Templo

Templo

De este doble long play se ha dicho de todo y casi siempre se le ha colgado el adjetivo de “maldito”. El propio cantautor ha dicho en alguna entrevista posterior que se trataba del disco que él más aprecia de toda su trayectoria y, en todo caso, su edición dejó bastante perplejos a sus seguidores y levantó no pocas críticas. También su propio autor se ha quejado al respecto que se trata de un trabajo que no le dejaron terminar, sin aportar datos sobre qué era lo que había faltado.

“Templo” fue primero un poemario publicado por Aute en 1986, fue luego una exposición de pintura en la galería Kreisler 2, por entonces una de las galerías estrellas de Madrid, y, finalmente, fue un disco donde se musicaban aquellos poemas antes editados como libro.

Es evidente que quiso hacer un disco conceptual y experimental. Ya su propia edición transmitía un cierto elitismo. Salió a la venta en una caja de cartón que contenía los dos vinilos, más una serie de láminas de cuadros de Aute acompañados de las poesías que reflejaba cada una de ellas. Además se hizo una tirada especial numerada y firmada de puño y letra por el propio Luis Eduardo. Para hacerlo contó, entre otros, con músicos no habituales en su formación de acompañamiento, como el batería Tino di Geraldo, el guitarrista flamenco Manolo Sanlúcar o el saxofonista de jazz Javier Paxariño, más la ya habitual dirección musical y arreglos de Luis Mendo.

Las canciones indagan en la relación de erotismo y religiosidad en la pintura con múltiples referencias a textos evangélicos y partes de la misa católica. En palabras de Aute: “Creo que si Dios existe, sería sexo puro, que no puro sexo”, añadiendo que es un disco que será comprendido en el futuro. Todo esto levantó ampollas en las autoridades religiosas y a la vez dejó traslucir un acercamiento del Aute ateo confeso y militante a un Aute religioso a su manera.

Su contenido no se puede ni se debe desmenuzar a la hora de comentarlo, pues forma un todo y no es una colección de piezas sueltas relacionadas entre sí. Quizá debemos detenernos en “Aleluya Nº 5” cantada durante cinco minutos en forma de salmodia cristiana con muy escaso apoyo instrumental. Poesía desnuda que habla de íntimas penitencias y que parece inaugurar una nueva liturgia de alguna remota religión.

Un disco para escucharlo sin prejuicios ni recomendaciones previas que supone una especie de isla personal inexplorada con la que Luis Eduardo nos deja entrever su más recóndito mundo personal, muy difícilmente apreciable para cualquiera que no sea él mismo y a pesar de ello, capaz de destilar una magia que no deja indiferente a nadie.

Grupo:

Manila fue la segunda ciudad del mundo...

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Tracklist:

CD 1

  1. Aleluya nº 5
  2. El sagrado perfume
  3. No soy digno
  4. Éxtasis de ángeles caídos
  5. No la boca, sino el beso
  6. Descendimiento
  7. Angelus
  8. Pumpum, pumpum
  9. Irreversiblemente

CD 2

  1. Tengo sed
  2. Por dónde levitas
  3. Tu sueño eterno
  4. Cada vez que me amas
  5. Lágrimas de sangre
  6. Idiosincrasia
  7. Al fin
  8. Transfiguraciones

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