Pablo Sycet, tras la muerte de Blanca Sánchez, que ya había comisariado la exposición de La Movida en Madrid, retoma la idea conjunta y decide realizar una retrospectiva de uno de los artistas más totales que ha dado nuestra geografía, centrándose, precisamente, en su faceta más desconocida, la de ilustrador, dibujante y pintor. Así, con ayuda de la Comunidad de Madrid y la XXX Mostra del Cine de Valencia, dedicada a su padre, el grandísimo cineasta Luis García-Berlanga, se realizan sendas exposiciones en Madrid y Valencia recogiendo más de un centenar de obras en distintas técnicas y formatos, procedentes de colecciones privadas, algunas de amigos como Pedro Almodóvar, Manolo Campoamor (Kaka de Luxe), de la propia familia Berlanga o de Eugenia Niño (Galería Sen), por citar algunas fuentes. Además, interesantes fotografías a cargo de importantes nombres como Pablo Pérez-Minguez, Pablo Sycet, Álvaro Villarrubia o Alicia Aguilera, también algunas procedentes del propio archivo de la familia Berlanga. Se completa la muestra con documentos personales, manuscritos y relatos que sin duda nos abren una puerta a un universo genial, único y repleto de contradicciones, que nos acercan a conocer, un poquito más, el lado más humano de uno de los mayores talentos que ha dado este país.
De esta genial iniciativa y valiosa exposición, se publica un no menos genial y valioso dossier al que se añaden declaraciones de personas muy cercanas a Carlos Berlanga. Emotivas son las palabras de Alaska, las anécdotas de Almodóvar o el modisto Antonio Alvarado, que perfila la parte más superficial de Carlos, las del propio Pablo Sycet, el pintor Julio Juste, el diseñador Sigfrido Martín. Cargadas de emoción las letras de su hermano Jorge («Tuvo todo lo que quiso perder, desde el origen de la inocencia herida, apurando la vida en todo su gozo venenoso»), impagables las anécdotas de Bernardo Bonezzi (Zombies), o Mario Vaquerizo. Reveladoras las de la escritora Paloma Olivié, gran amiga de Carlos y compañera compositiva de esa joya intemporal que es «Indicios» (Compadres, 1994). Y especialmente emotivas e interesantes las palabras de su buen amigo Nacho Canut, que finaliza diciendo lo que todos a estas alturas pensamos: «Podría escribir mil páginas, pero no escribo más porque odio hablar de Carlos en pasado».
Jesús Ordovás nos regala una entrevista inédita sobre las Vainica a Carlos, en la cual este confiesa su alegría por que una nueva generación de músicos como Le Mans o La Buena Vida hayan tomado su testigo en cuanto a admiración se refiere por el genial dúo («Vainica son como los Beatles de nuestro país, el grupo por excelencia del pop español. Son geniales») y Rafa Cervera realiza una restrospectiva a su obra musical.
Precisamente es Rafa Cervera el encargado de completar este dossier con un CD que, como colofón reivindicativo, incluye dieciséis cortes: «El ángel exterminador», «El verano más triste», «En el volcán» y «Septiembre», de «El Ángel Exterminador» (Hispavox, 1990); «Tazas de té», «Indicios de arrepentimiento», «Traición» y «Si no es por ti», de «Indicios»; «Rayos de plasma», «El mundo del Quark», «Erotismo e informática» y «La cajera», de «Vía Satélite Alrededor de Carlos Berlanga» (Edel, 1997); y «Lady Dilema», «Vacaciones», «Cul de sac» y «Manga por hombro», de «Impermeable» (Elefant, 2001).
Además, se incluyen tres maquetas inéditas, procedentes de las sesiones preparatorias de «Indicios» y cedidas por la familia Berlanga –«Rafa», «Lo que se da no se quita» e «Interior / Exterior», que datan de 1993 y se encuentran bajo la producción de Fangoria. Son realmente buenas. La elegante «Rafa» mezcla de forma magistral las palabras fama y lujo con a troche y moche, «Lo que se da no se quita», ensoñadora y desengañada y, sobre todo, «Interior / Exterior», bailable y, aunque electrónica, con un sello personal que quizás se echase en falta en el «Vía Satélite».
Por último, un cuando menos curioso dueto con Paco Clavel –«La rebelión de los electrodomésticos»-, procedente del disco «Duets» (Barça, 1994) producido por Joe Borsani, y el resultado del proyecto Franxipan, experimento efímero junto a Canut que dejó como único fruto el tema «Leblón», y que apareció en el recopilatorio «Un Capricho Autoreverse» (Autoreverse, 1999) junto a grupos como Chico y Chica o Hidrogenesse.
Normalmente no solemos puntuar recopilatorios, pero cuando algo se hace con tanto mimo, tanta profesionalidad y tanto cariño, y además se ofrece algo tan necesario e interesante, es justo valorarlo como bien se merece. De sobresaliente.
