Si para la reedición de «Mermelada de Tomate» (Cydonia, 2004) fichan ya por BCore añadiendo tres canciones extra, su nueva etapa bajo el sello de Barcelona alcanza su punto álgido con la grabación de «Turismo de Interior» (BCore, 2006). Y es que, sabiendo el impecable historial a favor del hardcore del sello, a Sibyl Vane el cambio les radicaliza. De hecho, ya era conocida su filia por algunos grupos de la escena barcelonesa al abrigo de BCore (Nisei, sin ir más lejos), y puede que la llegada a este nuevo entorno hiciese que su sonido se endureciese aún más.
Con los segundos discos suele ocurrir o que un grupo se desinfla o que enfila su carrera. Afortunadamente para Sibyl Vane ocurre lo segundo, por dos razones: no sólo afianzan su estilo, sino que además toman conciencia de sus armas sonoras, tornándose más agresivas y afiladas en muchos de los temas de este «Turismo de Interior».
Por otra, parte, e igualmente interesante, el disco parece el resultado de un gran fiasco, emocional o vital. Aquí hay más rencor, más consciencia de uno mismo y mucha más mala leche. Las letras son más introspectivas que en el anterior álbum, llegando a conclusiones que, por un lado amargan, pero representan la realidad de las relaciones tanto personales como sociales. De hecho, en algunas entrevistas reconocen haber estado inspiradas incluso en Los Planetas. El humor es más velado y ácido, y si no que se lo pregunten a esa «Madre soltera» y sus consejos a su hijo.
Desde el principio ya se advierte con el single «Turismo de interior» que la evolución no solo pasa por los textos sino que también hay muchas horas de ensayo. Más precisas, con cambios más meditados y menos evidentes, la carga de adrenalina hay que soltarla igualmente, y cuando ello sucede, agárrese quien pueda. Como claro ejemplo, la ruda «Te voy a matar», en la que uno no desearía ser el destinatario de las frases que profieren, aunque el recado sea también para si mismas.
Lo mejor es que Sibyl Vane son conscientes en todo momento de lo que hacen: no te mienten en «Mientras dura» ni en «La primera piedra», y reclaman lo que es suyo (y de Sleater-Kinney, uno de los principales referentes en este disco). También es muy señalable «Bahamas», donde el sosiego encuentra su lugar, aunque ello sea una excepción en este «Turismo de interior».
Porque si algo han aprendido de las buenas inspiraciones musicales que tienen, es que hacer un disco crudo y compacto da una gran credibilidad en el mundillo del rock independiente.