Sin duda la mejor canción de las diez contenidas en “Lorenzo Santamaría” (Philips, 1981) fue la elegida para encabezar este sencillo con el que el mallorquín volvía a sus fueros románticos y volvía consiguiendo todavía una notable repercusión mediática y comercial. Quedaban lejos los años en que encabezaba listas de ventas, pero aún tenía el tirón y la calidad suficiente para meterse en esas mismas listas y para tener numerosas galas cada año, algo que afortunadamente para él nunca le faltó en quince años seguidos de carrera en solitario.
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