«Vida Gris 32» es una obra maestra. Uno de los grandes discos del s. XXI en la música underground española. Repleto de genialidad, de temas inmortales y de excelencia creativa. Es, sin duda, el trabajo que catapultó a Gúdar al altar mayor de los «grupos de culto» de la independencia nacional. Fue grabado en 2010 en el estudio que el colectivo montó en Esplugues de Llobregat (Estudios Tu Presidente), y cocinado al fuego lento de muchas horas de ensayo y trabajo en un espacio vivencial confortable y efervescente de ideas. Lo produjo y autogestionó la propia banda bajo el sello primigenio fantasma El Piñonero Grabaciones , con la colaboración de Cristian Pallejà (que ya estaba convirtiéndose en gurú técnico del Barna Sound) y masterización de Ives Rousell. Ya se había producido la salida de Elena Comas de la banda, que no del colectivo, quedando constituida la formación definitiva por Albert a la guitarra y voz principal, Nele al bajo, Olivia teclados, melódica y coros, Eloy a la guitarra y aparatos y Alberto a la batería. La portada de nuevo corrió a cargo de Guille Mendía.
«Vida Gris 32» es una joya del pop experimental heterodoxo, repleto de momentos de gran altura lírica, de confesionalidad sintiente, de excelencia compositiva, de poesía contemporánea, de underground militante, de inspiración instrumental y de intimismo socializado. Contiene tres de los más excelsos temas del repertorio clásico de la banda. Tres himnos generacionales que pronto empezarían a corear en modo éxtasis un creciente número de incondicionales: «Nada que hacer«, «Los conocimientos» y «Carretera Perdida«.
«Nada que hacer» es un himno coral sobre los cuidados de quien te quiere y las tendencias autodestructivas en entornos dionisíacos interminables. Una canción de cuna que acaba en tormento sonoro insomne. Corearla arrobado en primera fila se convirtió en una experiencia mística para los fieles de Gúdar más incondicionales.
«Carretera Perdida» es un maravilloso homenaje a la peli homónima de David Lynch, todo un relato de la experiencia del extrañamiento y la disociación. La canción mantiene una creciente tensión llena de dramatismo y angustia hasta el abrupto final. La letra, en primera persona protagonista, se llena de estupor en boca de Albert, como el monólogo interior de un paranoico delirante. Hazte Lapón la versionarían magistralmente en el split Puente Aéreo vol.1: Gúdar + Hazte Lapón (LaFonoteca, 2014), de ambas bandas, editado por LaFonoteca en 2014.
«Los Conocimientos» es una canción de una belleza sublime y un alegato político de gran profundidad. «Todos los conocimientos para todas las personas» es ya de por sí un lema ilustrado inigualable para proclamar la socialización del saber humano y la liberación de la humanidad por el saber. Pero la canción nace lo más inmediato y arraigado, de lo más íntimo, del huerto de la abuela en el pueblo y de un mundo rural en desaparición. De la España vaciada. Del campo. De la pérdida de lo importante. Y de nuestro lugar y responsabilidad en ese vacío, donde anida el saber ancestral, la felicidad de lo pequeño y la plenitud de los instantes. De la ruralidad militante. La guitarra rasga y los teclados martillean una dulcísima melodía infantil convertida en vals (una constante en Gúdar) mientras se van del pueblo los urbanitas de antiguas emigraciones y los domingueros. Después vendrá toda una explosión de artillería dialéctica poética en forma de proclamas a dúo entre Albert y Olivia, mientras se despliega al arsenal minimalista y lisérgico instrumental.
No se quedan atrás el resto de temas del disco. «Vida Gris«, el tema que titula el disco, es a veces un delirante y experimental desvarío y a veces una melodía preciosísima sobre el presente gris de una vida de convencional conformismo. Sobre normalidades anormales, mediocridad, trabajos, rutinas asesinas y el poder salvífico de las canciones que nos gustan. Otra constante Gudariana.
«Bratislava-Cataluña» es un canto al entorno de cercanía como única patria («ya no quedan países«). «Aníbal» es un retrato intimista de la infancia del hijo, con la característica cacharrería sonora. El minimalismo lírico y la experimentación sonora colectiva vuelven en «El futuro«, como un corto de una alucinación angustiosa. «Mis relaciones sociales«, otra pesadilla sobre incertidumbres vitales con aparataje sonoro heterodoxo. La psicodelia más lisérgica y extraterrestre se despliega por mundos infinitos en «Las cejas«, para acabar tocando tierra en forma de bonita canción pop. «Me colgué en el Daydream Nation«, además de proclamar el amor por Sonic Youth, es una brutal demostración de noise pop.
En definitiva, «Vida Gris 32» es un disco fundamental en la carrera de Gúdar, la obra con la alcanzaron la madurez como banda y la que supuso su reconocimiento entre las aristocracias de la música independiente y el underground patrios. Donde se forjó su leyenda como grupo de culto.
El álbum, editado originalmente en CD en 2010, se reeditaría felizmente en vinilo en 2017 por Hijauh USB? y Fikasound, con minimalista portada gris y artwork de Olivia Tirana.