Marcha con mucho tambor redoblante para la poderosa “Viejo marino” con la que Massiel comienza a alejarse poco a poco de su pasado protestante para abrazar la comercialidad y el chunda chunda. Tiene algo de añeja canción cinematográfica y la orquestación suena a película bélica.
Ritmillo sandunguero en “Detrás de la montaña” y voz un tanto desgañitada para imponerse al coro y a la orquestación. Aunque el timbre es muy distinto, si uno cierra los ojos puede imaginarse a una Karina, pongamos por caso.
Single perfectamente olvidable y sin lustre por ninguno de sus dos lados.