Descontento con el sonido de su anterior entrega, Jorge Martínez asume en persona las riendas de la producción en este tercer larga duración de la banda, que resulta ser un disco rabioso, aguerrido, con canciones contundentes como «El norte está lleno de frío«, «Ella saltó por la ventana«, «Bestia, bestia», o «¡Qué mal huelen los muertos!»; llenas de humor negro y caústico como «Eres una puta», «Todo lo que digáis que somos» o «Harto de ser el malo del lugar», tal vez no tan buenas como las del disco anterior, pero tremendamente potentes y llenas de rabia y mala leche, perfectas para funcionar en directo. Es decir, los Ilegales en su estado más puro, por si a alguien le hubiesen quedado dudas.
La canción de puro humor intrascendente la encontramos en «No me gusta el trabajo», en esta ocasión tirando cinismo. El romanticismo también tiene cabida, como en la excepcional «Enamorados de Varsovia», historia de amor desgarrado con escenario bélico de fondo, o «Sin remedio«, otra estupenda canción de corte fatalista, que pone punto y final al disco más «ilegal» de los Ilegales.