Los de la Torre cierran el prolífico año 67 con un extended play navideño, de esos que traen cuatro villancicos de los de toda la vida. Con órgano, carraca y bajo a piñón fijo van desgranando estas canciones. Cantan con la misma armonía y casi con la misma compenetración con la que una familia bien avenida canta tras la cena de Nochebuena. Y no me extraña después de un amo ciertamente extenuante.