Bigott significa muchas cosas: es una empresa de manufactura y comercialización de cigarrillos en Venezuela, intolerante en inglés (aunque con una ‘t’ solo) y retrasado en ruso, según dice el propio Borja Laudo, que es quien se halla detrás de tan interesante proyecto.
El ex-Comedienne es un rara avis es nuestra escena. Cantando en perfecto inglés, sus composiciones, que a veces cuesta imaginar no salgan de lo más profundo de Kentucky, se zafan para medirse de igual a igual con las de los grandes de esto, como Will Oldham o Bill Callahan. “Pero si yo soy un desgraciado. Los críticos me comparan con peña como Bonnie Prince Billy y cosas así porque no tienen ni idea”, dice él, siempre tan irónico y esquivo.
Borja, que ya había colaborado con diferentes bandas zaragozanas como Tachenko, Big City y La Costa Brava (protagonizó el videoclip de «Adoro a las pijas de mi ciudad»), tras ganar en 2005 el concurso al mejor grupo maquetero según MondoSonoro Aragón y el premio a la mejor maqueta de los VII Premios de la música aragonesa, graba un primer trabajo, «Borjj» (2005), que nunca sería publicado.
Sería de la mano de sus amigos de King of Patio (de hecho el nombre del sello sería tomado del título de una de sus canciones), que Bigott se estrenase con «That Sentimental Sandwich» (King of Patio, 2006), rodeado de más amigos de gran altura («yo no colaboro con nadie, son todos malísimos»), como Andrés Perruca (El Niño Gusano, Tachenko, The Secret Society), Javi Vicente (Big City), Javi Íñigo de El Huracán Ambulante (la banda de Bunbury) o, como no, Clara Carnicer, para regalarnos un debut impresionante conformado por diez canciones que dibujan pasajes de gran saudade y melancolía, pero también con energía arrolladora y gran intensidad.
Diez canciones maravillosas que tendrían su continuación dos años después con «What a Lovely Day Today» (Bigott / Grabaciones en el Mar, 2008), una auténtica obra maestra sin parangón en nuestra escena. Un disco valiente, de bella factura, diferente, renovador y, sobre todo, muy bueno. De esos que de vez en cuando salen en nuestro panorama y, por supuesto, casi todo el mundo ignora.
Y es que lo cierto que tras estos dos discazos, poco se sabe de Bigott. A Borja no le gusta hacer cosas que no le gustan. Le gusta hacer canciones, y por eso las hace. Simple. Pero no le gusta la promoción ni hablar de sí mismo. Justo. De hecho, ya en los tiempos de Comedienne admitían que la promoción era su asignatura pendiente.
Pero con una irrupción bastante importante del folk en nuestra escena de la mano del fenómeno Russian Red, así como la grata y bella sorpresa de Wild Honey, por fin «Fin» (Grabaciones en el Mar, 2009), gozaba de la repercusión que a una propuesta como la de Bigott se le presuponía, se mete en listas e incluso es elegido disco nacional del año por la Mondo Sonoro.
Y sin que el título de este trabajo fuera premonitorio (menos mal), casi sin darnos cuenta aparece al año siguiente «This is the Beginning of a Beautiful Friendship» (Grabaciones en el Mar, 2010), otro buen trabajo de guitarras ensoñadoras y ondas de calor con delicados oasis en forma de folk. La fiebre del folk.
En 2011 entrega su quinto disco: «The Orinal Soundtrack» (Grabaciones en el Mar, 2011). Es decir, melodías eficaces envueltas en texturas que van desde el folk, el pop o incluso el tecno pop -«Cannibal dinner«- y la conga -«Turkey moon«-. Todo ello aderezado con el peculiar sentido del humor de Borja, sus tintes surrealistas y sus logrados juegos de palabras que consiguen robar más de una sonrisa.
Dos años después llega «Blue Jeans» (Grabaciones en el Mar, 2013). Un disco grabado en plena selva de Trancoso (Brasil) en el que Borja se acerca al lounge latino y al folclore carioca.
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