Café Greco

Pensaban en Góngora, uno de los autores que andaban estudiando por entonces en el colegio, cuando quisieron dar nombre al primer proyecto musical en el que se embarcaban los tres compañeros de los Salesianos de Alicante por septiembre de 1972. Juan Antonio Sarrió -El Oso-, Jesús Pérez Penedo -Suso- y Rafael Quereda -Fele- bautizan Fulgor Lacónico de Grana Galante al proyecto que han puesto en marcha mezclando estilos y las maneras de Rolling Stones y The Velvet Underground. Inicialmente Juan A. se encarga de la batería, Suso de la guitarra y Fele de la voz, hasta que este último se compra un bajo que toca simultaneando la tarea con el micrófono como cantante. Incorporaron un buen número de guitarristas a la formación como Juan Ignacio de Diego, Jose Andrés Gomis Lucas, Pedro Poveda -El Buzo- …, pero todos pasaron de forma esporádica sin que se llegase a estabilizar ninguno. Sin embargo el núcleo que formaban los tres amigos está coexionado como si de hermanos de sangre se tratara: «Éramos los únicos de los 70 politizados que preferíamos Slade o The New York Dolls a Paco Ibañez» marca tajante el cantante.

Tras una etapa inicial no exenta de parones, la banda sólo empieza a funcionar de forma regular cuando se llega al año 1978. Han utilizado diferentes nombres como El Rey Pieldespuma y el Comando Dubidúa o M.U.T.-5, pero finalmente eligen Café Greco. Se trataba del «nombre del café más antiguo del mundo, que se encuentra en Roma. Aunque siempre hubo gente que pensó que era un homenaje a Juliette Grecó, lo cual tampoco nos desagradó«, reconoce Fele.

Además de consolidarse tras un nombre que ya no cambiarían más, se centran en un sonido, que dicen deudor del «Transformer» (RCA, 1972) de Lou Reed en concreto y de la Velvet Underground más en general.

Para la cuestión del local donde ensayar llegan a un acuerdo con un grupo cercano: Morticia y los Decrépitos. Necesitados como andaban estos siempre de un batería estable, Café Greco les presta los servicios de Juan Antonio con la condición de que les acojan en su campamento base situado en el Club del Mar. En un primer momento la coexistencia no está exenta de cierto recelo, el de María, cantante de Morticia, que al ver las pintas etiquetó quizás a la ligera a los recién llegados. «Pensó que éramos poppies» relata Fele, que a su vez cuenta el susto que se llevó ésta cuando les oyó ensayar «Apenas un espasmo«, uno de sus primeros temas.

En el traslado que las dos formaciones tienen que hacer para cambiar su local de ensayo a un nuevo emplazamiento, una casa en ruinas en la calle de la Vega, incorporan a Mamen Ibañez. El nuevo fichaje les asegura tener conocimientos de música pudiendo tocar tanto el violín como el teclado. Estas supuestas habilidades convencen de inmediato a Fele, que no duda en ficharla para Café Greco. Con el paso de los días y los ensayos se hizo manifiesto que la tarjeta de presentación ante sus nuevos compañeros contenía ciertas exageraciones, pudiéndose encargar sólo de un Korg de latiguillos: «Mamen, en realidad, nunca tocó el violín. En el teclado tocaba la sintonía de ‘Uruguay’ y de ‘Viento del infierno’, que se la habíamos marcado con pegatinas de colores en las teclas. El resto del tiempo hacía efectos de viento, ruidos…» desvela el cantante.

El debut en directo con ella al teclado resultó más accidentado de lo esperado. En un caótico, pero a la vez «increible» actuación en la sala ZZ Rock de Alicante, Mamen sufre los efectos de una mala combinación entre su medicación para la gripe que andaba padeciendo esos días y sustancias propias de la época que le suministran en camerinos. Como resultado ella no sube con sus compañeros cuando se inicia el concierto: «Se me desmayó en los brazos, estaba blanca y fría, pensé que estaba muerta, pero a pesar de eso, empezamos a tocar. Cuando arrancábamos con ‘Uruguay’, en la que, a falta de teclado, yo silbaba el riff de entrada, llegó al escenario a trompicones, empezando a seguir la melodía«. El público congregado allí, ignorando lo que había pasado en realidad estalló en aplausos, gritos y escupitajos: «¡Estaba lleno de punkis!» recuerda aún emocionado Fele.

En 1983 van a Valencia al Micro Estudio de Ramón Gilabert donde dejan registrada una maqueta con los ya mencionados «Apenas un espasmo«, «Uruguay«, «Viento del infierno«, «Para Capitán Nemo«, «Palabra hermética» y «Decibelios«. Cuando fueron a grabar se percataron de que Suso se había olvidado los pedales que solía utilizar.

Sostienen a viva voz la influencia de la Velvet Underground, a la que querían aunar la estética visual trajeada de Roxy Music, pero lo cierto es que en aquella cinta había rasgos evidentes de hermanamiento con los Gabinete Caligari de la etapa oscura y su «Cómo perdimos Berlín» o similares aires tenebrosos a los que en Valencia harían Extrema Cordialidad Homicida

Café Greco tocó con la práctica totalidad de los grupos del Alicante de los 80, los que figuraban en la escudería Fitter del promotor Miguel Torres: Garage, La Oscura Posibilidad, Garrote Vil, Ángel de Noche, Morticia y los Decrépitos… Entre sus actuaciones figuran las dadas en Benidorm (Peña Vergüenza Ajena), en Altea (Cap Negret), en Alicante (Rolling Skate)…

Mamen desapareció sin comunicar nada a nadie, y de hecho, ya no estaba en la banda en algunas de las últimas actuaciones. El trío restante continuó pero las responsabilidades familiares empezaron a provocar que tanto ensayos como conciertos se fueran espaciando cada vez más, hasta que llega un momento en el que se acuerda dejarlo.

Una vez parada la actividad del grupo por 1986, ninguno de sus componentes entró en grupo alguno. Juan Antonio había dejado ya de ocuparse también de las baquetas de Morticia y los Decrépitos. Fele se dedicó a componer canciones para un grupo de salsa llamado Si lo Sé No Crezco y sintonías de series de dibujos animados que finalmente no se emitieron en televisión. Por su parte Suso, tras dejar su trabajo como croupier en el casino Costa Blanca, se marchó sin dejar pista alguna tras de sí.

Fele, presa de la nostalgia, y sin saber todavía nada de ellos dos, decide mucho tiempo hacer un recopilatorio a partir del repertorio de Café Greco. Entra en 2007 en Estudio-G a grabar las canciones en versión actual, para lo que trabaja con Ramón Pastor, su responsable, que le ayuda con los arreglos, que suavizan algo más de lo que le hubiera gustado al cantante el resultado final. «Uruguay» (Autoproducido, 2008) tiene en sus créditos a más nombres, como el del propio Juan Antonio, pero en realidad, se compone con el esfuerzo personal de Fele, que toca todos los instrumentos savo alguna de las guitarras solistas, acreditadas a J. Andrés Morales. Elaborado con la vista puesta en los tiempos pasados y los antiguos compañeros, tiene multitud de guiños en recuerdo suyo, como sonido de aire o viento, como homenaje a Mamen.

Casualmente un par de años después se encuentra, primero con Suso, que le hace saber de su periplo vital por el extranjero, y luego con ella. Consigue motivar al primero y a Juan Antonio después para dar algunos conciertos en la sala Abraxas de Benidorm. «Pero Suso ya no estaba bien«, relata Fele. Llega a estar totalmente asqueado de la música y su amigo le compra tanto la colección de vinilos como sus guitarras con tal de que no se perdieran en manos de desconocidos o tirados por ahí «que es lo que iba a hacer», cuenta con desesperación. La situación culmina de la peor forma en noviembre de 2017 «Desaparecía, aparecía, desaparecía, aparecía….hasta que su hijo lo encontró muerto a consecuencia de un ictus«.

Ese mismo año, Mamen vuelve a desaparecer, y es entonces que los dos componentes de Café Greco que aún quedan localizables toman la decisión de masterizar la maqueta grabada en el Micro Estudio en 1983. El resultado, «1983» (Kak, 2017), permite recuperar una buena muestra de la oscuridad que desarrollaron en su momento.

La más reciente actualidad de Fele pasa por el grupo formado con Edu de la Cotera, uno de los Decrépitos y que venía de tocar en Tango LügerAñade este contenido. En homenaje a los grupos deciden bautizarlo Lüger Greco.