Triángulo de Amor Bizarro son una de las bandas más solventes de la escena nacional. Mantienen con cada entrega unas cotas de calidad y ambición altísimas y consiguen siempre sorprender al oyente con cada nuevo disco. En esta ocasión no es una excepción, y nos topamos con uno de los mejor trabajos de la banda. Un trabajo de nuevo producido por Carlos Hernández.
“Es nuestro primer disco de pop contemporáneo, es un disco en el que intentamos transmitir nuestras emociones reflejadas en el ahora, transformadas y distorsionadas por la tecnología que usamos para transmitirlas”.
Su idea era empezar un nuevo camino con su quinto disco. Dejar los cuatro primeros como una unidad y separar ambos bloques con el EP conceptual «El Gatopardo» (Mushroom Pillow, 2018). Volver a aprender a hacer música desde cero, dotar todo de una mayor concreción, personalidad y pureza.
El objetivo era hacer un disco contemporáneo, un disco hijo de su tiempo. Apartarse de todo aquello que no les gusta y que no quieren ser, alejando las canciones del centralismo, de la norma… de ahí esa portada que simboliza el conjunto vacío, la nada. Abandonar el centralismo en pos del extremismo. Pasar del barroco al minimalismo, viviendo intensamente cada canción y llegando hasta el final asumiendo todas las consecuencias.
El disco lo abre precisamente la canción más extrema e intensa de todas, “Ruptura”. Ecos de Big Black, de “Robo tu tiempo”, de hardcore industrial, y una manera de jugar al despiste presentándola como primer adelanto del disco. En un interesante hilo de twitter explicaban a fondo el sentido de la canción: “trata de la ansiedad, del miedo ante el futuro cercano, ante esas situaciones en que parece que todo va a explotar. Es una canción sobre el momento anterior a la detonación. También trata, en cierta medida, de algunos acontecimientos actuales, como el brexit, el cambio climático, los cambios tecnológicos, el miedo a las epidemias, LA EPIDEMIA, la xenofobia, los fachas… en definitiva, de la ansiedad mundial generalizada fruto de estos tiempos. La canción no lleva ninguna guitarra: la instrumentación es batería, bajo, voz y sintetizadores. En todas las canciones nos imponemos algunas limitaciones, ayuda a que vayan cogiendo su personalidad y nos obliga a discurrir. La ausencia de guitarras nos obligó a buscar”.
El tema está directamente relacionado con “Fukushima”, un corte más dócil que destila dream pop frío y maquinal. Sonidos sintéticos de la electrónica clásica aderezados con una melodía brillante y una letra escrita sobre cristal líquido llena de frases para el recuerdo “En la periferia no hay nada que hacer. Tú eres tu propia amenaza”.
“’Ruptura es melliza de ‘Fukushima’, a la vez son las más distantes. Son la frontera del disco. Una es la abrasión de la industrialización, otra es la frialdad informática, pero tienen en común la electrónica, que nos alejan del calor y el cariño humanos. Justo como la ansiedad y la soledad”… ‘Fukushima’ es una canción sobre la soledad. La soledad de un mundo interconectado, donde solo ves lo mejor de los demás mientras tú convives con tus horas más bajas. Una soledad culpable en un mundo lleno de máquinas construidas para entretenernos. Está planteada en primera persona, sola consigo misma. Para reflejar esto de forma musical, pensamos en cosas que transmiten extrema soledad: zonas de exclusión por accidentes medioambientales… El álbum ‘Radio-Aktivität’ de Kraftwerk…”.
“No eres tú” es un medio tiempo con cadencia dub, un corte sobre el que sobrevuela la melancolía. “Vigilantes del espejo” es quizás el corte más inmediato del disco. Un single claro con vocación de hit y de himno postmoderno de la crisis de los 40… “Deja todo y ven conmigo / déjate llevar una noche más / deja el trabajo y a los niños / vuelve al tabaco, mantén la dignidad… Esclavo, siglo XXI / bienvenido a los cuarentas, deja ya de llorar / no abandones a tus amigos / vuelve a la droga que olvidaste en el cajón / Una noche más, una noche más / Una noche más, una noche más, una noche / y cuando amanezca, no te arrepientas”. Musicalmente bebe del pop inglés de los 80, especialmente de The Cure (muy cercana por momentos a “In between days”) y The Smiths.
Vuelven al rock abrasivo marca de la casa con “Canción de la fama”, un canto al capitalismo trasnochado, al anarco individualismo tan siglo XXI, al narcisismo delirante… “Tengo un sueño solo puede quedar uno”.
“Asmr para ti” nos trae de nuevo esa melancolía y ese dream pop etéreo que gana protagonismo en esta entrega. Recordando a Slowdive por momentos, presentan una canción de amor que rompe esquemas… “fuiste solo un destello / una mano fría sobre el mármol / un tajo en la palma de la mano / y un muerto desconocido… fuiste mucho más importante para mí / que toda la costa de Galicia / que todas las mareas / que todas las rías…”. Por el corte planea la violencia de género, algo que queda patente en ese “aunque no habrá más bailes para ti / tampoco más peleas ni arañazos”.
Ariadna (Los Punsetes) colabora en la intensa y veloz “Acosadores”. “Calígula 2025” es un corte con contenido político, retratando a un neofascista siglo XXI que nos hace pensar en referentes patrios de la ultraderecha.
Otra de las joyas del disco es “Folía de las apariciones”. Un corte intenso que va creciendo hasta alcanzar una cumbre llena de luz. Una búsqueda amorosa llena de épica y cambios de ritmo. Un fantasma en la noche busca a su amado… “Soy yo, Isa, quien te espera / ¿No hay nadie ahí que funda mi alma / enterrada en tu memoria / y me lleve al trono vacío / donde estabas tú?”.
Con Triángulo de Amor Bizarro hace tiempo que se agotaron los adjetivos. Acaban de entregarnos un disco realmente enorme, y ya van unos cuantos.