Cantante segoviana, concretamente nacida en la localidad de Navafría, en 1944. Suele aparecer en algunas listas de chicas ye-ye, aunque en propiedad fue una cantante melódica alejada por estética y temática musical de otras contemporáneas vinculadas a esa denominación.
Los primeros pasos los dio en Madrid en 1961, apareciendo en actuaciones radiofónicas y festivales benéficos. Precisamente sus muchas apariciones en aquella radio que se hacía cara al público y un concurso ganado en La Voz de Madrid la llevan como cantante invitada al Festival de Benidorm, 1962. Una edición que supuso la victoria y puesta de largo musical de Raphael. Este escaparate sirvió a Carmina para darse a conocer ante la prensa y para firmar algún contrato semiprofesional. Uno de esos contratos la llevaron a actuar en la Piscina Club Marbella, de Madrid y allí la conoció el popular locutor chileno afincado en España, Raúl Matas, que conducía diariamente Discomanía en la cadena S.E.R., el programas musical más escuchado en toda España.
Matas la presentó a la discográfica Zafiro, que la contrato, aunque el contrato, como ocurría habitualmente hubo de firmarlo un familiar, ya que era menor de edad (en aquellos años la mayoría de edad se alcanzaba al cumplir 21 años). Enseguida grabó su primer (a la postre sería el único) disco. Un extended play cuya pista principal era “Reza” (Zafiro, 1963). Se trataba de un slow melódico con acompañamiento de orquestina y trompeta estridente. Más interesante resultan “Nuestra samba” y “Ay, ay, que luna”, ambos de procedencia italiana e inspiración brasileña.
Zafiro la inscribió en el Festival Hispano-Portugués de la Canción, que se celebraba cada verano en Aranda de Duero. Pero unos días antes su propia discográfica le pidió que se retirara del certamen para que Karina ocupase su puesto. Carmina se negó y defendió un par de temas compuestos por Primitivo Lázaro, entre los que destacaba el gracioso “El burrito organillero”, que fue finalista. Esta canción luego fue grabada con cierto éxito por Los H.H. y Albertina Cortés, pero nunca sería editada en disco por Carmina Campos.
A partir de este momento, Zafiro sentenció a la cantante que había desobedecido y dejó que su contrato feneciera sin que grabase ningún otro disco. Entonces Carmina inicio una carrera como cantante melódica de cabaret, formando pareja artística con el cantante y humorista panameño George Green. Esta asociación durante 1964 y 1965 llevó a Carmina Campos a actuar en prestigiosas salas madrileñas como Luss May, Micheleta, Círculo de Bellas Artes, etc.
La temporada 1966 fue la atracción de Yulia, una de las más conocidas salas madrileñas, en la que actuó acompañada por el grupo-orquesta Escobarino y los Xuyos, que por esa época grabarían una de las primeras versiones en español de “El submarino amarillo”.
Poco más dio de sí la carrera profesional de Carmina Campos, una voz rotunda y clara que interpretó durante algunos años éxitos internacionales en los cabarets capitalinos y que, como muchas otras, se vio abocada al abandono profesional al no lograr encauzar su carrera discográfica.
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