El debut de Uzumaki llega en formato cassette, de la mano de la asociación entre Boston Pizza y Discos Porno. Seis cortes con un sonido explosivo, en el que cabe un poco de todo: punk, actitud, Nirvana, Suicide, máquinas frías, electrónica, gritos ahogados y extraños…
En la portada del cassetteaparece la cara de un participante en un mensur. “Los mensur son combates de esgrima con armas de filo entre miembros de una Studentenverbindung (asociación estudiantil en los países de habla alemana). Están reglados por normas estrictas. En los mensur, como en esta música, lo importante no es lo que parece en un principio (herir a los otros); lo importante es ser herido, pero tampoco exactamente. Lo importante es que te dé igual lo que te pase, pero no porque seas un perdido que no valore su vida. Se valora el coraje. ¿Es más útil el miedo o la arrogancia?”. Uzumaki afrontan la música como el samurai conocedor de la futilidad de la vida, como el guerrero que va a la batalla conociendo el final que le espera. Por eso emplean guitarras afiladas y cortantes, por eso incluyen gritos de cerdos camino del matadero, por eso recurren a lo violento y visceral, a las melodías que traen el sosiego en el fragor de la batalla. Como bien comenta Cibrán Tenreiro: “Estas canciones parecen preguntarse eso, y la clave para entenderlas está en las cicatrices. Se puede presumir de ellas, pero también se pueden pintar con rotuladores y en todo caso marcan una herida. Por eso se escucha en el sonido de Uzumaki una batalla frenética y permanente”.
Uzumaki traen potencia, energía y frescura; fuerza y juventud. Escuchar la inicial “X” es suficiente para darse cuenta de ello. Ecos de los Big Black de “Songs About Fucking” (Touch & Go, 1987) y ritmos punzantes que se clavan en la piel con una facilidad inusitada… “Jodido mono enfermo asfixiado en un condón / no tienes secretos y te desprecian los robots. El precio de tu piel tiene que ver con permitir ese hueco molesto que dibuja tu perfil… ¿Crees que no lo sé?”.
En “Ellos” pisan más a fondo el acelerador para en “Turbomatriz” trepanar cerebros y agitar conciencias: “los seres humanos quizás somos demasiados / nada anima tanto como un crimen impune / estiras la cabeza intentando respirar / son solo reproches los que nos unen / nos echaron hace tiempo de su altar”.
“Grimosidad de esqueleto” trae ritmos más hardcore, crudos y violentos… “Las niñas debajo de las faldas / ¿Por qué están llenas de babas? / Y resbalan… Su piel es suave y resbala”.
“El hábito de la energía y la temeridad” y “Hikikomori” – término japonés para referirse al fenómeno social en el que las personas deciden abandonar la vida social, alcanzando grados extremos de aislamiento y confinamiento- traen el éxtasis. Ésta última termina con las palabras de Julián Hernández en «La Edad de Oro», en una hilarante entrevista de Paloma Chamorro a Siniestro Total: “Nosotros somos inequívocamente carpetovetónicos / es absolutamente imposible hacer otras letras / no se puede decir aquí ‘nos paseamos por Berlín’, porque no nos paseamos por Berlín, sino por Porriño”.