El disco no llegó a tiempo, pese a las casi tres semanas de margen con la fábrica (sí al menos las preciosas fundas diseñadas por Helga, de Villarroel). Habíamos -Discos Walden, Maravillosos Ruidos y esta casa- previsto un concierto anterior en Barcelona para abrir boca, pero la sala escogida, la Moog, cesó su actividad de conciertos repentinamente. En Madrid hacía un frío polar, y tocaban, a saber: Russian Red con alguien por ahí de Belle & Sebastian, Elastic Band, Nate Baldwin, Lori Meyers, Ornamento y Delito… ¡hasta un festival de vinos y música indie había! Pero el espectro que recorría Europa fue superior a todos estos avatares, como no podía ser de otra manera.
Comenzaron puntualísimos unos Viva Ben-Hur algo taquicárdicos, pero pronto se desperezaron de sus nervios, que más bien eran fruto de la impaciencia. A sus consabidos ritmos descacharrados, cuyo mejor ejemplo sea quizás «Cabeza de huevo», se unió paulatinamente una vertiente oscura de reciente implantación más que sugerente. A seguir la pista a la evolución de este interesante grupo que ofreció un concierto lleno de matices y un afán por salirse de las fórmulas presconcebidas y dar un giro de tuerca necesario al pop.
Si algo demostraron las Arponera es que les faltan más horas de ensayo, o más conciertos, lo cual viene a ser lo mismo. Porque potencial tienen, y mucho, y así lo pusieron de relieve esas canciones cargadas de una cotidiana gravedad dentro de su universo personal.
Lo de Villarroel fue de otro planeta. Vinieron como el que no quiere la cosa, y se fueron dejando una legión de fans preguntando por su futuro disco. Tremendos el aplomo, la personalidad y el sonido tan particular de los de Elsa de Alfonso. Pocas veces el debut de un grupo en la capital había dejado tantas bocas abiertas.
Para cerrar, Capitán, que venían de tocar el día anterior de bien cerquita, de la Siroco para la fiesta de Discoteca Océano. El flamante fichaje de la escudería de Felix, dio un concierto tan breve como certero, con un sonido directo, preciso y epatante para con un público ávido de ritmos afilados y oscuridades varias.
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Y de regalo os dejamos un excelente reportaje fotográfico del evento a cargo de Rosa Ponce: