Don Francisco y José Luis

En 1975 el grupo más vendedor de toda la década, Fórmula V, decide disolverse. Su carismático cantante y líder, Francisco de Asís Pastor, comúnmente conocido como Paco Pastor, no va a seguir el camino de sus viejos compañeros y decide emprender un nuevo proyecto musical. Al fin y al cabo, su cara de pilluelo simpático es uno de los rostros más conocidos del pop español y su crédito comercial va más que sobrado. Apenas unas semanas después de la separación de su grupo, la radio ya comienza a hablar del dúo Don Francisco y José Luis, anunciando su próximo lanzamiento.

La otra mitad de la pareja es José Luis Moreno Recuero, que en 1974 ya había compuesto para Fórmula V algunas canciones, como “Feria”y “El hombre de poligoma”. También había hecho sus pinitos en solitario con un par de sencillos publicados bajo el sobrenombre de Gypsy.

El sello Novola los ficha rápidamente. Ellos se lo curran y Paco se harta de explicar en radios y revistas que esto no tiene nada que ver con su anterior trabajo, que ahora es un hombre serio, que ha madurado, que quiere hacer pop acústico, que sus letras van a tener un contenido social importante, que junto a su nuevo compañero se ha convertido en un cantautor. Y todo aquello era cierto; sin embargo, la afición esperaba otra cosa de uno de los paradigmas de la pachanga española y el cambio de mentalidad de la audiencia se presentaba complicado.

El lanzamiento discográfico se apoya en dos patas. De un lado, el single “Necesitas Saber Caer / Situación Coyuntural” (Novola, 1975). Por otro lado, todo un LP con composiciones propias, “Don Francisco y José Luis” (Novola, 1975), con canciones interesantes como “Ilustrísimo poder”, que es casi un alegato con tintes autobiográficos de Paco, o “Mil estrellas en un calcetín”. Una de las canciones previstas era “El sexocarril”, que va a ser censurada, prohibida y es reconvertida en “El hombre lobo”, con letra menos explícita. Pero el invento no funciona y a pesar de apariciones televisivas, presentación en Madrid y páginas en papel couché, no venden casi nada.

¿Cuál es el problema? Sus canciones no eran malas ni exentas de atractivo. Pero la pareja había llegado al pastel acústico con evidente retraso. Sus canciones estaban en línea con las de de otros dúos como José y Manuel o Víctor y Diego, con arreglos y líneas melódicas similares a grupos triunfadores como Santabárbara o Solera. Pero todos los nombrados habían vivido su máximo esplendor en años anteriores. Esa veta ya estaba agotada y del pastel acústico no quedaban ni las migas.

Al siguiente año van a publicar un nuevo sencillo, “El Tren del Amor” (Novola, 1976), que no es otra cosa que “El sexocarril” anteriormente censurado. El primero de sus singles no había tenido un recorrido comercial largo, pero al menos se había escuchado mucho, siquiera por la curiosidad de conocer la nueva propuesta de Paco Pastor. Este segundo, ni eso. Pasó sin pena ni gloria y poco antes de cumplir un año de edad, el dúo se deshace sin aspavientos.

Ambos van a continuar su carrera. Paco Pastor publicará un long play en solitario, mientras que José Luis grabará con este nombre un sencillo para convertirse a renglón seguido en el ácido humorista Pepín Tre, un personaje que él mismo autodefine como charlatán pop y que pervive hasta hoy día.

En la estructura del dúo, Paco presentaba la voz principal y la referencia más reconocible, mientras que José Luis quedaba en un segundo plano aparente, ya que él se encargaba de las letras y colaboraba activamente en los arreglos. Don Francisco y José Luis han dejado un puñadito de canciones hoy olvidadas, que seguramente en otras circunstancias y voces podrían haber disfrutado del éxito que se les negó. Un loable intento de evolución personal y artística que no llegó a calar en el público.