Llegaron en 2008 para rasgar el panorama musical español con el filo de su nombre y las puñaladas certeras de esos sonidos tan poco patrios. Mejor disco nacional para Go- Magazine, mejor debut para Muzikalia u octavo para Rockdelux, son algunos de los destacados puestos de un álbum que se coló en casi todas las listas de lo mejor de ese año, llegando incluso a sobresalir más allá de nuestras fronteras.
Todo comenzó años atrás, cuando Israel Marco (guitarra y voz) se dio cuenta de que contaba con una maqueta y que para poder llevarla al directo necesitaba un percusionista, con lo que se lanzó a la búsqueda y captura de uno. Es entonces, cuando por medio de una amiga común, se encuentra con el vigués Daniel Domínguez, afincado desde hacía unos años en Barcelona, y con el que enseguida surgió la chispa. Es el año 2005, y tras ensayos, charlas y música, mucha música, nace Cuchillo, nombre surgido de una historia sobre un pueblo fantasma de Nuevo México.
Con el grupo ya en escena y con una demo autoeditada comienzan a darse a conocer por distintas ciudades españolas hasta que en 2007 deciden llevar sus directos a nada más y nada menos que Estados Unidos. Al mismo tiempo comienzan a trabajar en el que sería su disco de debut, y que vería la luz tres años después.
Israel inspirándose en elementos que van más allá de las propias experiencias, como el viento, el sol, o una imagen, da forma a un disco que contará con temas que terminan de elaborarse a escasos días de la grabación. Comienzan así, a entablar conversaciones con diferentes sellos, pero sin que ninguno de ellos parezca decidirse a dar el paso final. Es entonces cuando el dúo resuelve editarse el álbum, convencidos de su trabajo, y reservan dos semanas en el estudio de Paco Loco en Cádiz. Será en ese momento cuando Sinnamon concluya quedárselos para su catálogo.
En 2008 sale al mercado «Cuchillo» (Sinnamon, 2008), un álbum homónimo que no dejó indiferente y del que rápidamente la prensa comenzó a hacer eco (se llegó a decir “de Cuchillo sólo se puede ser fan”), exultante por el talento de un grupo que para muchos venía a ser el salvador de la música española, con nuevos ritmos y aires diferentes que renovaran el anquilosado panorama patrio. Cierto o no, exagerado o no, lo que no puede negarse es que el disco es un compendio de once lisérgicos temas que enganchan, estimulan y hacen sentir, con un equilibrio sorprendente entre la maestría técnica y lo impulsivo.
Entendiendo de manera distinta disco y conciertos, Israel y Daniel aprovechan esas limitaciones de ser tan sólo dos ante el escenario para ofrecer el máximo y jugar con las canciones, los silencios, las pausas…Teloneros de Carla Bozulich, Damon & Naomi o Black Rebel Motorcycle Club entre otros, cuando tan solo contaban con una maqueta en su haber, al hablar de Cuchillo no faltan las alusiones al krautrock alemán, al folk y la psicodelia con ciertas reminiscencias velvetianas y barrettianas, que mezcla el inglés, lenguaje del rock para Marco, y el español.
Dos años después de su aclamado debut con Sinnamon, Cuchillo vuelven esta vez de la mano de Limbo Starr con «Duat» (Limbo Starr, 2010), un EP que sin duda se sitúa entre lo más arriesgado de las propuestas de nuestra independencia, y cuyo título hace alusión al denominado inframundo en la mitología egipcia. Tal y como adelantaron, el paso al castellano es total, y a los sonidos se incorporan cítaras y shruti box, otorgando un tamiz más oscuro y enigmático, cercano a la psicodelia y el krautrock, y que sus seguidores pudieron disfrutar en su destacado paso por el Primavera Club, anticipo del Primavera Sound de 2011.
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