Amparo Soler Leal nace el 23 de agosto de 1933 en Madrid en el seno de una familia de artistas. Sus padres, Salvador Soler Marí y Milagros Leal, eran famosos actores de teatro de cuyo matrimonio nace una única hija. Debuta en escena a los quince años en la obra «No Me Mientas Tanto» (1948) de Alfonso Paso en la que también trabajaban sus padres. Al poco tiempo se incorpora a la compañía del Teatro María Guerrero en la que trabajaba su padre con la que conseguirá su primer éxito «Historias de una Casa» (1949) de Joaquín Calvo Sotelo.
En la década de los 50 se dedica casi por entero al teatro llegando a actuar en medio centenar de obras de teatro como «Una noche de primavera sin sueño» (1950), de Enrique Jardiel Poncela, «Doña Clarines» (1951) de los Hermanos Álvarez Quintero, «La Discreta Enamorada» (1953) de Lope de Vega, «Los Intereses Creados» (1954), de Jacinto Benavente o «Don Juan Tenorio» (1954), de Jose Zorrilla. También debuta en el mundo del cine con un pequeño papel en «Puebla de las Mujeres» (1952) de Antonio del Amo.
Su primer papel importante en la gran pantalla es el de Margarita en «Usted Puede Ser un Asesino» (1961) de José María Forqué con el que gana el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo. Durante la década de los 60 compagina ambos mundos, en el celuloide protagoniza importantes roles como en «Vuelve San Valentín» (1962) y «La Gran Familia» (1962) –con la que ganaría el premio como mejor actriz principal del Círculo de Escritores Cinematográficos- ambas de Fernando Palacios, «Las que tienen que servir» (1967) y «La Becerrada» (1963) de José María Forqué junto a otros más pequeños como en «Plácido» (1961) de Luis García Berlanga. En el teatro actúa en unas pocas obras, algunas con su propia compañía que había creado poco antes. Una de ellas es «El Baúl de los Disfraces» (1964) de Jaime Salom, una obra de teatro musical que narra la vida y amores de un anciano Juan estrenada en el teatro Goya en septiembre de 1964 bajo la dirección de José María Loperena y protagonizada junto a Carlos Lemos y Arturo López que cosechó buenas críticas para la prensa de la época, en el diario ABC Enrique Llovet escribía: «Amparo Soler Leal encarnó con jocundidad muy intelectualizada, con muchísimo talento y con un repertorio de medios expresivos verdaderamente encantador, un personaje cargado al mismo tiempo, de abstracciones y mínimos datos realistas. Mantuvo, en una primorosa cuerda floja, su doble relación escénica (…) sin un instante de abandono en la atención o flojedad interpretativa»
Según reconocía en una entrevista para la revista Fotogramas era sus primeros pinitos en la canción:
«-¿Qué tal cantas?
-Me voy defendiendo… Creo yo, ¡claro!
-¿Jamás se te había ocurrido cantar?
-No, ni pensarlo. Y esta vez tampoco se me ocurrió a mí. Fue al autor. Me preguntaron si me atrevía y dije que sí.»
Pero, debido al gran éxito que tuvo la obra –eran los últimos coletazos de la moda del cuplé-, se decide grabar un EP con los cuatro temas que cantaba Amparo en la citada obra. Así se edita «El Baúl de los Disfraces» (Belter, 1964) con cuatro composiciones de Augusto Algueró. Entre ellas «El surf del disfraz» que más tarde versionaron Los Cinco Latinos
Experiencia musical que repetiría un lustro después con el EP “Canta Viaje en un Trapecio” (Palobal, 1971). La actriz madrileña realizó esta grabación para la promoción de la obra de teatro «Viaje en un Trapecio» de Jaime Salom y música de Carlos Laporta, la cara A contiene: «Duermo con un tal Smith«, «Yo soy la gran Laura» y «Para mi amor«, la cara B «Pasear«, una rareza para incondicionales de la actriz. Como nota curiosa, se considera que el tema que abre esta referencia es demasiado escandaloso y en la portada del vinilo sólo se puede leer «… Con un tal Smith» como si con eso ser arreglara todo.
Según la crítica de La Vanguardia del día del estreno de la obra en el teatro Moratín de Barcelona: «Amparo Soler Leal realiza en esta obra una de las creaciones más ricas de matices, más sutil y más intencionada de cuantas le habíamos visto realizar hasta ahora, no obstante, lo fecundo de su carrera artística. En esta ocasión es un puro deleite. Flexible, graciosa, profunda, emotiva… Apenas si hay un solo rasgo interpretativo en la vasta gama de los recursos de que debe echar mano que no haya sido ejecutado por esta gran actriz en los términos justos. También interpreta cinco o seis canciones, que imprimen a la obra un vago aire musical, aunque no llega a serlo exactamente. Creador de estas canciones ha sido Carlos Laporta que ha hecho asimismo un bello alarde de fluida inspiración.»
En los 70, abandona el teatro tras protagonizar «La Señorita Julia» (1975) de August Strindberg dirigida por su exmarido Adolfo Marsillach, no regresará hasta el año 1994 para protagonizar «El Zoo de Cristal» de Tennesse Williams dirigido por Mario Gas; para centrarse en su carrera cinematográfica donde participa en filmes como «El Bosque del Lobo» (1970) de Pedro Olea, «El Discreto Encanto de la Burguesía» (1972) de Luis Buñuel, «¡Jo, Papá!» (1975) de Jaime Armiñán con la que gana el premio a mejor actriz de reparto del Círculo de Escritores Cinematográficos, «La Escopeta Nacional» (1978), «Patrimonio Nacional» (1981) y «Nacional III» (1982), «La Vaquilla» (1985) y «Todos a la Cárcel» (1993) de Luis García Berlanga, «El Crimen de Cuenca» (1980) y «Gary Cooper, Que Estás en los Cielos» (1980) de Pilar Miró, «Las Bicicletas Son Para el Verano» (1984) de Jaime Chavarri o «¿Qué He Hecho Yo Para Merecer Esto!» (1984) de Pedro Almodóvar.
También hace alguna incursión en el mundo de la televisión, aunque no se prodiga mucho en este medio. Amparo fallece el 25 de octubre de 2013, en Barcelona.
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