La aparición de un disco nuevo de Asfalto en 2008 podría parecer una utopía, y de hecho, lo es. Ya hace catorce años desde su anterior álbum “El Planeta de los Locos” (Libélula, 1994) y de su posterior separación. Hasta ahora Julio Castejón había trabajado en solitario sacando dos buenos discos. Junto a Carlos Parra (teclista y voz) miembro de Los Trípodes, Raúl Santana (guitarra y voz), Juanvi García (bajo) y Viti Ilarraza (batería y voz) se decidió a emprender una nueva aventura que en principio se iba a llamar Arihan pero que acabó llamándose Asfalto, como tenía que ser. Único miembro que ha estado en todas sus formaciones desde 1974, ahora el líder indiscutible que se encarga de la dirección y composición de todo el nuevo material.
El disco se empezó a fraguar en el 2006 y no se terminó hasta principios del 2008. Se grabo en el estudio personal de Viti Ilarraza bajo la supervisión de él mismo (quizás por eso suene tan bien la batería), Julio Castejón y de su hijo Paul Castejón. El sonido es nítido y potente lo que permite disfrutar a tope de este buen trabajo.
Decir que nos encontramos ante uno de los mejores discos de Asfalto puede sonar exagerado, lo entiendo, pero solo para los que no lo hayan escuchado. En “Utopía” (Imagina, 2008) volvemos a disfrutar de ese rock progresivo de “Al Otro Lado” (Chapa, 1978) y (en menor medida) de “¡¡Ahora!!” (Chapa, 1979), que engancha con este último para continuar en la línea de mezclar temas sinfónicos con otras buenas composiciones en ese género inclasificable que es la música de Asfalto. En esta nueva etapa cantan todos menos el bajista, Juanvi, dando más vitalidad y color a los temas. Raúl Santana es el encargado de las partes vocales más fuerte, tiene una potente voz al estilo de sus antecesores Miguel Oñate y Richie, y es el encargado de interpretar las canciones de estos sobre el escenario. En cuanto a la presentación del CD hay que resaltar la esmerada carpeta y libreto interior.
La obra la forman doce composiciones que comienza y termina con “Utopía” su tema central. Es una larga suite, llamémosla sinfónica o como guste, sencillamente espectacular. Dividida en tres partes “Piedra sobre piedra”, “El simio erguido” y “Un mundo nuevo”, nos cuenta la evolución del ser humano y alcanza cotas de emoción y dramatismo poco usuales en el rock de por aquí (y de por allá también). La música subraya el texto a la perfección.
Para continuar viene “Gente como tú” del que se hace un video-clip. Una canción sencilla y optimista, con un mensaje por la integración de los distintos, en contra del racismo y que podría llegar al gran público si tuviera ocasión de escucharla. En esta línea está también “Nunca está de más”, con un estribillo que se te pega a la primera. Hubiera mejorado con una sección de viento de verdad.
“Transparencias” es otra de las piezas fundamentales del disco, y va con sorpresa final ¿son Pink Floyd? Desde luego suena a “Wish You Were Here” (Harvest, 1975). A continuación viene el “Lusitania Exprés” con un riff que nos recuerda mucho a “Inmigrant song” de Led Zeppelin (no son malos parecidos, no).
“Quiero que sepas que lo sé” es una bonita balada a medio tiempo con violín incluido, más popera que el resto, agradable en la escucha y con buenas armonías. Otra buena historia es “El último vuelo”, que parece la historia de un aviador exiliado en México tras la Guerra Civil y que tiene un paralelismo evidente con “Héroes anónimos” del primer disco en solitario de Castejón.
Y llegamos a ese temazo que es “El pescador de sueños”, que suena a Pink Floyd una barbaridad -sobre todo la guitarra- y es de lo mejor del disco. “Cambios” es otro tema largo al modo clásico de Asfalto y que no hubiera desentonado nada en “¡¡Ahora!!”, por ejemplo. Cierra el disco la instrumental “Utopía reprise” pausada y relajadamente.
Una buena colección de temas, un disco trabajado y bien ejecutado que se aleja del rock más duro de otras épocas para traernos una música madura y transcendente que esperamos tenga pronto continuidad en el futuro.