El primer trabajo de Triceratops es una de esas joyas ocultas del rock nacional. Un rock ácido y psicodélico que tanto puede acercarse al pop más cálido como a los largos desarrollos cargados de virtuosismo instrumental que presiden muchos de los cortes. En ese sentido la huella de Kozmic Muffin es muy evidente.
En la grabación colaboran Félix Arias (coros) –Lovely Luna– y Abelino Fernández (percusiones).
Si hablamos de influencias, la banda siempre ha reconocido nombres como Lou Reed, Rolling Stones, Jimi Hendrix, The Beatles o The Who, pero podemos citar dos formaciones vecinas que marcan el sonido de este primer trabajo: Kozmic Muffin y la Elephant Band.
La suavidad pop y la energía del rock se asocian en “Nightmare” para dejar clara su pasión por los sonidos más ácidos y psicodélicos con “Oh my sheep!”. Los arreglos de cuerda y los brillantes desarrollos instrumentales son el santo y seña de la banda.
El pop luminoso encauzado a base de dulces coros inunda canciones como “I can’t trust her” –un tema que es capaz de poner realmente los pelos de punta- mientras que la crudeza y la suciedad tienen cabida en cortes como “All the thighs”. “I go drunk” y “Hidding place” por su parte siguen una línea experimental muy marcada.
Su siguiente largo, “Feelin’ Fine” (Zero, 2003), no alcanzaría las cotas de brillantez de su debut.