En los años que van de “Exprime la Naranja” (Chapa, 1979) y “Unidades Didácticas” (Avui, 1982) habían pasado muchas cosas en la música española. Borne siguen fieles a su experimentalidad, pero esta vez en terrenos aledaños al pop. Ritmos a piñón, atmósferas que recuerdan a los Police más oscuros, uso atrabiliario de las voces que ni cantan ni callan, sino todo lo contrario.
A esas alturas Borne era un trío básico con Víctor Molero en la guitarra y los hermanos Oca en la cosa rítmica. Así el asunto, se va a convertir en un continuo paisaje de punteos de guitarra y percusiones más que variadas. El gran problema de este disco son las voces. Ninguno de los componentes era cantante y eso se nota y mucho en temas interesantes como “Oscuro ajedrez”, que habría podido ser un trallazo pop con una mejor interpretación vocal. Algo parecido ocurre con el tema más promocionado, “Gallitos de pelea” un rock trufado de elementos urbanos. En la misma línea encontramos “Spot” con defectos de grabación y voz mejorable, pero buen tema, no obstante.
La parte más experimental viene de la mano de temas como “Ponti lob”, que se convierten en un derroche de efectos guitarrísticos, o “Amanece la noche”, que trabaja mejor las voces. La canción que da título al disco en una pieza de pop premeditadamente tontorrón, cuya banalidad tiene su gracia.
Un LP que tuvo muy poquita promoción y que incluso no aparece reseñado en alguna prestigiosa catalogación discográfica. Una pena la masacre vocal que deshace un puñado de canciones aprovechables.