En una nueva odisea, en la que el cantautor reivindinca este título y presume de hacer «canción protesta, señor, y también la carretera», Javier Álvarez se propone confirmar lo que se dejaba ver en «Así, Así» (DRO, 2003): que su creatividad sigue intacta. Y eso que arranca con una colección de títulos de canciones de amor (“Lover, Lover, Lover” no es una versión de Cohen), en la que rima “Agapimú” con “Just can’t stop loving you” y se queda tan ancho. Y hace bien. Partimos de París. Veremos que sale de esto.
“La balada de Lois & Clark” aterriza ya en Bagdad, y es un ejemplo de ese aroma el-mundo-va-como-el-culo-pero-te-quiero-y-soy-feliz que impregna «Tiempodespacio» (DRO, 2003), un trabajo más dulce que agrio, en el que Álvarez continúa con la máxima de sus dos largos anteriores: “voy a pasármelo bien”. “Paciencia infinita” es un sainete benemétito con desenlace manuchaero que recuerda a todos sus trabajos anteriores sin dejar de sonar tiempodespacio. De vuelta al amor, “Si te veo” es delicada pero rotunda. Tenía razón Álvarez, además de barato, el disco es bueno y bonito. “Trampa” -que sería utilizada para cerrar el conmovedor cortometraje «Invulnerable» (2005), de Álvaro Pastor y Antonio Naharro- es una continuación solvente de “Así, así”. Más discreta es su interpretación desnuda de “Michelangelo”, de Emmylou Harris.
Era cuestión de tiempo que Javier se lanzara, a su manera, a la piscina de las canciones del verano: “Cuando haces pop” es poco convencional y divertida. No hay que pedirle más; ni menos. “Ven”, perdida en electrónica minimalista, es aceptable pero no termina de cuajar. En cambio, “Si me miras”, pese a su escasa sutileza lírica, es más que resultona; y “James Dean”, que cuenta con las mismas armas que «Ven», sí convence. Con Ana Laan y Jorge Drexler martilleando en los coros, “Ni na no” (nueva visita hostil a la industria discográfica) se encarga de ventilar “Tiempodespacio” con su regusto camp.
Pero el ambiente pronto se vuelve a llenar de humo con “Una imatge”, a partir de un poema de Francesc Torrent. Para cerrar, un último recuerdo de Oriente Medio, “Banali banali”, y la esencia de todo esto: “Tiempodespacio”.
Al final resulta que el engima de por qué camino se iría después de «Tres» (Chrysalis, 1999) estaba desvelado en «Grandes Éxitos» (DRO, 2001), que no era un intruso en su discografía, sino una estación más en el camino. Este no es más que el siguiente paso. Y es cierto que no tiene canciones especialmente deslumbrantes, pero já 5 está muy bien equipado y puede ser el disco idóneo para acercarse a Javier Álvarez, ya sea desde la radiofórmula, desde el pop inconformista o desde la canción de autor.