La carrera en solitario de Ana comienza con distinto discurso al acostumbrado, rociada en purpurina, envuelta en un aura de musa glam, y con unos arreglos basados en guitarras potentes al más puro estilo Dinarama.
La temática «gótica» se sigue conservando, la más oscura del lote sea quizás «Lágrimas«, pero en general se da de lado en las formas, incluso abrazándose una extrema felicidad en el tono muy a lo The Buggles o Cyndi Lauper, un poco estridente y agotadora.
Y es que si «Una noche sin ti» da el pego quizás como novedad, al llegar a «Volveré«, un dueto con Battaglio de La Frontera, lo enérgicamente sobreactuado ya ha acabado cansándonos a estas alturas. Es por ello que quizás se agradezca de manera especial la quietud y sosiego del tema instrumental.
Un trabajo algo flojillo, y es que lo cierto es que la carrera en solitario de Ana, por mucha admiración que uno la profese, es más bien discreta. Lo cual no quita para que su figura hubiera de estar más reconocida.