da para sacar un disco doble que Foehn edita en el 2009, “Chorando Apréndese” (Foehn, 2009). No lo olvidemos, estamos ante un músico sorprendente, ecléctico y romántico a partes iguales, que se atreve a hacer una gira por los pueblos de España o regalar EPs en sus conciertos -sin aderezo extramusical y grabados con un micro de Skype-, por lo que la presentación tenía que ser por todo lo grande, y la elección de un túnel de la autovía Orense-Vigo para hacerlo -cerca de Quins, acompañado por Los Pentagramas- es impagable.
El álbum contiene en realidad dos tratados distintos pero con claras conexiones entre ellos, el primero es un collage de pop clásico lo-fi -me asusta un poco utilizar la palabra clásico hablando de quien hablamos-, bossa nova, electrónica y hip hop, mientras que el segundo tira directamente por la música brasileña.
Las críticas que recibe el disco son muy buenas y sin duda su destino son los primeros puestos en las listas de mejores discos nacionales en el 2009. Esperemos que Emilio mantenga esa vena creativa y el buen humor y nos siga sorprendiendo como hasta ahora en sus siguientes entregas.
Por lo de pronto ya consiguió generar polémica con su nuevo corte “Adeus Feijóo”, en el que fantasea con el suicidio del presidente de la Xunta y lanza perlas como “Rosa Díez paredón”. La canción fue censurada por el concurso A Polo Ghit organizado por la web Vieiros y la Radio Galega. No dramaticemos sin conocimiento de causa ni saquemos los pies del tiesto, Emilio es el primero que antes se ríe de sí mismo y se toma en serio sólo lo justo y necesario.
En 2010 Emilio entrega un cilindro fonográfico “Ipanema 6:20” (SOSOaudio, 2010) -edición limitada a 27 copias, 100€ de nada la unidad- con el corte “Ipanema 6:20” y antes de terminar el año, el 13 de diciembre, sale a la venta el 7″ «A Amizade» (Garibaldi, 2010), su trabajo más pop hasta la fecha.
El caso es que el tiempo pasaba y no sabíamos nada de Emilio. El silencio se rompe cinco años después con “Agricultura Livre” (Foehn, 2015). Estamos ante un trabajo monumental: 3 cd’s, 52 canciones… casi cuatro horas de música. Lo curioso es que la idea inicial de Emilio era un disco de media hora de duración y siete canciones, pero como él mismo dice, son las canciones las que se hacen a sí mismas y ellas son las que deciden su duración. El mundo siguió rodando durante todos estos años y Emilio continuó grabando, con la misma filosofía y los mismos esquemas de siempre: lo-fi, letras en gallego, autogestión de recursos, grabaciones caseras, variedad estilística con un patrón común (bossa, jazz, tropicalismo, rock, pop, hip hop) y mucha personalidad.
Emilio José continúa componiendo nuevas canciones a un ritmo increíble, y en marzo de 2017 llega la mixtape “Nativos Digitais” (Autoproducido, 2017)Añade este contenido con la que supera las 52 canciones de “Agricultura Livre”, entregando nada menos que 64 en descarga digital gratuita a través de su bandcamp.
Una exploración del mundo a través del ciber espacio y el hip hop en la que están presentes todas sus obsesiones, ya sean políticas, sociales, territoriales o tecnológicas. Una disección de la realidad que nos toca y nos tocará vivir. A nivel musical se percibe la influencia de bandas como Shabazz Palaces. Como siempre, Emilio José muestra una gran lucidez. Un disco que nos sumerge en un universo a lo “Black Mirror” (Charlie Brooker).
Comentarios