Primer LP de la banda malagueña tras unas fructíferas maquetas en las que depuraron su estilo, para su debut en largo echan mano de Carlos Hernández -nombre vinculado a gente como Los Planetas o Pereza– y graban en Málaga, aunque las mezclas se hacen en Madrid.
La apertura del disco con la preciosa “Untitled Ballad Nº2” abraza al oyente con sus acordes cálidos y sus juegos de voces armoniosos, en la misma onda “Where you stay” se descubre como una balada hermosa empapada en hammond y con el tremolo por bandera en las guitarras. Canciones como “Dust, sludge, oil” y “Sunrise” exploran sin temor el folk eléctrico americano –remarco lo de eléctrico porque en su propuesta no aparecen guitarras acústicas–; por otro lado, temas como “Cold blood” y “Conchita’s dream” se mueven en un terreno más pop de clara tendencia indie.
La aparición de “Silver clouds” da la nota de color a un disco de corte tranquilo y sosegado, que parece beber a ratos de Neil Young, o como si The Byrds o Buffalo Springfield decidieran darle caña a las pastillas. Ideal para noches de invierno, o para esos momentos en los que alargas la mano y pides otra cerveza de la nevera.