En la primera mitad de los 60, Barcelona era un hervidero de conjuntos musicales. Se calcula que en 1966 en aquella provincia existían no menos de trescientas agrupaciones más o menos profesionales. Una de las bandas más destacadas de aquella pléyade eran The Finder’s, formada en 1962. En 1964 el grupo se disgrega y, a finales de ese año, algunos de sus componentes lo rehacen, adoptando el nombre definitivo de Alex y Los Findes. Fichan por el sello Vergara, que los desvió a su filial Marbella. Anteriormente, bajo el nombre de los Finder’s, habían grabado dos EP para el sello Belter, sin obtener ninguna repercusión. El núcleo del grupo estaba formado por el cantante Ferrán -Álex- Alert Prieto, el guitarra solista Dennis Bel, el guitarra rítmica Robert Castro.Junto a ellos estaban en Los Findes el bajista Joan Riera y el batería Vicenç Rondoni. Otros componentes harán lo propio con The Finder’s.
Su estilo marca perfectamente la evolución de los gustos musicales entre 1964 y 1968. Sus primeros discos nos presentan un conjunto beat, que pronto evolucionará hacia el rhythm ‘n’ blues, para acabar acercándose al soul en sus últimos tiempos. En 1965 los componentes del grupo abandonan estudios y trabajos para dedicarse en exclusiva a vivir de y para la música, tarea siempre difícil y absolutamente titánica en aquella época. Actúan con regularidad en los festivales que se celebran en el Palacio de Deportes de Barcelona, en salas de baile de la Ciudad Condal y pasan dos veranos actuando en la isla de Mallorca, concretamente en Palmanova, donde sus buenas versiones de los grandes grupos ingleses son muy apreciadas por los turistas extranjeros. Tras dos discos en Marbella, abandonan por propia iniciativa este sello, que postergaba a grupos como ellos para enfocar todas sus energías en la promoción de su grupo estrella, Los Sirex.
Pasan al sello Discophon con el que realizarán sus grabaciones más notables, destacando el primer disco para su nueva marca, que contiene una más que aceptable versión del tema de The Yardbirds «For your love» y el tema propio «Es fácil«. Este disco, sin constituir un gran éxito, se defiende bien en el mercado y propicia nuevas grabaciones entre las que hay que destacar «El país de las mil danzas«, clásico del soul que popularizó en todo el mundo a Wilson Pickett, y «Abajo las penas«, recreación de un rock and roll no demasiado conocido de Little Richard.
Ambos discos están fechados en 1967, un año antes de que se produjera la disolución del grupo, que vino provocada por la finalización de su contrato con Discophon. Treinta años después, en 1999, sus dos guitarristas y su batería volvieron a reunirse con otros músicos veteranos para actuaciones en el circuito nostálgico. El sonido del grupo es realmente impactante, compaginando versiones en castellano con canciones propias. Buenas guitarras garajeras y un cantante con gran poder de adaptación a los distintos registros de la música de su tiempo son los puntales de este conjunto que para muchos fonotequeros va a constituir un agradable descubrimiento.
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