Las Ruinas acuden fielmente a su cita anual y nos entregan un nuevo LP. Una colección de canciones que como viene siendo costumbre están grabadas y mezcladas en Audiomayer y Micromaltese con Marco Morgione en la producción. La masterización corre a cargo de Javier Roldón en Vacuum Mastering. Mención aparte merece la fantástica portada, realizada nuevamente por Toni López, batería de la banda, y conocido en su vertiente de diseñador gráfico como Zinético.
“El estado del bienestar” y “Nada” han sido compuestas y cantadas por el bajista del grupo, Jaime Bertrán. Lo cual supone una novedad importante, ya que hasta ahora la única autoría de las canciones había sido de su guitarrista y líder, Edu Chirinos, exceptuando los temas instrumentales, firmados por Las Ruinas al unísono.
“De momento nos mantenemos en el propósito de hacer un disco por año, siempre hay material nuevo, ya que voy haciendo y ellos escogen después», comenta Edu. Mientras que «Acidez House» (El Genio Equivocado, 2013) era un disco más siniestro y oscuro, en su continuación aparecen más luces pop.
Abre «Yo fui abducido» el corte más oscuro del lote, ritmo lento, casi fúnebre… «Este mundo es extraño, o el extraño soy yo. Son las leyes de la gente / piedras para el infractor«. Haber sido abducido y tener que volver a la rutina del día a día es muy duro -«no me siento en casa / vengan a por mí otra vez«-, solo queda repetirse una y otra vez «no soy un perdedor, mi vida es especial» hasta el autoconvencimiento.
La producción y el acabado de las canciones mejora, está claro que la experiencia es un grado. Algo que dejan claro en «Autómatas«. Un corte post punk en el que el sol brilla… «Están programados para obedecer / de manera mecánica saben que hacer / se parecen al hombre pero no lo son / tienen mecanismos en su interior / Ellos no pueden decidir, autómatas«. El preludio perfecto para «La épica de la pobreza«, corte efervescente armado con guitarras acústicas y efectos psico-folkies; y una letra que es poesía urbana y postmoderna para los tiempos de crisis actuales y futuros. En el barrio obrero luce un arco iris en blanco y negro, la épica de la pobreza y el bolsillo en la cabeza.
«Ramón y Cajal» es un corte que recuerda al Lou Reed de «Vicious«, en el que Barcelona, lugar recurrente en su imaginario particular, es la protagonista. Se trata de uno de los mejores cortes que han entregado Las Ruinas en su intensa andadura. En «El olivar» traen ritmos contagiosos new wave, piscodélicos y yeyé armados con guitarras acústicas. Amores furtivos entre olivares con padres al acecho. Amor rural, que dirían Novedades Carminha.
En «Paseo marítimo» se ponen melancólicos. Pasear por el paseo marítimo «con mi fiel soledad» un domingo por la mañana cuando el sol brilla pero en el interior sigue lloviendo. Mañana a trabajar y «en mi cabeza otra vez lo que pudo ser y lo que es / es curioso lo que piensas que llegarás a ser y lo que finalmente eres «.
«Postales» nos trae su lado más punk y visceral -«esconde a los pobres bajo la alfombra / y haz la foto / haz la postal«-. Un corte hermanado con «Cansado de mí» y «Nada«. Se trata de los tres cortes más veloces, ruidistas y eléctricos del lote. El post punk de manual, reposado y lento, llega con la instrumental «Último tren«.
Las Ruinas nos entregan el que quizá es su disco más completo en cuanto a sonido y acabado de las canciones, pero no el más intenso.
