EL CONCIERTO DE CANITO

EL CONCIERTO DE CANITO

No. No se preocupen ustedes. No vamos a hacer un nuevo panegírico de La Movida ni de los años 80. No es esto, pero déjennos que refresquemos la historia. En la Nochevieja de 1979 fallece José Antonio Cano -batería del grupo Tos– en accidente de tráfico; aparcado en la cuneta cerca de La Navata y fuera del coche, recibe el impacto de otro vehículo. La Escuela de Ingenieros de Caminos y el propio grupo decidieron hacerle un homenaje y programaron un concierto para el 9 de febrero de 1980. Pasaron por él grupos sin disco y con ganas: Alaska y los Pegamoides, los propios Tos reconvertidos en Los Secretos, los actualmente rejuvenecidos Mamá, Nacha Pop, Paraíso, los Trastos -pese al veto de su compañía CBS- y Los Bólidos. MermeladaAñade este contenido y Mario Tenia y los Solitarios también actuaron, un poco como hermanos mayores.

El resumen del concierto aparece en el programa de televisión «Popgrama» (TVE, 1977-1981) de Diego Manrique y Carlos Tena. Apenas había pasado un mes; fue el 27 de febrero de ese mismo año. Pues bien, traspasemos décadas y pongámonos en el momento actual ¿Sería posible eso hoy? La respuesta es, tajantemente, no. La presencia de grupos sin disco o aún sin prestancia en la televisión actual sería vista con tal extrañeza que pasaría directamente a la categoría de lo absurdo.

Imaginemos, por poner casos al azar, que un programa de televisión recogiera un concierto de Espanto, Primogénito López, Los Ginkas, Doble Pletina y, por poner alguno de mayor prez, Manos de Topo. Marea pensar en lo impensable. Y sin embargo esto existió. Hubo una época, con dos canales y sin horarios apenas, finales de los 70 y los 80 en pleno, que fueron un hervidero. No solamente el «Popgrama», sino también el «FM2» (1988) que Manrique hizo con Christina Rosenvinge, el «Auambabulubabalambambu», el «Musical Express», el «Caja de Ritmos», el «Pista Libre», hasta un concurso de temática musical -el «Popqué»-. Incluso los programas convencionales como «Aplauso» o «Tocata», acogían actuaciones de grupos nuevos. Pongo un ejemplo, uno sólo: los Zombies en este último programa; inenarrable. Hoy todo esto se ha perdido irremediablemente, la labor pedagógica de la televisión en el campo musical -no digamos ya el resto de artes- es nula, cero, vacío.

Bien es verdad que hoy Internet acude a todo, abarca todo, fagocita todo. Pero no es lo mismo, disculpen. Internet es el medio ideal, puedes acudir a cualquier cantante, de cualquier grupo. Bien, pero hay un problema, ¿a cuáles? Internet representa muchas cosas buenas pero representa también un menosprecio increíblemente radical por la labor del periodismo musical, por el filtro, por la selección de alguien con criterio. No negamos que los miles de blogs que corren por ahí tengan increíbles propuestas, razonados criterios; no negamos incluso que el mercado funcione aquí, que los mejores han de ser los más buscados. Pero hay algo que no cuadra, los grupos nuevos no llegan a las masas -siempre hay, claro, Vetusta Morla, Love Of Lesbian– y la tele viene a ser un escaparate para viejunos y latinos, algo lógico, pero pobre si no quedan espacio para otras propuestas.

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