Turboviolencia

Nueva entrega de VVV [Trippin’ You], el disco de madurez con el que constatar la solidez de la propuesta de la banda.

Portada con diseño a partir de una foto con el ojo de un conejo (en un intento de indicar inocencia, decían ellos en algún lado) y en la foto de la carpeta del interior, la jaula vacía de la que probablemente saliera el animal. La grabación la realizó Adolfo Párraga y la masterización Alex Cappa en los Metropol Studios.

El grupo acredita colaboraciones en varios frentes: la composición de «Algo que explotar» por parte de Manuel Salas Ruiz (San Fierro), la composición de las guitarras de «Amianto» por parte de René (Añade este contenidoDharmacide), los arreglos de sintetizador de esta canción de Miguel Grimaldo y los coros de «Lluvia de marzo» por Diego Escriche.

Comienza el disco con la fantasmal «Nadie es leal», donde los «tiros» preparados en la mesa desencadenan revoluciones y besos en la boca.

Temas existenciales, involucrando la muerte y la angustia de perder al ser querido («Hiedra verde») y con intensidad emocional tanto en la música como en la letra («Algo que explotar»).

Por su parte la electrónica disparada llega a hacerse con el control de la situación por completo, como en «Matar el tiempo». La cara A termina, de manera mucho más relajada después de la explosión del tema anterior con la etérea «Mostruo», donde en menos de dos minutos se gestionam reflexiones internas de culpa en ambientes post-party: «Recojo el spiz del suelo del baño / secando con el mechero la orina / algo brilla en esta ruina«.

Hay muestras de una mayor exploración en la parte musical que en ocasiones anteriores, y buena muestra de ello lo aporta «Odiar frontal», probablemente uno de los cortes estrella del disco, que recoge el ánimo destructivo de algunos de los arrebatos de VVV.

Pero el caso es, que puestos a elegir dónde logran tocar la fibra más de lleno, yo no tendría duda en quedarme con «Lluvias de marzo». Una atmósfera de elegancia exquisita que arropa, de nuevo, reflexiones de calado entre vahos de fiesta: «El día que fui consciente / de que te ibas para no volver / porque nadie ha vuelto de la muerte / en ningún amanecer«. O de igual forma: «Quien me iba a decir / que iba a creer en algo más allá / de lo que pueden ver mis ojos / para sentir que no fuer todo«.

La cara B contiene además «Amianto», el tema en el que la parte vocal corre a cargo de Elinor. Es igualmente una canción hermosa, donde la electrónica penetra por la piel para inyectar intramuscularmente frío y la voz de la teclista. Impresionante.

Medicina anestésica subiendo como símil de la atracción y amor. Estados inducidos por las drogas como sensaciones amorosas. Las letras de VVV son poesía de (auto)destrucción y reflexión entre nubes y efluvios químicos de fiesta. Turboviolencia es un ejemplo bello e intenso de su música.