Los discos como «Todo Sigue Intacto» (Foehn, 2002) son raros y, sobre todo, raros de encontrar. Podríamos decir que Apeiron tienen un espíritu vanguardista y pionero, porque, por un lado se acerca a la «indietrónica» tan en boga en esos años gracias al sello Morr (el parentesco de los gallegos con Múm existe, aunque sea menor de lo que parece) y, por otro porque nunca se había hecho nada así en España (bueno, ni en ningún sitio). Aunque nos equivocaríamos, ya que Álvaro, Emilio y Belén, entonces unos adolescentes, no eran la vanguardia de nada ni representaban a nadie más que a ellos mismos, y ni siquiera. «Todo Sigue Intacto» es una obra que bebe de mil fuentes, pero que no se puede parecer a nada, porque pocas cosas son tan emocionantes como este disco.
«Alfa» desmiente el género electrónico al que se suele inscribir al grupo. Claro que si no supiésemos que las percusiones que suenan están hechas con una caja de Nesquik, todos seguiríamos pensando que son clicks and cuts. Tampoco es electrónico ese piano que suena a viejo, también en «Las palabras sin tejado», plagada de interferencias y la voz de Belén queriendo hacer rap. Un rap melancólico, lírico y por momentos empalagoso (ya hemos dicho que eran adolescentes) que recorre todo el disco: «Crepitación» es hip hop bizarro y con aire pop (adelantándose un par de años a lo que harían las primeras Cocorosie) y «Citizen» es una melódica a ritmo madchester (oh sí, es un disco que se puede bailar). La vanguardia, de la mano del ruido se puede encontrar en «Zia», ruido roto por una bonita coda que bien nos recuerda a The Cure (referencia también presente en la guitarra de «Deneb»). El disco acaba con la increíble «Ex», la canción que querrían haber firmado Cocteau Twins y no pudieron por exceso de almibar. Preciosa.
Con todo y pese a esa impresión de «disco pionero» de la que hablábamos, «Todo Sigue Intacto» no tuvo continuación más allá de la de sus creadores en solitario o con otros proyectos. Sí, la mimetización a la que tan aficionados son los músicos españoles (indies o no) no funcionó en el caso de Apeiron y su debut, un disco un tanto olvidado por medios y músicos pese a lo momumental y sencillo que es al mismo tiempo. Tampoco es de extrañar, «Todo Sigue Intacto» es, al fin y al cabo un salto al vacío y nadie en su sano juicio saltaría después. Por desgracia, claro.