Los tinerfeños El Faro y los madrileños Los Lagos de Hinault lanzan un disco compartido en edición limitada a 350 copias publicada conjuntamente por Acuarela y Fikasound. Este split se presenta en Madrid el viernes 5 de octubre a las 22h en la sala Siroco.
Sobre los grupos:
El Faro: Carlos y Saray, del nordeste de la isla de Tenerife, son las cabezas visibles de El Faro, proyecto en el que nos presentan canciones directas con sorprendentes atajos melódicos. Podría decirse que suenan a Beat Happening o a The Pastels; pero también a los Sr. Chinarro del «Pequeño Circo» (Acuarela, 1993) o los Smiths de “Suffer Little Children” (Rough Trade, 1984), con unas letras que enganchan a la primera escucha.
Tras bautizarse en directo abriendo para The Wave Pictures en julio de 2011, figurar segundos en la lista de bandas noveles de «Disco Grande» (Radio 3) y estar en la lista de grupos que en 2012 explotarán de Jenesaispop, debutaron con un 7” compartido con el venezolano Algodón Egipcio. Eran dos temas de su maqueta, “Torre de Prisa” e “Imaginaciones Nuestras”, regrabadas por Jaír Ramírez (Pumuky).
El Faro han participado en el homenaje «Coloreando a Daniel Johnston. La Historia de un Artista», han teloneado precisamente a Daniel Johnston, tocado en el pasado Primavera Sound y fueron destacados como una de las promesas más notables del indie hispano en la revista francesa Magic!
Los Lagos de Hinault: Vuelven un año después de su aclamado disco de debut, «Vidas Ejemplares» (Fikasound, 2011), con dos nuevas canciones que ahondan en todas las virtudes ya mostradas por esta banda madrileña: melodías directas, letras entre lo divertido y lo melancólico y un vistoso contraste vocal entre Carlos Ynduráin y Matilde Tresca.
También considerados una de las revelaciones del pop nacional del pasado año, las doce canciones de «Vidas Ejemplares» producidas por Cristian Pallejá (Fred i Son)- ya dejaban bien claro desde el principio lo que son: pop con armonías certeras y unas letras que no dan puntada sin hilo. Acercándose en ocasiones a la ruidosa sencillez de The Vaselines o a la chispeante sofisticación de The Magnetic Fields, Los Lagos de Hinault no pierden nunca su atractiva y marcada personalidad; una personalidad tan elegante como gamberra que hace de los ritmos programados, las guitarras eléctricas y las voces de Carlos y Matilde el entramado perfecto sobre el que construir temas que buscan huir del conformismo y el aburrimiento.
/////// ASÍ FUE: EL POST CONCIERTO ///////
Nuevo concierto en Siroco, esta vez dando cabida a la presentación de un 7″ compartido entre dos bandas con planteamientos a priori diferentes, pero sin duda complementarios: El de Los Lagos de Hinault al alimón con los jovencísimos El Faro, señas de identidad de los sellos Fikasound y Acuarela, respectivamente.
Comenzaba la cita con un público llegando a la sala de una manera algo más perezosa de lo habitual si cabe, hecho que hacía presagiar lo peor debido a la coincidencia de conciertos en la capital, desde Leonard Cohen hasta Templeton junto a Rusos Blancos, pasando por Bigott e incluso otra presentación en formato de 7″: la del nuevo single de la colección de Jabalina. Afortunadamente no fue así, y en el momento en que Carlos y Saray (El Faro vinieron en formato reducido y acústico) se deciden a salir al escenario, ya había un razonable número de filas llenas presenciando la función.
No se me ocurre un adjetivo mejor que el de sorprendente para calificar el concierto de los tinerfeños. Que unos pipiolos (algo que se evidenciaba sobre todo entre canción y canción, con sus risas nerviosas y sus bromas privadas) fueran capaces, ya no sólo de captar la atención del público, sino de emocionarlo, dice mucho del talento compositivo de los de la isla. Tragedias amorosas, mundos que se derrumban como castillos de naipes y otoños que llegan como una redención para dejar más que buen sabor de boca. Encajan perfectamente en la idiosincracia del sello, y suponen un soplo de aire fresco, no tanto por su propuesta musical, sino por su juventud, hecho muy a valorar. Dejaron acertadamente para el final las dos canciones contenidas en el single que se presentaba, sin duda las más redondas y maduras.
Turno para Los Lagos de Hinault, ya con su formación consolidada -o casi, pues el berlinés Joseph, conocido como Joselito, cederá inminentemente el testigo en los teclados a otra Saray, la de Hazte Lapón– desarrollado su sonido de plenamente. Carlos anda preocupado con no sonar demasiado rock, pero que no le quepa la menor duda de que lo que hacen, por mucha energía que David (también en Ornamento y Delito) imprima desde las baquetas, es pop en estado puro. Con un puntito Pegamoides si me apuras, pero pop al fin y al cabo, con sus estribillos pegadizos, sus melodías (qué bien empastan las voces de Carlos y Matilde), sus canciones más sosegadas y trasnochadas, otras más bailongas y festivas («Oscilobatiente»), pero todas con un denominador común: el genio compositivo de un Carlos Ynduráin cada vez más seguro de sí mismo en el escenario. Hasta un bis de tres canciones se atrevieron a dar.
Reportaje fotográfico de Yago Cobas: