En 1997 cinco extravagantes, con el más extravagante de todos, Joan Miquel Oliver, a la cabeza, se juntan para montar un grupo. Vistos en una foto son la banda con peor pinta de estrellas del rock que te puedes imaginar. No son muy agraciados, no tiene aspecto de fiereza o de ternura, se visten como para ir a comprar el pan… nadie diría que diez años después y cinco discos más tarde (seis si se cuenta el Grandes Éxitos instrumental) estarían consolidados como una de las bandas más respetadas a nivel estatal, y eso sin renunciar a cantar en su mallorquín natal, siendo reconocidos por prensa de toda España como una de las propuestas más originales, atrevidas y sugerentes surgidas en mucho tiempo. Su universo personal de extraterrestres, animales marinos, sol, robots, escapismo en la ciencia ficción, citas cultas y homenajes a la cultura más del pueblo, es tan amplio como fascinante. Pero empecemos por el principio…
Graban una maqueta con cuatro temas: «Cibernauta Joan», «L’Univers és una festa», «Rumba» y «Es xifon és un aparato», de los que recuperarán para su debut los dos primeros. Entre la rumba catalana, el delirio de Sisa (sobre todo en los textos) y una música eminentemente de fusión, comienzan a ser tenidos en cuenta y dan sus primeras actuaciones como Antònia Font.
¿Un grupo formado por cinco muchachos y se llama Antònia Font?. Hay bastante literatura legendaria alrededor de la elección de este nombre. La versión oficial es que es una compañera de la universidad que estaba allí en un principio, y al ser cinco hombres pensaron que sería curioso y divertido llamarse así. Otras versiones apócrifas son bastante más escatológicas. No importa. Es un nombre y es el suyo.
El debut se viene en el año 1999. Como si quisieran aliviar de las tensiones premilénicas que predicaba Tricky, entregan en “Antònia Font” (Discmedi, 1999) un cóctel soleado por el que se cuelan las rendijas de verbenas y de una de las mayores influencias del grupo, Kiko Veneno. Esto hace que en un primer momento se les asocie con grupos de fusión en la onda de Mano Negra, pero el corazón pop del grupo ya latía tras esos ropajes.
El disco tiene una muy buena acogida, sorprendente incluso, vendiendo más de 4000 copias y agotándose. Los elogios en la isla son máximos y los medios locales los nombran como la gran esperanza de la música mallorquina (un lugar, por otra parte, con mucha música, desde Maria del Mar Bonet a La Granja, pasando por Sexy Sadie, el espectro musical isleño ha sido amplio y diverso).
Un par de años más tarde editan “A Rùssia” (Slurp, 2001), piedra de toque importante dentro de un discografía diversa y en constante evolución, desatan y aumentan todas las constantes de su primer álbum, pero va ganando espacio la búsqueda de un pop cristalino. La temática es algo más introspectiva que en el primer intento pero los seres maravillosos siguen poblando las letras de un cada vez más inspirado Joan Miquel Oliver. El disco conquista audiencias mayores y las regiones catalanoparlantes. Temas imprescindibles en su carrera como el que da título a la grabación ponen la rampa de lanzamiento para la definitiva eclosión del grupo.
Y sólo un año más tarde llega «Alegria» (Drac / Virgin, 2002). Para el que escribe, uno de los mejores discos españoles de las dos últimas décadas. Así de simple. La conquista del resto de España con alabanzas mayestáticas sobre esta breve obra de tan sólo diez concisos temas, en el que la alegría produce una melancolía tan extrema de la que es difícil escapar, y que se corona con una canción que es una montaña: «Dins aquest iglú«, su tema más conocido y representativo. El que les da a conocer más allá de barreras idiomáticas y prejuicios estúpidos. La voz de Pau Debon ya suena del todo concebida, y es capaz de expresar con verdad todo lo que las canciones ocultan.»Alegria» se encarama a los primeros puestos en las listas de fin de año de muchas publicaciones, y un nuevo público que los desconocía queda fascinado y asombrado ante el quinteto isleño.
Tras este paso de siete leguas, en vez de pensar que tenían ganado mucho terreno y tratar de defenderlo con un disco continuista, buscan el más allá y se atreven con el disco que no puede ser calificado de otro modo como el más ambicioso de su carrera. «Taxi» (Discmedi, 2004) no es sólo un disco, sino que incluye un CD-ROM con material audiovisual, un libreto con un relato de unas cincuenta páginas, y un cortometraje “Acronia i Col·lapse del Dr. Polanski“, en el que aparecen muchos de los ecos de toda su obra, dominada por la ciencia ficción como metáfora del caos de la vida moderna. Una ciencia ficción poco utópica y en las que las cosas no salen de manera perfecta, y los problemas son los habituales. Incluso un robot puede sentirse sólo y amargado, lleno de añoranzas cuando lo apagan. Sobre eso reflexiona el grupo.
Una vez más las alabanzas son reiteradas y su crecimiento a nivel popular se va consolidando. Tras este disco el compositor principal y guitarrista de la banda, edita «Surfistes en Càmera Lenta» (Blau, 2005), un disco muy personal, disperso, con cosas que quizá no tenían cabida en el universo Antònia Font porque, aunque en la temática es similar, musicalmente es más errático, más austero (el nivel de exuberancia que estaba alcanzando el grupo y que continuará en el futuro es bastante notable), y en el se da el placer o el capricho de cantar. De forma discreta todo hay que decirlo. Aún así es un disco con mucho interés. Más tarde publicará «Live in Paris» (Discmedi, 2005).
El 2006 es el momento del introspectivo “Batiscafo Katiuskas” (Discmedi, 2006). Especie de Space Oditty a lo Bowie, pero sustituyendo el espacio por el fondo marino, una vez más se vuelven a reunir un catálogo de inquietudes temáticas ya conocidas, pero esta vez con una mirada más puesta en el interior que un análisis del entorno. La soledad del batíscafo es a lo que invita. Lleno de sonidos fascinantes, arreglos de cuerda que penetran hasta el más recóndito lugar de las entrañas del oyente, este viaje por las profundidades marinas no los hunde sino que, otra vez más, los hace llegar a más público y más diverso, mostrando la línea recta de un grupo que parece no tener límites. Artículos elogiosos en la prensa nacional (para un grupo que canta en su lengua autóctona, cosa muy poco habitual) los pone en boca de muchos, pero en marco de nadie, porque no se dejan encasillar con escena alguna (en nada se parecen al tradicional rock català). Experimentos como “Tonto”, sobre un surrealista texto de Cortázar, muestran a las claras que no es una banda que piense demasiado en complacer sino en la búsqueda (acertada casi siempre, equivocada a veces).
Para demostrar su singularidad, en 2007 publican una especie de Grandes Éxitos titulada “Coser i Cantar” (Discmedi, 2007). Titulado como el Grandes Éxitos de otra rara avis del panorama musical como fueron Vainica Doble en su «Coser y Cantar» (BMG, 1997), el grupo reinterpreta sus éxitos en un doble disco acompañados por la orquesta sinfónica de Bratislava. El disco es insatisfactorio en algunos momentos porque el alma pop, rumbero o festivo de las originales choca con unos arreglos no muy suntuosos pero si opresivos. En cambio hay momentos en el que la emoción de las reinterpretaciones están a la altura (y a veces por encima) del original, como la perturbadora visión de “Productos de Neteja”. Gracias a él reciben el premio de la música 2008 al mejor álbum de pop, y poco después el premio nacional de cultura, en la categoría de música, de manos de la Generalitat de Catalunya.
Durante el siguiente año se dedican a girar con ese formato, dando más de cincuenta conciertos acabando donde habían empezado, en el Teatre Principal de Palma. Esto deja al grupo agotado y deciden por unanimidad darse un tiempo para descansar. Durante esa temporada Joan Miquel Oliver aprovecha para lanzar un nuevo álbum en solitario “Bombón Mallorquín” (Blau, 2009) y un falso directo con Albert Plá.
A pesar de los rumores de separación 2011 es, por fin, el año de su vuelta. Para ello crean su propio sello, Robot Innocent Companyia Discogràfica, donde sacarán su nuevo disco con nuevo material. “Lamparetes” (Robot Innocent, 2011) será su sexto disco de estudio. En él abandonan los viajes estelares, o las profundidades marinas para hablar del progreso y de la lucha de los pioneros por avanzar; donde combinan sus típicas letras surrealistas con otras más narrativas. Las expectativas del disco eran altas, pero consiguen alcanzar el número tres en las listas de ventas.
En agosto de 2012 tocan en el Fun Festival que se celebra en la pista polideportiva de la calle Santa Miquel de Sant Vicenç dels Horts junto a Fira Fem, Gurús y sobre todo, la reunión de Beef. Después de verano anuncian el lanzamiento de un nuevo trabajo, «Vostè És Aquí» (Robot Innocent, 2012) que el grupo define como «un viaje en tres etapas por su universo intransferible y la combinación de géneros, tradiciones e incluso lenguas«. El álbum alcanza su predecesor el número tres en las listas de ventas y la gira de presentación les lleva a presentarlo por todo el país.
A finales de 2013 el grupo anuncia su disolución: «Disset anys i vuit àlbums després, Antònia Font anuncien la seva dissolució. Satisfets amb la feina feta i conscients del seu llegat, els membres del quintet mallorquí consideren que ha arribat el moment de posar punt i final a la seva trajectòria i concentrar-se en projectes personals no necessàriament relacionats amb la música. Sense controvèrsia ni traumes interns, Joan Miquel Oliver (guitarra i composició), Pau Debon (guitarra i veu), Jaume Manresa (teclats), Joan Roca (baix) i Pere Manel Debon (bateria) coincideixen en que el seu darrer àlbum, Vostè és aquí (Robot Innocent, 2012), culmina la seva proposta artística i és un digne epitafi per una carrera que no encaixaria un pas enrere. Per això, el concert programat pel proper 27 de Desembre al Teatre Principal de Palma serà l’última oportunitat de veure’ls a damunt d’un escenari.»
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