Batería, bajo, guitarras, teclado y una voz desgarrada y versátil que se erige como una de las más destacadas dentro del panorama nacional. Esos son los componentes fundamentales de las primeras once canciones de The Sunday Drivers.
A finales de los años 90, en la ciudad de Toledo, Fausto Pérez (guitarra), Miguel de Lucas (bajo), Carlos Pinto (batería) y Jero Romero (voz y guitarra acústica), comienzan a tocar de manera local. De esos primeros días saldrían dos maquetas «[demo]» (2000) y «02» (2001), y un concierto en la sala madrileña Moby Dick de la mano de PopMadrid que les llevaría a firmar con la discográfica Rock Indiana. Con la grabación, un nuevo miembro pasó a formar parte de la banda, Julián, encargado de los teclados. Ya en 2002, y de carácter homónimo, el disco de debut de los toledanos llegaría al mercado. Sin obtener logros excepcionales, disfrutó de su correspondiente paso por Radio3, como todo buen grupo de corte algo más independiente que se precie, participando en diversos festivales nacionales como Espárrago Rock, Lemon Pop, Supersónico, Autumn Almanac, Summer in the City o el mismísimo FIB.
«The Sunday Drivers» (Rock Indiana, 2002) es un disco resultón y agradecido. Con claros guiños a la música británica, deja claro que la banda tendría en el futuro mucho que decir. Claramente influenciados por los sonidos retro y con una evidente pasión por los Beatles del «Rubber Soul» (Capitol, 1965). Temas pop-rock con una estructura poco compleja, melodías pegadizas, coros y estribillos cimentados en una base de guitarra y teclado. Los mencionados Beatles, los sonidos brit, Beach Boys, Byrds algo de Cat Stevens y más muestras folk del otro lado del charco, describen las intenciones musicales del quinteto español.
Recogiendo esto, comienza “Time time, time”, primer corte del disco -y posiblemente su primer hit, entre los muchos que contiene el disco- con una batería protagonista absoluta. Tras la agitación de “Time” llega “Coming Paradise”. Ya en el segundo corte la voz de Jero se hace presente y destacable, quedando patente que en la calma y en los momentos silenciosos funciona tan bien o mejor que acompañada del resto de instrumentos. Y continuando con los hits, encontramos “Better Life”. De nuevo batería potente y marcadas guitarras para una melodía retro y bailarina, de fácil asimilación y buen ánimo, con unos coros que la hacen pasto fácil de himnos y fans.
“Like I do” supone uno de los temas más destacados del disco. Con un ritmo más lento y una voz desgarrada, el pesimismo se hace patente en una composición sencilla y sin barroquismos, donde la potencia del bajo profundiza la emoción. Y de fondo un mar que encadena con “Summers” y los amores de verano.
“All is good around me” pone el toque de distinción y el ritmo funky al disco, con un teclado sugerente y setentero que rompe sin desencajar con el estilo marcado por los toledanos hasta el momento. Un corte para disfrutar y darse cuenta de lo interesante que puede ser un directo del grupo.